La semana de... Marc Sala

El periodista tranquilo las 24 horas del día

Este catalán se encuentra a sus anchas en Madrid. Hombre tranquilo, solo le alteran las alertas del móvil, de las que vive pendiente. Pese a ser un profesional de la televisión, es incapaz de predecir su futuro

Domingo, 2 de octubre 2022, 00:29

Marc Sala es, junto a Silvia Intxaurrondo, el rostro de las mañanas de TVE. Él se encarga de la parte política del programa, las entrevistas y los análisis, y partir de las diez ella toma el testigo. Nacido en Tarrasa, Barcelona, en 1976, Sala es ... un catalán que se encuentra en su salsa en Madrid. Le encantan las callejuelas recoletas del centro de la ciudad, el teatro y la compañía de los amigos. Hombre templado, nada hay que le subleve. Vive por y para la noticia, y es difícil que desconecte de la información. Únicamente cuando deja en la taquilla del gimnasio el móvil, se desentiende de las alertas informativas. Pasa un buen momento profesional, ahora como presentador de 'La hora de la 1'.

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Lunes

4.20 horas. Me levanto pronto porque el programa empieza a las 8.30 horas. Lo llevo con resignación, es peor trasnochar; aunque a decir verdad lo de empezar con todo el día por delante me gusta. Es duro porque no todos los días consigo dormir pronto. Una vez que ha sonado el despertador y me he levantado, me digo: adelante.

4.40 horas. Me ducho y preparo el desayuno. Por respeto y no hacer ruido no se me ocurre conectar la radio a esas horas. En el coche que me viene a buscar repaso los periódicos.

5.00 horas. Llego a la redacción nos reunimos el equipo a preparar el tramo del programa que me toca, que dura hasta las diez. A primera hora preparo las entrevistas y me imagino lo que es la fotografía del día, por dónde puede ir. Voy a maquillaje, me cambio y hacemos el programa. Hoy he entrevistado a la vicepresidenta Nadia Calviño. Ha estado bien porque hemos conocido el dato de inflación y la valoración de la ministra.

Martes

9.00 horas. Sufro mucho cuando no disponemos de imágenes para contar las noticias, es una de las cosas que más me frustran. Cuando trabajaba en la radio, en RNE, narraba una cosa y eso ya se convertía en información. También lo paso mal con las entrevistas. Hay que preguntar bien, lo correcto, procurar que el político o quien sea no te meta el argumentario, que no se enrolle mucho. El ritmo es importantísimo.

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18.00 horas. Soy un catalán que se encuentra muy a gusto en Madrid. Me encanta. Es la segunda etapa que paso en la ciudad. También es cierto que en Barcelona se vive más tranquilo, eso seguro. Tengo la suerte de vivir en el barrio que más me gusta de Madrid: Ópera. Resido en una zona de callejuelas que son una maravilla. Es verdad que a veces hay más turistas de la cuenta, que tiene pocos servicios para los vecinos, pero estoy en una zona céntrica en la que aún puedo descubrir a los amigos una placita, un bar que les son desconocidos.

Miércoles

8.30 horas. Vivo muy pendiente de las alertas informativas del móvil, es un drama, ni siquiera me puedo olvidar de ellas en vacaciones. No obstante, este verano, que lo he pasado en Menorca, como buen barcelonés, la única conexión con la información que he tenido han sido esas alertas. Como todos, al final soy periodista las 24 horas del día.

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9.30 horas. Nunca he sufrido una crisis vocacional. Al contrario, a veces pienso: a ver en qué momento me relajo un poco. Soy un tío superafortunado y he podido hacer siempre lo que he querido. El camino siempre se me ha hecho muy fácil. Trabajo además en una empresa muy grande, que me cuida y me ofrece mogollón de oportunidades, de lo cual estoy muy agradecido.

21.30 horas. Me encantan las series, me entretienen muchísimo. Ahora estoy metido en el algo muy friki: empecé a ver otra vez 'Aquí no hay quien viva' y ahora estoy con 'Lo que se avecina'. Media hora antes de irme a dormir me veo un capítulo. Es maravilloso.

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Jueves

9.45 horas. Hablo al espectador de tú, lo cual me critica alguna gente, pero tengo en cuenta que el televidente es alguien que está muy cercano, a quien veo todos los días a la misma hora. Intento siempre hablar de una manera muy llana.

15.00 horas. Soy la peor persona del mundo a la hora de comer con mis compañeros. Me entra un sueño terrible, no pudo hablar ni pensar. Para poder dormir seis horas por la noche y estar fresco necesito una hora y pico de siesta, cosa que me cuesta mucho, porque siendo periodista siempre hay gente que quiere compartir una comida de trabajo. Es algo que me cuesta mucho, lo hago porque no me queda otra.

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17.00 horas. ¿Qué me hace apagar la tele? Pues que me llame un buen amigo para salir a dar un paseo. Entre mis amigos hay de todo: profesionales del medio televisivo y también muchas personas ajenas a él, que es lo más sano del mundo, es muy bueno que te digan: «nene, qué me cuentas».

Viernes

9.10 horas. La tele está variando continuamente, no sé cuánto tiempo le queda tal y como la conocemos. Detectar por dónde se mueve la gente, cuál es el futuro, es una de las cosas más complicadas del mundo. Todo es muy mutante, lo cual me estresa bastante. Incluso la televisión por 'streaming' está cambiando, quiere apostar por la publicidad. Lo que no tiene vuelta de hoja es que el telespectador es dueño del mando y consume lo que quiere cuando le apetece. Yo mismo veo la RTVE a través de su aplicación. El único recoveco que nos queda es la información, un terreno en el que no han entrado todavía las plataformas. Por ahora, el directo sigue siendo nuestra baza.

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17.15 horas. Después de la siesta suelo ir a hacer deporte. Entreno normalmente en el gimnasio. Es el único momento del día en que dejo el móvil y lo guardo en la taquilla. Me permite desconectar del trabajo. Eso o quedar con algún amigo.

19.30 horas. Una de mis grandes pasiones es el teatro. Intento no perderme nada, aunque ahora con el horario que tengo me resulta muy complicado. En Madrid voy mucho Teatro Español, al Centro Dramático Nacional, a los Teatros del Canal.

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22.00 horas. Soy un tío supertranquilo. No hay nada que me saque de mis casillas. Intento estar cuanto puedo con mi gente, mi familia y mis amigos. De hecho viajo mucho a Barcelona para ver a mi madre, mis sobrinos y hermanas.

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