«Es que ya no se puede decir nada». Esta cantinela se repite en los últimos años en diferentes ámbitos. Corrillos profesionales, conversaciones de barra de bar, plateas de auditorios. En la tele también, claro. Se cuela en las tertulias -funciona como comodín para casi ... todo- y en ocasiones hasta lo sueltan los primeros espadas para zanjar una discusión. La última que lo ha utilizado ha sido Ana Rosa Quintana. No es su primera vez. La frase, en realidad, nunca se dice completa porque se debería completar con que «no se puede decir nada sin que todo el mundo tenga derecho a responder».

Publicidad

Lo que suele importunar es el alcance que adquieren hoy en día temas y colectivos que en otros tiempos apenas conseguían altavoces ni repercusión. Eso es lo que ha cambiado. Ya nadie es incontestable. Y algunos discursos y puntos de vista son puestos en evidencia. Ha sucedido esta semana con Toñi Moreno. Con uno de sus comentarios provocó el disgusto de una entrevistada que después expuso el caso en un vídeo que se ha vuelto viral. Toñi Moreno es lo que se suele entender como una persona campechana. Esto es, que cualquier tema lo despacha con gracejo. Lo mismo para un cotilleo sobre un posible romance que para comentar el cambio de aspecto de una persona. Y ese supuesto salero no siempre cae bien. Ocurrió con la tiktoker a la que no le gustó el comentario que la presentadora hizo sobre su peso.

Hoy hay mucha más conciencia y ese es un tema delicado, que hay que tratar con sentido común y siendo conscientes del mensaje que transmitimos. Ana Rosa no lo veía así. «Las gordas son maravillosas», concluyó buscando un aplauso fácil. Menos mal que estaba por allí Frank Blanco analizando con mesura el tema.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad