Glòria Serra: «Nos queda cuerda para rato»

- ¿Qué balance hace del formato?

- Lo primero, es que estamos más que agradecidos al apoyo de la gente, porque esto es imposible sin que los espectadores nos hubiesen seguido con tanta fidelidad y con tanta confianza. Entendemos que nos siguen porque dan un respaldo al esfuerzo. Es un programa que da muchísimo trabajo, que es insólito, porque va de septiembre a junio. Nadie hace nada parecido. Y no en España, sino en el mundo. Nadie hace un programa de una hora de investigación a la semana durante toda la temporada. Esto nos obliga a unos ritmos de trabajo muy locos. De hecho, hoy se estrena un programa importante para nosotros, del noveno aniversario, y ayer estábamos terminándolo. Y es por pura exigencia. Entonces, tener ese aval que te ha permitido mantenerte allí durante nueve años es como una especie de sueño que vivimos todos. Estamos trabajando en una cosa que es maravillosa, y que encima dura y dura y no le vemos el final en el horizonte.

-¿Qué piensa al echar la vista atrás casi una década?

- Que no me lo hubiera imaginado. Llevo ya más de 30 años en la profesión, y evidentemente sabes muchas cosas, porque las he vivido, he trabajado creo que en doce medios de comunicación, he hecho mucha tele, radio… y nunca me hubiera imaginado, ni en el mejor de los sueños, que un proyecto con estas características, con esta ambición, pudiera haber durado tanto tiempo manteniendo los estándares de calidad.

- ¿Dónde reside el éxito?

- Siempre digo que el secreto es doble. Lo primero es encontrar una empresa que se haga cargo de un programa así, que no es precisamente barato. Tampoco digo que sea caro, sino que sencillamente da trabajo a un montón de compañeros, y tiene gastos, viajes, mucho trabajo… y no tienes garantizado que el próximo vaya a gustar exactamente como el anterior, porque cada uno es distinto. Y por otro lado, esa comunión que hemos conseguido con el espectador me parece una especie de milagro. Bueno, milagro no, porque tiene una explicación que responde a nuestro trabajo. Nunca hubiera apostado por esta duración. Mi sueño ya hubiese sido que durase dos o tres años. Eso ya me hubiera parecido una maravilla.

- ¿Por qué dice que el programa de hoy es importante?

- Hay muchos periodistas, sobre todo en el mundo occidental, que han intentado hacer algún artículo o algún reportaje sobre ello. En Estados Unidos, que es donde nace, lo han hecho, y en todos los casos han sido programas complejos de realizar. Es una religión que, como todas, tiene sus luces y sombras, y es complejo ponerlas sobre el terreno, conseguir testimonios… Nosotros planteamos lo que ocurre, y la gente desde casa, que es muy madura, ya le pone los adjetivos o se hace su opinión. Lo que sí era una obsesión para nosotros en este programa era mencionar esas luces y sombras. Hemos conseguido hablar con el presidente en España y portavoz en Europa de la cienciología (Iván Arjona), y con aquellos que estuvieron y ya no están, y que expresan las partes más polémicas. Conseguir ese equilibrio ha sido complicado.

- ¿Les quedan temas sobre los que hacer reportajes?

- ¡Uy! Nosotros tenemos el trabajo muy bien medido, y con tantos años ya funciona, no como un reloj de cuco, porque cada reportaje es un mundo, pero sí con una mecánica hecha. Hay una figura, que no es tan conocida, que llamamos 'asignadores'. Son todas las personas que están trabajando antes de empezar a decidir que ese tema puede ser un reportaje. Son las que buscan las preguntas y por dónde podemos tirar. Pues sus mesas, a pesar de que trabajan con el ordenador, no se ven. Tienen su teclado, pero alrededor hay montañas y montañas de carpetas y material. Si lo espectadores quieren y la cadena gusta, nos queda cuerda para rato.

- ¿Ve 'Equipo de investigación' o suele tener otro plan los viernes por la noche?

- Depende, porque muchas veces cuando se emite yo ya lo he visto varias veces entero o a trozos (risas). Por ejemplo, con este ya llevo un empacho mental… porque siempre tenemos muchísimo material. Un día tendríamos que hacer un reportaje de los recortes que no se meten, porque al final tienes una hora. A veces en casa lo quieren ver, pero yo estoy empachada porque lo he visto tres o cuatro veces. Pero sí que lo veo a menudo, porque en casa, en el sofá, fuera del trabajo y del modo trabajo, tienes la percepción de lo que ve la gente en casa. Incluso algunos amigos me odian profundamente porque no se puede ver la tele conmigo, porque veo todos los fallos. A veces te pasa que has hecho el reportaje y no ves nada bueno, y en realidad es absurdo, porque el espectador ve lo mejor que le hemos podido ofrecer y le gusta, porque no sabe todo lo que queríamos haber hecho o lo que nos ha salido mal.

- ¿Cómo lleva las imitaciones que le suelen hacer?

- Muy bien (risas). Soy una persona con un extraordinario sentido del humor. Además, separo muy bien el momento de hacer bromas de la seriedad de mi trabajo y del equipo al que represento. Que me imiten los grandes del humor de este país me parece un honor increíble, y que lo haga la gente en casa me da muchísima ternura y lo aprecio de verdad, porque entiendo que lo hacen desde el cariño hacia el personaje. Al final, la narradora de 'Equipo de investigación' es un personaje. No soy yo, obviamente. Es una persona tranquila, que lo sabe todo, que se enfada, que se indigna, que te lleva, que te cuenta una historia… que yo he creado. Incluso mis compañeros hacen bromas que saben que a mí no me molestan y con las que nos reímos. El miércoles mismo, me pegué un leñazo entrando en la furgoneta grabando, y, cuando estaba en el suelo y habían visto que era solo un golpe, dijeron: '¿Lo has grabado?' (risas).