Robert Downey Jr. comenzó a consumir drogas a los ocho años animado por su padre, el director de cine de vanguardia Robert Downey, que durante quince años estuvo enganchado a la cocaína y la marihuana. Su cuna estaba junto a la mesa de montaje. El ... actor de 'Iron Man' creció con el sonido de la moviola y el desenfreno de las fiestas. Su destino era morir joven, pero protagonizó una de esas resurrecciones artísticas que adora Hollywood y ahora es una de las estrellas mejor pagadas.

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A Downey Jr. le ha dado tiempo a despedirse de su padre, fallecido el año pasado a los 85 años a causa del párkinson, en un conmovedor documental que acaba de estrenar Netflix. 'Sr.' (Senior) cumple dos funciones: descubrirnos la figura de un cineasta que hizo siempre lo que quiso, ajeno al sistema y la taquilla, y actuar como terapia para el actor, que parece idolatrar al hombre que lo introdujo en el cine y la drogadicción.

A la manera de una 'home movie' impúdica y en blanco y negro, el documental juega a que el veterano director ruede su propia película, que termina sin poder moverse de la cama a causa de la enfermedad en su amada Nueva York. Robert Downey Jr. no puede evitar mostrarse como la megaestrella que es, con su mansión en los Hamptons y videoconferencias con su terapeuta, pero hay momentos en que parece desvalido de verdad, huérfano y solo como en los años 90, cuando salía de la cárcel para ingresar en clínicas de desintoxicación.

«En casa había siempre coca y cannabis en cantidad. Cuando papá y yo nos drogábamos, era como si intentara expresarme su amor de la única forma que sabía», ha confesado el actor, al que le honra hablar con libertad y sinceridad de sus demonios personales en una película que le permite lucirse más que en cualquier aventura de Marvel.

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