Gudetama
CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
A la preclara, indestructible y hasta poética intuición de una niña de cuatro años es difícil llevarle la contrariaJOSÉ ENRIQUE CABRERO
Domingo, 18 de diciembre 2022, 02:34
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CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
A la preclara, indestructible y hasta poética intuición de una niña de cuatro años es difícil llevarle la contrariaJOSÉ ENRIQUE CABRERO
Domingo, 18 de diciembre 2022, 02:34
Mi hija intentaba explicarme lo de los huevos. Los dos teníamos un delicioso plato de arroz a la cubana bajo nuestras narices y nos disponíamos a mojar el pan en la yema. «Mira papá», me dijo. «Es muy fácil, los huevos son todos iguales. Si ... los rompes, sale esto», siguió, señalado a la delicia suprema que esperaba pacientemente en la mesa: «Un huevo frito». ¿Y los pollitos, de dónde salen los pollitos?, pregunté yo. «Papá», resopló, alargando la 'a' final. «Cuando se rompe la cáscara, luego los rellenan con bebés pollitos que crecen ahí».
A la preclara, indestructible y hasta poética intuición de una niña de cuatro años es difícil llevarle la contraria. Lo intenté pero, demonios, Netflix y la maldita inteligencia artificial que nos escucha por todas partes se adelantaron. Un día después, sin saber nosotros de su existencia, la televisión nos sugirió una nueva serie animada: 'Gudetama, un pasote de aventura'. Gudetama es un huevo o, más bien, la yema y la clara. Una yema y clara con ojos y boca. Un ser adorable y perezoso que simplemente quiere vaguear hasta que alguien lo cocine.
Gudetama 'nace' en el frigorífico de una restaurante japonés, al lado de Shakipiyo, una pollita -niños, dejad de reír- que sueña con encontrar a su madre. La madre de los dos, claro. Porque Gudetama y Shakipiyo son hermanos. Gudetama es uno de los personajes de la compañía Sanrio, en donde nació, por ejemplo, Hello Kitty. Y la serie, diez capítulos de diez minutos, es un entrañable y encantador relato que se ve de corrido, como una película. Una de esas historias inesperadas y mágicas en la que la edad del espectador marcará la experiencia, del puro e inocente entretenimiento, a una tierna y evocadora reflexión sobre la vida. A mi hija y a mí, amantes del huevo frito, nos encantó.
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