
María Patiño
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María Patiño
Asegura María Patiño (Ferrol, 53 años) que a ella no le enfadó el cierre de 'Sálvame'. «Me fastidió la ausencia de hemeroteca, que nos vetaran, que nos pixelaran como si fuéramos menores de edad», sostiene quien se puso a los mandos del extinto formato durante su última temporada. Tras un año de travesía en el desierto en el que, de la mano de Fabricantes Studio, protagonizó 'realities' como 'Sálvese quien pueda', junto a sus compañeros de los últimos diez años, y presentó 'Ni que fuéramos Shhh...', una versión más barata pero también más valiente y creativa de 'Sálvame', salta a La 1 para conducir 'La familia de la tele' junto a Inés Hernand y Aitor Albizua. Belén Esteban, Kiko Matamoros, Lydia Lozano y un buen puñado de colaboradores de antaño formarán parte de este espacio que recupera el espíritu del programa de Telecinco, aunque en las notas de prensa de la corporación se evite el término 'corazón' y se hable siempre de magacine de entretenimiento con espacios dedicados a la salud o a la alimentación. Antes de que el espacio eche a andar, este lunes, la comunicadora asegura en una entrevista concedida a varios periodistas que «de momento» no les han puesto ninguna línea roja.
-¿Cómo está y cómo afronta esta nueva etapa?
-Supernerviosa y con mucha expectación porque por lo menos para mí es algo nuevo.
-Pasa a la televisión pública. ¿Impone?
-Bueno, evidentemente impone, pero yo siempre digo que no segmento al espectador por nada. Para mí tiene el mismo respeto y yo tengo la misma manera de entregarme a él. No marco diferencias en ese sentido. No me parecería justo tampoco.
-¿Le preocupa estar más en el foco por aquello de trabajar en la televisión pública?
-Es que no quiero vivir con esa limitación porque yo no he tenido nunca limitaciones a nivel profesional. No me considero una tía maleducada y, por otro lado, antes de que me critiquen por hacer cualquier cosa mal o regular, casi seguro que voy a estar yo, porque soy bastante autocrítica y aunque eso me lleva a sufrir más de la cuenta, también me lleva a corregir lo que sé que hago mal.
-¿Les han puesto alguna línea roja?
-No, nada.
-¿Podrán mantener en La 1 la libertad que tenían en 'Ni que fuéramos Shhh...'?
-A ver, es que la línea editorial es distinta, pero es que María Patiño es María Patiño... Si tuviera múltiples personalidades, hubiera estado timando al espectador durante años. Yo soy siempre así. Otra cosa es que la edad te ayuda a estar más asentada, a tener mas confianza delante de la pantalla que cuando empiezas, pero yo no voy con esos miedos a La 1, aunque es lo que me llega. «No vas a tener libertad, no vas a poder ser tú...». Y realmente no estoy nada de acuerdo con eso, pero también es verdad que aún no lo he vivido.
-'Sálvame' sigue estando muy presente. ¿Le pesa?
-A mí no me pesa. Es otro programa nuevo, pero con un concepto y una esencia... Vamos muchos de los que éramos de 'Sálvame', que teníamos una manera de relacionarnos muy particular y que somos una familia muy particular, y yo espero que ese espíritu no se vaya porque para mí nuestra manera de pelear o de discutir, que prefiero esa palabra, es entretenimiento. Creo que discutir es un arte porque no implica herir. Aunque yo esté convencida de mi verdad, a mí me gusta mucho escuchar la parte contraria a lo que yo defiendo porque me hace reflexionar, y el espectador es el que se queda con lo que quiere. Yo es que además me he criado en la cultura de la discusión en casa y nunca me ha violentado, pero no se tiene que discutir siempre. Las discusiones forzadas se notan y, como todo lo que es forzado, a mí me aburren.
-¿Qué tal con sus nuevos compañeros?
-Ya los he visto dos veces: el día de la promo de 'El mago de Oz' y el día en del partido de fútbol del Atletico de Madrid y la verdad es que muy bien. Yo soy muy tímida e Inés es muy extrovertida y tira mucho de mí y eso me gusta y Aitor es muy cercano. Hasta el momento no he tenido problemas, pero yo en el trabajo no suelo tener problemas con nadie. Una cosa es que me veáis discutir con la persona con la que trabajo y otra cosa es tener problemas personales con alguno. Después tengo mis afinidades, química y amistades.
-¿Había visto ya Aitor ya en 'Cifras y letras'?
-Bueno, es que cuando me dijeron que venía al programa alguien de un concurso en La 2 pensé que era Jordi Hurtado. «Hay que ver este chico que es inmortal», dije. Por eso hacíamos la coña en la promo de 'El mago de Oz' (risas).
-¿Qué pasará cuando tengan que tocar temas como la Casa Real?
-Te prometo que tengo que rodar para ver hasta que punto tenemos limitaciones. La línea editorial no implica censura porque yo he trabajado en ABC, en Antena 3, en Telecinco, en el pisito... y siempre que voy de un lado a otro me dicen eso de «ya verás...» y después no pasa nada nunca. De todas maneras, me imagino que al final no te tienen que decirte nada para darte cuenta de hasta dónde puedes llegar o no. No es lo mismo trabajar para 'Diez minutos' que para la revista '¡Hola!', no tiene nada que ver, y al mismo tiempo no tenía sensacion de estar limitada en el '¡Hola!' cuando escribía un artículo. La esencia de un periodista, o por lo menos la mía, es que tenga un punto de vista crítico sobre todo. Creo que cuando pasen los primeros cinco días tendré más claro el suelo que piso. Ahora mismo, de momento, toques de atención no he tenido, sino te diría que los he tenido y que no te los cuento, pero no te engañaría. Desde luego, si pasa, el público lo va a ver y vosotros también. Imaginate que la portada de la princesa Leonor en bikini no se toca en el programa...
-Sería ridículo...
-Pero tan ridículo como que las tres revistas no se han atrevido a comprarlo porque esa foto ha terminado en 'Diez minutos' y no era para 'Diez minutos'. Y eso significa que para ellas es mejor llevarse bien que hacer algo tan natural como sacar a esta chica en bikini, por eso te estoy diciendo que líneas rojas hay en muchos sitios. El soporte donde cayó esa foto lo dice todo porque la revista ha llegado a un acuerdo con los fotografos que no es habitual por la poca capacidad que tiene económica.
-¿Qué aprendizaje se lleva de 'Ni que fuéramos Shhh...', un programa más barato y modesto?
-Yo me he considerado siempre una persona bastante cuidada y mimada en televisión, aunque también es cierto que me lo he currado como casi todos, pero esta última etapa ha sido absolutamente renovadora. He creído en mí como presentadora, me he dado cuenta de que los medios son importantes pero lo más importante es el contenido y he vuelto a tener la sensación que tenía cuando estaba en la calle con Europa Press o cuando iba con un fotografo y hacía alguna foto y tenías una sensación de éxtasis. Ha sido un programa muy cansado, pero que me daba una satisfacción brutal y a mí personalmente me ha servido una barbaridad porque yo lo había pasado mal.
-Se la veía entregadísima.
-Sí porque al final era mi niño y mientras me lo dan yo lo crío. Le daba el pecho todos los días (risas).
-¿Cómo llevó el fin de 'Sálvame'? ¿Temía que no la llamaran más?
-Para mí esto ya forma parte del pasado, pero entiendo que me lo preguntéis. No me fastidió el cierre del programa, me fastidió la ausencia de hemeroteca y lo que siempre se ha llamado vetar, sobre todo en una cadena que se supone que es progre, liberal y abierta. Eso me molestó y me dolió. Pero he tenido finales peores. Recuerdo un programa en el que estuve 'Abierto al anochecer' hace muchos años; lo cerraron con un burofax una hora antes de empezar el programa. Quiero decir que lo de 'Sálvame' te fastidia, te joroba, llamas a una amiga para desahogarte, pero a mí lo que me fastidió es el sentir que estabamos pixelados como si fueramos menores de edad, sobre todo porque no he encontrado el por qué y a estas alturas ya me da igual.
-¿Volvería a Telecinco?
-Ahora mismo ni me lo planteo, pero yo ya he sacado toda mi mierda fuera. No tengo rencor, ni me alegro cuando un programa va mal. Tengo allí amigos personales y gente con la que he trabajado. De hecho el pisito estaba en frente de Telecinco y a veces nos veíamos con algunos compañeros tomando algo.
-¿Qué tal se lleva con Jorge Javier Vázquez? Ahora será su competencia.
-Con Jorge hablo mucho. Me divierte el enfrentamiento y me gusta batirme con alguien tan inteligente, me pone.
-¿Cómo gestiona tanto ego?
-En eso estáis equivocados, pero posiblemente sea responsabilidad nuestra que lo proyectamos así, porque yo juego mucho al yo y soy muy competitiva y quiero ganar y quiero llevar la razón, pero después no me considero nada egocéntrica. Creo que hay gente con mas egos dentro de este universo, pero tenemos fama de eso porque cuando nos batimos en duelo no queremos conceder el triunfo. Discutir con Matamoros, por ejemplo, es agotador porque esperas que te diga: «Venga, vale, lo que tu digas», pero es que nunca lo dice y yo tampoco. Pero yo hace ya mucho tiempo que no me voy con mal rollo a casa.
-¿Le apetece llevar secciones de salud o alimentación?
-A mí todo lo que me provoque curiosidad, me encantaría, pero aún no sé qué van a pedirme.
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