Alauda Ruiz de Azúa dirige a Itziar Aizpuru y Pedro Casablanc en el rodaje en Arrankudiaga (Vizcaya) de la serie 'Querer'. Ignacio Pérez

Cuando mamá denuncia a papá por violación

Alauda Ruiz de Azúa explora los límites del consentimiento en 'Querer', la serie de Movistar Plus+ que rueda en Vizcaya

Viernes, 10 de noviembre 2023, 00:42

Hasta seis rodajes coinciden estos días al mismo tiempo en Bilbao y Vizcaya: tres series –'Romi', 'Ángela' y 'Querer'– y tres películas –'Nosotros', 'Marco' y 'No puedo vivir sin ti'–. El productor Koldo Zuazua cuenta divertido que en alguna ocasión hasta se mezclan las frecuencias ... de los 'walkie talkies'. El responsable de 'Handia' y 'Maixabel' sirve de cicerone en el caserón de Arrankudiaga (Vizcaya) en el que se filma 'Querer', una de las series más ambiciosas de Movistar Plus+ para el año que viene por dos razones: su autora, Alauda Ruiz de Azúa, ganadora de tres goyas con 'Cinco lobitos', y su punto de partida argumental: una mujer denuncia a su marido por violación continuada tras treinta años de matrimonio.

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'Querer' no se beneficia de los incentivos fiscales que han disparado la producción audiovisual en el País Vasco. La directora baracaldesa escribió la historia de esta familia de la alta burguesía teniendo en cuenta la idiosincrasia vizcaína. Nagore Aranburu, la inolvidable protagonista de 'Loreak', es Miren, la madre de dos hijos que acude a la comisaría a denunciar a su esposo, Iñigo, encarnado por el gran Pedro Casablanc ('Amar es para siempre', 'B, la película'). Sus hijos, a los que dan vida Miguel Bernardeau e Iván Pellicer, se verán obligados a tomar partido: ¿creen a su madre o a su padre?

«La premisa inicial es muy potente, sirve como gancho», admite Alauda Ruiz de Azúa. «Pero me pareció que eso daba pie a unos conflictos familiares muy interesantes. Me servía para hablar del tema del consentimiento llevándolo a un terreno incómodo. Son delitos que ocurren en la intimidad, y a veces es complicado creer a las víctimas». 'Querer' constará de cuatro capítulos de 50 minutos y apenas lleva rodadas tres semanas de las once previstas, con localizaciones en Vizcaya salvo un par de escenas en Guetaria y Zumaia (Guipúzcoa).

Ruiz de Azúa contará qué ocurre desde la denuncia hasta la sentencia judicial a lo largo de tres o cuatro años, el tiempo real que tardan estos procesos. Por un lado, el juicio; por otro, la desintegración de una familia bien de Bilbao. La prueba, el chalet donde hoy se rueda, con un aire setentero con su jardín descuidado y su piscina cubierta de hojas, propiedad en la ficción de la madre del marido (Itziar Aizpuru). «Esta serie abrirá puertas y forzará preguntas», adelanta Nagore Aranburu en una pausa del rodaje. «Tratamos con delicadeza y tacto el tema del consentimiento, que la sociedad contempla con otros ojos en estos últimos años».

«Todos cometemos errores»

Pedro Casablanc niega ser el villano de la historia. «Todos cometemos errores. Iñigo ha recibido una educación estricta, conservadora, confía en unos valores que se tambalean tras la denuncia de su mujer, que puede llevarle a la cárcel. Cuando cree que su vida está resuelta le cae el hachazo de la realidad. Iñigo no se ha dado cuenta de que, creyendo querer, estaba haciendo daño».

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Por su parte, Miguel Bernardeau, cuya vida sentimental ocupa las portadas de las revistas del corazón estos días, hace por primera vez de padre. «Es bonito porque mi personaje se da cuenta de la masculinidad tóxica y machista a través de la mirada de su hijo», explica el actor, que admite tener «instinto paternal» y al que le encanta trabajar con niños.

Según Bernadeau, Alauda Ruiz de Azúa es «una directora sensible y una buena líder de un equipo, que se preocupa porque construyas el personaje con cosas de tu propia vida». La autora de 'Cinco lobitos' rueda en su tierra, tal como hizo en su premiada ópera prima, porque «ser local me lleva a sitios más personales». «Mi familia está aquí y yo sé cómo nos relacionamos y vivimos los afectos y las rupturas. Además, me apetecía retratar la clase media-alta de provincias».

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Ley del 'solo sí es sí'

El proceso de investigación puso en contacto a la cineasta con abogados, jueces, psicólogos, agresores y víctimas. «No todas las víctimas se parecen», matiza. «Comparten la culpabilidad, la dificultad de perdonarse a sí mismas, lo que llama la atención en mujeres que han sido agredidas. Hemos tratado de no hacer una víctima cliché, complaciente. Cuando las víctimas se salen del patrón de cómo pensamos que deben comportarse no las creemos». Tras la denuncia, ¿cómo actúan los hijos? ¿Toda su vida en familia ha sido una gran mentira? «Tienen que elegir a quién creen, un viaje emocional muy difícil de gestionar».

La ley del 'solo sí es sí' pone el foco en el consentimiento. «Desde hace dos o tres años lo estamos redefiniendo», se felicita Ruiz de Azúa. «Cosas que teníamos claras ya no las tenemos. Mostramos una situación límite para que fuera difícil de juzgar y hubiera una conversación». El formato de serie es ideal para contar este proyecto autoral, según la directora. «Lo episódico favorecía la historia gracias a las elipsis entre capítulo y capítulo».

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