Jordi Évole y Màrius Sánchez
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Jordi Évole y Màrius Sánchez
No han pasado ni trece años desde que Jordi Évole (Cornellà de Llobregat, 48 años) la liara en una rueda de prensa del cardenal Lluís Martínez Sistach en aquel especial de 'Salvados' titulado 'La iglesia que no se vio'. Dejó un móvil en una silla ... vacía, se ausentó y llamó al número en varias ocasiones. Aquel politono que interrumpía una y otra vez al también arzobispo emérito de Barcelona era 'Papichulo'. Parece mentira que aquel 'follonero' sea hoy el Jordi igual de incisivo pero más sosegado de 'Lo de Évole'. Dice que no recuerda la anécdota pero ríe con picardía, mientras Màrius Sánchez le suelta un «¡qué animal!». Juntos han dirigido 'Amén.Francisco responde', un documental que se estrena hoy en Disney+, en el que el Papa mantiene un encuentro con diez jóvenes de diferentes edades y procedencias con los que trata temas como el feminismo, el aborto, los abusos en la Iglesia o la homosexualidad.
-¿Cómo se fraguó este proyecto? ¿De dónde surgió la idea?
-Jordi Évole: La idea surge del equipo de producciones del Barrio, después de la relación que habíamos establecido con el Papa desde 2019, que fue cuando le entrevistamos, a partir de ahí hay una relación epistolar con el Papa Francisco a través del correo electrónico y gracias a esa relación y a que veíamos una confianza mutua nos atrevimos a hacerle esta propuesta con la que también estaba de acuerdo Disney+ con quien pactamos los chicos que iban a estar con el Papa, los temas, y en ese trabajo conjunto acabó saliendo la propuesta definitiva de lo que fuimos a hacer a Roma.
-¿Les asustó su ingreso hospitalario?
-Màrius Sánchez: La verdad es que enseguida nos pusimos en contacto con la gente más cercana al Papa y nos tranquilizaron. Es verdad que Jordi estaba concediendo una entrevista y de repente recibió el mensaje de una amiga que le decía: «Ostras, la que habéis liado para la promo del docu» (ríe).
-J. É.: Lo que más nos ha tranquilizado es que ayer domingo nosotros le enviamos un correo por la mañana y a las tres horas nos contestó con la típica contestación que hace el Papa en cuanto a forma que es manuscrita, en un tarjetón del Vaticano, que lo escanea o lo fotografía y lo envía como documento adjunto. Tiene una letra muy chiquita y tienes que ir ampliando para enterarte bien pero en ese mensaje él ya nos decía que había sido un susto importante, pero que el tratamiento había dado un resultado excelente.
-¿Cómo es el Papa en las distancias cortas? ¿Es tan cercano como aparenta? ¿Le gusta tanto saltarse el protocolo?
-J. É: Yo creo que el protocolo no le gusta nada. No le gusta la solemnidad, ni ese punto de reverencia que hace la gente cuando está ante él. Al Papa lo que le gusta es que le traten de tú a tú. Tiene casi un alma de párroco de barrio, más que de Papa, y eso hace que en la distancia corta te encuentres con situaciones como con la que se encontró el alcalde de Madrid hace poco, te digo esto, te hago una ironía…
-Le llamó el 'heredero de la gran Manuela'. Hombre, un poco de troleo hubo, ¿no?
-J. É.: Sí, pero no creo que él sea muy consciente del troleo, ¿eh?
-M. S.: Yo creo que en ese caso no hubo una mala intención por su parte.
-J. É.: No, lo que pasa es que aquí con lo mal pensados que somos los españoles (ríe).
-M. S.: Es verdad que es un tipo con bastante sentido del humor, que le gusta mucho que se hagan bromas e incluso a su costa, las recibe muy bien. Es muy cercano.
-¿Cómo seleccionaron a los chavales del programa?
-J. É.: El equipo de redacción del programa fue el que estuvo en contacto con muchísimos chavales y chavalas de todo el mundo. La única condición que nos puso el Papa Francisco fue que fuesen hispanohablantes para que el diálogo fuese más fluido. Y lo que no queríamos nosotros es que ser hispanohablante no significase que solo fuera a haber gente de España y de Latinoamérica.
-M. S.: Es un proyecto con una vocación global. Disney+ llega a todo el mundo y queríamos aprovecharlo. Hablamos con unos 200 chavales de todo el mundo y fuimos construyendo un grupo de chicos que podrían funcionar. Sabemos que los abusos era un tema imprescindible, queríamos hablar también de aborto, que nos parecía que era uno de los pilares de la discusión, pero todos los demás temas fueron añadiéndose un poco en función de que el chaval o la chavala funcionaran e imaginándonos el contraste entre todos los miembros del grupo.
-J. É.: Nunca pensamos que íbamos a tener a personajes tan buenos. Nadie puede escribir en un guion que vas a tener a una exmonja que se cae del caballo es cuando va al Vaticano o a una chica católica argentina proabortista, o a un chaval que ha sufrido abusos sexuales por parte de un miembro del Opus Dei que tenga ganas de relatar ese episodio tan duro de su vida delante del Papa… Es un casting soñado. Había momentos de euforia. Era una gozada. Nos hace especial ilusión que se la primera vez que Disney+ España se haga un documental para todo el mundo y se haya optado por Producciones El Barrio.
-M. S.: Nos hace especial ilusión y nos impresiona un poco porque ellos están más acostumbrado a que de repente hacen algo y se ve en todo el mundo…
-J. É.: No dejamos de ser una productora pequeñita, que tenemos la sede en el Esplugas de Llobregat y que de repente hemos tenido la suerte de tener esta relación con el Papa y que una plataforma tan potente como Disney+ se haya interesado por este proyecto.
-¿El Papa puso algún límite?
-J. É.: Nosotros fuimos a enseñarle el corte más ambicioso, pensando en que pondría algún tipo de objeción en algún tema, o que matizaría algún asunto o alguna mirada, y para nada. Es que no hay un líder a nivel mundial, moral, político, económico, de cualquier ámbito que esté dispuesto a someterse a lo que se somete el Papa. Además con gente crítica, con personas que están viviendo la misma religión que el tiene de una forma conflictiva.
-M. S.: Sobre todo sin tenerlo todo muy planificado, teniendo muy claro con qué se va a encontrar. Eso de sentarse delante de diez chavales que vete a saber por dónde salen… Eso ahora mismo yo creo que es impensable.
-J. É.: Yo creo que ahora mismo en política, que todo lo miden muchísimo y todos quieren milimetrar al máximo lo que van a decir, qué van a hacer, qué puesta en escena va a haber… La libertad que nos hemos encontrado con el Papa Francisco me parece que es algo, en un personaje de ese nivel, yo diría que irrepetible.
-Hay una desafección evidente de la juventud hacia las religiones, al menos en occidente, ¿A qué creeis que se debe? ¿Puede un programa así cambiar esas tendencias?
-J. É.: Tú eres más joven, contesta.
-M. S.: Yo no me atrevo a hacer un diagnóstico sobre el por qué de la pérdida de fe. Tampoco creo que el objetivo de un documental como este sea que la recuperen. Yo creo que los que tienen fe van a tener herramientas para reflexionar sobre para qué les sirve y hacia dónde la pueden llevar y los que no también.
-J. É.: Yo tengo un hijo de 16 años y le he puesto el documental a él con sus amigos. Han pisado la iglesia muy poquito y, en cambio, se sintieron muy interesados por el contenido que había en el documental. ¿Eso va a servir para que se acerquen más a la Iglesia? No lo sé, pero que simplemente en el momento que vivimos de multipantallas, de chavales que están mirando la tele con el móvil, que en cualquier momento se despistan o se levantan y se van, que se quedasen a verlo pues no está mal.
-M. S.: Lo que sí va a suceder es que durante 88 minutos dos mundos que nunca se tocan, de repente se tocan. Y a lo mejor una persona que ha perdido la fe o es atea, encuentra elementos para reflexionar sobre para qué sirve creer o la Iglesia y de repente una persona como el Papa entiende lo que es Tinder, quedar con una persona a la que has conocido por una aplicación porque has puesto unas fotos y tu eres una persona de género no binario y se hace unas preguntas que a lo mejor nunca se había hecho y que no cuestiona y que no tiene prejuicios. A mí ese confluir de esos dos mundos que nunca se tocan me parece muy interesante.
-¿Tiene vocación de continuidad un documental o un formato como este?
-J. É.: Ojalá. Eso se nos ha pasado varias veces por la cabeza, pero el movimiento se demuestra andando y de momento solo tenemos este especial con el Papa Francisco, pero hay personajes de relevancia mundial a los que nos gustaría mucho ver en una situación similar, charlando de los temas que les interesan a los jóvenes.
-En 'Salvados' dejó un móvil sonando en una rueda de prensa del cardenal Sistach.
-J. É.: (Ríe) Puede ser, puede ser, pero no me acuerdo la verdad. Me acuerdo del móvil que le pusimos a Mourinho, que sonaba lo tuyo es puro teatro y le pusimos otro a Sarkozy.
-Pues a Sistach también se lo pusieron.
-J. É.: ¿Sí? ¿Y qué sonaba?
-Sonaba 'Papichulo'.
-J. É.: (Ríe). Puede ser.
-M. S.: ¡Qué animal!
-Con el tiempo, ¿uno se llega a arrepentir de estas cosas?
-J. É.: Yo creo que sin estas irreverencias no estaríamos donde estamos ahora. Precisamente, que cuando nosotros estábamos haciendo 'Salvados' entráramos en el mundo de la irreverencia, de saltarse protocolos, creo que sin eso no hubiésemos llegado hasta una plataforma como Disney+ que, evidentemente, no está comprando lo que éramos sino lo que somos, con toda esa evolución. Creo que esa evolución nos ha permitido ser esa una suma de influencias de muchas cosas y la irreverencia no deja de estar presente nunca. La irreverencia no significa mala educación, no significa que tu vayas a un sitio y te cargues el sitio y le digas al Papa cualquier barbaridad, para mi la irreverencia son otras cosas. Para mí es más irreverente hablarle al Papa del aborto o de los abusos sexuales o de una chica que se dedica a la pornografía, más que decirle allí tu opinión del tipo «es que todo lo que dicen ustedes es mentira». Eso es mala educación.
-M. S.: Que una chica de 20 años le pregunte al Papa si le puede dar dos besos en lugar de estar sentada y formal y besarle el anillo yo creo que también es herencia de esto de probar cosas nuevas, aunque eso salga de ella, que nos lleven a otros sitios.
-Programas como 'Lo de Évole' son cada vez más intimistas, más reflexivos. ¿Hay una intención consciente de huir de la polarización y de la crispación actual o es simplemente lo que les apetece hacer ahora?
-J. É.: Podría darte una respuesta como muy elaborada, pero yo creo que estamos haciendo lo que nos apetece. Cuando hacemos 'Lo de Évole', hacemos lo que nos apetece, y cuando tenemos esta colaboración con Disney+ y colaboramos con personas con las que nunca habíamos trabajado nunca, y ves que hablamos el mismo idioma, que gustan el mismo tipo de situaciones que queremos plantearle al Papa. Es simplemente que nos apetece hacer esto. Que coincide con un momento en el que este mundo está polarizado y precisamente un documento como este es la antipolarización, oye bienvenido sea. Creo que está muy bien que mundos que a priori están tan alejados se encuentren y se escuchen y haya debate y no haya una ruptura de baraja, sino un vamos a escucharnos y a salir de la trinchera, si es que estamos en alguna.
-¿Tiene la sensación de que el nivel en la política está muy bajo?
-J. É.: Creo que hemos llegado a un momento en el que los políticos cada vez se atreven a menos, intentan controlar y medir mucho todo lo que hacen, que un Papa les pase la mano por la cara y que haga algo que no vemos hacer a un presidente del Gobierno, a un presidente de una gran compañía, que no ha puesto ninguna condición, que no ha tocado nada cuando ha visto el documental, eso hoy día con un político, con un líder económico o con un líder ético moral yo creo que no encontraríamos otro. Ojalá que el ejemplo sirva para que otros se animen, pero desde luego el pionero es y será siempre el Papa Francisco.
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