La cadena triste

Está claro que los contenidos de 'Sálvame' no eran blancos ni para todos los públicos. Como buena parte de los espacios de corazón surgidos al calor de 'Tómbola' o 'Aquí hay tomate', 'Sálvame' se caracterizaba por acercarse a sus historias desde la frivolidad, sin complejos y, a menudo, sin esa pompa y circunstancia que rodea a ciertos personajes. A veces, muchas, Jorge Javier Vázquez y sus colaboradores se pasaban de frenada en la búsqueda de la comedia, la emoción o las vísceras, coqueteando con la humillación o el escarnio públicos.

Pero todo formaba parte del teatrillo, de la opereta que tan bien orquestaban en las horas y horas de directo con las que acompañaban a la audiencia. Y cuando uno apagaba la tele, todo se desvanecía, sin importar gran cosa; algo que no pueden decir otros espacios que siguieron su estela, como el extinto 'La sexta noche', que trataban asuntos que de verdad nos afectan. Y luego estaban su exquisito plano formal y la asombrosa capacidad que tenían para crear relato que luego nutría a otros programas.

Estos días la comedia se ha adueñado del espacio: limpian el plató de malas vibraciones, lo traspasan, actualizan su currículo y de paso anotan un 15% de 'share'. Mediaset ni lo menciona en su reporte diario de audiencias. Al final Telecinco se ha convertido en la cadena triste.