Qué hartazgo

Contra todo pronóstico, David Broncano ha encontrado su público en jóvenes que antes no veían la televisión en esa franja horaria. Usuarios de redes que sobreactúan en sus halagos a un espacio que administra su ideología con más inteligencia que Pablo Motos, cuya zafia tertulia política desvirtuó la esencia de 'El Hormiguero'. Irreverente (pero muy calculado) aire nuevo frente a una maquinaria perfectamente engrasada, que durante muchos años ha tenido el monopolio de las estrellas de gira promocional.

Los dos principales periódicos de España han elegido bando. El enfrentamiento entre los presentadores ya es abierto y cada emisión da pie a un sinfín de noticias que alimentan las redes. Los fans de Broncano se sienten con la superioridad moral de elegir entretenimiento inteligente, pero la revolución no se hace viendo la tele, sino votando. A los que les gusta Juan del Val opinando de todo destacan que 'La Revuelta' se paga con el dinero de todos y que, otra vez, Pedro Sánchez ha vuelto a salirse con la suya.

Qué hartazgo. David Broncano y Pablo Motos son dos profesionales extraordinariamente bien pagados, que no luchan por ideas o principios, sino por el 'share'. Bastante airado está ya el país como para que elegir un 'late show' equivalga a significarse políticamente, a creerse un activista que denuncia vetos y maquinaciones que forman parte del funcionamiento habitual de los medios.