Pumares

Era un hombre serio, sin concesiones a la frivolidad, con firmeza al exponer sus argumentos. Un rostro venido de la radio (en aquella cadena a principio de los 90 todos lo eran) de los que fueron desapareciendo poco a poco, porque dejó de haber sitio para ellos, se quedaron sin espacio aquellos eruditos en un área en concreto que desplegaban sus conocimientos ante los espectadores. Tanto es así que cuando ese periodista regresó a la pequeña pantalla lo hizo como tertuliano 'freak' de 'Crónicas marcianas', donde se imitaba a sí mismo, retomando los gritos y las respuestas airadas que le habían hecho famoso en la radio en la década de los 80.

Era Carlos Pumares, con quien tantos aprendimos de madrugada a amar el cine, con quien descubrimos todo lo que nos quedaba por ver, con quien entendimos lo que era capaz de provocar la pantalla grande. Pertenecíamos, él y nosotros, a otra época, no sé si mejor o peor, más inocente desde luego, menos inmediata, en la que se valoraba el saber y se dejaban reposar los relatos. Con la muerte de Pumares se cierra otra puerta a aquella época. Y quedan pocas.