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Mediaset ha acertado de pleno. No sé si había previsto semejante éxito pero lo cierto es que no hay martes o jueves que las demás ... cadenas palidezcan ante los datos de audiencia que arroja 'La isla de las tentaciones'. Y no es que el programa luzca un argumento novedoso (es un formato que ya emitió Antena 3 hace casi veinte años) pero el 'casting' de los protagonistas es de mérito. Desternillante.
Tiene mucho de 'voyeur' eso de contemplar cómo parejas (supuestamente) bien avenidas se arriesgan a romper por liarse (nunca mejor dicho) dos meses en una casa con un puñado de pretendientes profesionales. Simple, pero efectivo. Y sobre todo, divertido.
Tanto está gustando 'La isla de las tentaciones' (registra picos de más del 25% de 'share', rara vez vistos en esta era del multicanal y de las plataformas de pago) que el programa trasciende la pantalla y salta fuera. Los seguidores del 'reality' devoran (devoramos, sí, lo admito) todo tipo de noticias/rumores que hablen del estado actual de las parejas participantes. Que si Christofer y Fani (el de ¡Estefaníaaaaaaa!, para quien no se ubique) están otra vez juntos, que si Fiama se ha liado fuera con Rubén (el 'académico' que desveló sus «palpitaciones»), que si Álex (el que siempre anda lloriqueando) sale con una futbolista, que si Susana (la novia del Cromañón) se va a examinar la tiroides por recomendación de varios espectadores...
Y no digamos nada de las redes sociales. Antes, una se limitaba a comentar el hito televisivo de la noche anterior en el café del día siguiente y punto. Ahora es tremendo seguir el programa y, simultáneamente, leer las redes que hablan del 'reality'. Más allá de insultos con poco seso (que de eso hay en todos los sitios), se esconde mucho talento en internet. Si España se midiera por nuestro ingenio en las redes sociales, seríamos la primera potencia mundial. Sin duda. Entre comentarios chistosos, vaticinios imposibles y memes tronchantes, la televisión actual trasciende la pantalla e inunda de chascarrillos otras parcelas. Da igual que todo sea un montaje o no, porque la tentación sigue palpitando. Como diría Rubén.
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