Ha muerto Àngel Casas (Sants, Barcelona, 76 años), y con él desaparece una forma de hacer televisión, la de los programas musicales, las entrevistas a personaje de fuste, las actuaciones en directo y los estriptis. Exponente del nuevo periodismo y padrino de la Nova Cançó, ... este hombre vital, culto y con veleidades literarias llevaba una vida de ermitaño. Su mujer le había donado un riñón y sufría calcifilaxis (acumulación de calcio en los vasos sanguíneos), lo que le causó «dolores insoportable», trance que superó a veces con piruletas de morfina. Una infección le obligó a que le amputaran las dos piernas, un trozo de intestino y el duodeno, órganos y miembros a los que tenía mucho cariño, como él decía.
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Por sus programas pasaron Rock Hudson, Lauren Bacall, Maria Schneider, Alain Delon, Richard Gere, Christopher Reeve y incluso Cicciolina, aquella que se sacó un pecho en el Parlamento italiano.
Casas comenzó su carrera en la radio en los años 70, pisó los estudios de Radio Juventud, la Ser y Radio Nacional, hasta hacerse fuerte como uno de los principales críticos musicales españoles. Nada raro en un hombre que llegó a coleccionar 7.000 vinilos que acabó malvendiendo porque ya no le cabían en casa. Pionero en la emisión de programas en catalán, fundó la mítica revista 'El viejo topo' y 'Vibraciones', biblia por entonces de los aficionados al rock, el folk, el góspel, la canción de autor y otros géneros, además de semillero de periodistas musicales. Allí escribieron Jaime Gonzalo, Ignacio Juliá, Antonio de Miguel, Jesús Ordovás, Julio Murillo y Diego A. Manrique.
Junto con otros grandes, ennobleció la televisión pública. Colaboró en Popgrama, escaparate del incipiente rock español, donde se encargaba de informar de la actualidad musical. En 1980 dirigió su propio espacio, Musical Express, dedicado a la difusión de corrientes sonoras alejadas de lo convencional, desde el jazz hasta el heavy metal. El formato, donde hizo su puesta de largo Barón Rojo, se mantuvo en la parrilla de TVE hasta 1983.
Con el nacimiento de TV3, se enroló en la aventura de hacer televisión en catalán. Su programa, 'Àngel Casas Show', pronto gozó de la aceptación del público, duró cinco años y le granjeó el Premio Antena de Oro de Televisión en 1984 y un Ondas en 1986. Inolvidable fue el encuentro con Rock Hudson, que andaba parco en palabras. Parecía que la entrevista iba a naufragar hasta que Casas le preguntó con elegancia sobre su homosexualidad con un largo rodeo. «Para salir un sábado por la noche, ¿con quién preferiría hacerlo, con Bo Derek o con Richard Gere?», dijo el presentador.
-¿Para ir al boxeo o para ir a bailar?
-No, no, para bailar.
-Richard Gere.
Una joya para el archivo de la recién nacida TV3. Regresó a TVE en 1990 con el espacio 'Un día es un día', un revolucionario programa de entrevistas que se despedía semana a semana con un 'striptease'. Tal fue el éxito de los desnudos que llegó a emitirse un especial de Fin de Año con el título 'Una noche es una noche', en el que se recopilaron los mejores desnudos que se habían visto anteriormente, mientras el público también se iba despelotando. Nunca se arrepintió de aquella iniciativa. «La tele es más pornográfica ahora, el estriptis no lo es», decía.
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Retirado y enfermo, postrado en su silla de ruedas eléctrica, llevaba una vida monacal, aunque para nada vegetativa. Se entregó al final de su vida a escribir novelas negras ambientadas en Barcelona con el afán de parecerse a su admirado Vázquez Montalbán.
Casas, que había entrevistado a Mick Jagger, David Bowie, Leonard Cohen, Joe Coker y tanta gente no comprendía que después el mundo se arrodillara ante el reguetón y el hip-hop. En cambio, el alma se le reblandecía con la música de Louis Armstrong, Charles Mingus, y Diana Krall, y, cómo no, al escuchar a Brigitte Bardot cantar 'Sidonei'.
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Se jactaba de traer a primeras figuras del espectáculo y el deporte sin que estuvieran de promoción. Si Ben Johnson batía el récord del mundo de los 100 metros lisos, a las pocas semanas lo tenía en el plató. Mérito suyo, pero también de un muy baqueteado equipo de agentes que trabajaban en Roma, Nueva York, Los Ángeles y París. A este espacio siguieron 'Tal cual ', 'Los unos y los otros' y 'Esto es lo que hay'.
Nunca hablaba con los personajes antes de la entrevista, estaba convencido de que entonces salían peor. Una vez invitó a su programa a Christopher Lee, pero antes compartió mesa con él. Le contó anécdotas de cuando interpretaba a 'Drácula' en las películas de la Hammer, desgranó anécdotas descacharrantes, como cuando paseaba por Italia y la gente lo reconocía y le mostraba ajos. O que estando en Suiza un hombre, al verle sucio de barro, se desmayó y por poco muere. A Lee se la había averiado el coche en mitad del campo y salió a pedir ayuda, con tan mala suerte de que tropezó y cayó en el fango. Llamó a la puerta de una casa cercana y la persona que le abrió desfalleció de repente. Había visto una película de terror protagonizada por Lee en la que sucedía exactamente lo mismo. Casas quería que recreara delante de las cámaras todo aquello de lo que le había hecho confidente en el restaurante, pero Christopher Lee se cerró en banda. Enmudeció.
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Después de realizar de nuevo para TV3 el programa 'Totes aquelles cançons ' (2004), volvió a TVE, en esta ocasión en el circuito de Cataluña, para presentar el espacio de entrevistas 'Senyores i senyors' (2005-2007).
Poca gente sabe que hizo una incursión en la publicidad. Con Josep Maria Bardagí escribió sintonías de anuncios, entre ellas la melodía para el 'spot' 'Patés la Piara, más buenos que el pan'. Probablemente fue el 'jingle' que más tiempo sonó en radio y televisión, más incluso que el del negrito de Cola-Cao.
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Entre 2008 y 2014 fue director de la cadena pública de televisión municipal Betevé, tras ganar un concurso público, hasta su jubilación.
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