La historia del equipo Atabey en estos primeros compases de 'El Conquistador' se escribe entre triunfos y despedidas. Las verdes, de las que forma parte la riojana Azu, han ganado dos de las tres pruebas de inmunidad disputadas hasta la fecha (la última la de ... este lunes), pero conforman también el bloque que ha dicho adiós a más componentes después del nefasto programa del martes pasado en el que hasta cuatro chicas se despidieron de la competición, por uno u otro motivo.
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El de este lunes era un día para resarcirse. Para dejar atrás esas malas sensaciones y tratar de dar un golpe sobre la mesa. «Somos menos, pero no estamos muertas». Ese era el mensaje que querían mandar las Atabey y para hacerlo tenían que imponerse en uno de los juegos de inmunidad más míticos del 'Conquis': el laberinto.
Entrar por un lado y volver a salir. Dicho así, parece algo sencillo, pero la cosa se complica si la única persona del equipo que ve el recorrido se encuentra colgada boca abajo igual que las terneras en la carnicería y si los que tienen que hacer el trayecto lo hacen convertidos en un gusano que transita por el barro y que se encuentra a su vez con otros gusanos que no quieren cederle el paso.
Pues bien, las Atabey fueron a lo suyo. Encontraron el camino libre y, salvo momentos puntuales, no se enzarzaron con el resto de los equipos en discusiones que no llevaban a ningún sitio. Mientras ellas avanzaban, los azules y los rojos vivían un continuo 'Déjame pasar', 'Me has pegado una patada', 'Eso no vale'... Perdían más energías en discutir que en hacer el recorrido y eso permitió al equipo liderado por Joana Pastrana alcanzar un holgado y merecido triunfo.
¿Y Azu? La riojana siguio a lo suyo. No acapara demasiado protagonismo en el día a día del programa porque hay personalidades tan fuertes que todo lo eclipsan, pero sin hacer ruido volvió a ser uno de los baluartes de su equipo en la prueba. 'Ver, oír y trabajar', ese parece su lema y, si lo mantiene, puede tener larga vida en 'El Conquis'.
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Como premio, las chicas se marcharon al campamento rico y allí les esperaban unas cuantas pizzas para degustarlas con fervor, acompañadas de unas cervezas. La comida en este programa como la medalla de oro para los atletas olímpicos. Más importante, si cabe, puesto que, además de ser el premio por una victoria, les proporciona la energía necesaria para no bajarse de lo más alto del podio y asegurarse así su continuidad en la aventura.
Y mientras unas disfrutaban, azules y rojos vivían una crisis interna. Por un lado en los Cocorotes, Polvillo, Finito y Keroseno eran la nota discordante. El primero tenía para todos: para los de su equipo y para los rivales. Los tiktokers, mientras, aseguraron no sentirse apoyados por los suyos cuando fueron nominados de manera directa por los verdes.
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Así, los malagueños fueron directamente al duelo. Junto a ellos, El Carni, del equipo rojo, y el propio Polvillo. El reto era subir por una cuerda e ir cogiendo los banderines que se encontraban a su paso. Nadie logró alcanzar los cuatro que se pedían, pero Finito se hizo con dos, El Carni con uno y Polvillo... Polvillo abandonó. No cogió ninguno, dejó claro que no dominaba la técnica de la pinza para avanzar y dijo adiós al programa.
Con él, se va sin duda una de las personalidades más fuertes de esta primera edición en Televisión Española. Alguien que apostaba más por hacer reality que por la supervivencia y los juegos, todo lo contrario que Azu, que sigue firme en su objetivo. Con el 'Te arrastro' que popularizó Rosa Benito y Polvillo ha hecho suyo acabó el tercer episodio.
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