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Julián Alía
Madrid
Sábado, 26 de septiembre 2020, 00:09
Con «las mismas dudas, o más, que hace unos meses» vuelve Ana Pastor (Madrid, 42 años) a ponerse en «modo entrevistadora». La periodista regresa mañana a las 21.20 horas a La Sexta con la octava temporada de 'El objetivo', un formato que superó el ... millón de espectadores de media el curso pasado. En esta ocasión, el espacio arranca con una doble entrevista al ministro de Sanidad, Salvador Illa: la de la propia Pastor, y la del público, entre el que se encuentran una enfermera, médicos, personas relacionadas con la educación, la cultura...
–¿Toda la temporada irá sobre la pandemia?
–Nosotros hacemos un programa de actualidad. Ojalá pudiéramos decir que dentro de dos semanas la pandemia no es la primera noticia. Pero para nosotros eso lo dicta lo que realmente le preocupa a la gente, y, desgraciadamente, la pandemia sigue siendo lo prioritario a día de hoy, con sus efectos sanitarios y económicos.
–¿Cómo ha visto la gestión por parte de las autoridades?
–No me consuela que en el arranque de la crisis ningún gobierno de ningún país lo viera venir. Al principio se pensaba que era algo que estaba pasando en China, pero me sorprende que cuando en Italia la cosa se desbordó tanto, aquí no se tomaran medidas. Probablemente, esas semanas que perdimos hubieran ahorrado mucho sufrimiento, y creo que en todas las administraciones se han cometido errores graves, y que también ha habido aciertos.
–¿Cree que se han intensificado los 'bandos'?
–Somos uno de los países más polarizados del mundo. Esa sensación tan tóxica de que el diálogo es imposible entre gente que piensa diferente nos ha llevado a pensar en una nueva sección que hemos llamado 'Tenemos que hablar'. Vamos a sentar a gente del poder que no es del mismo espectro ideológico para que dialoguen. Tenemos varias parejas cerradas, pero todavía no vamos a decir nombres.
–¿Ni a quién le gustaría tener?
–Tenemos una larga lista con combinaciones diferentes para favorecer ese diálogo.
–¿Hay alguien con quien usted no se sentaría a hablar?
–No, no. No sé por qué cuesta tanto, desde un lado y desde el otro, reconocer los aciertos del rival, porque ayudaría a que la gente no esté tan polarizada. Sin despreciar la crítica, que para eso está la oposición. No significa eliminarla. La oposición tiene que ser dura, pero una cosa es eso, y otra, que no sea posible que se entiendan en nada. Me parece que en una situación tan excepcional y tan dura no deberíamos olvidarnos de que nadie es todo bueno o todo un desastre.
–El otro día dijo que había 'mucha tensión y distancia' con los políticos fuera de las cámaras. ¿Alguno le ha sorprendido especialmente?
–A veces hay silencio, tensión, pero depende de cada persona y del momento. Los políticos también son seres humanos, aunque a veces se nos olvide, y tienen circunstancias personales. Tuve una entrevista muy dura con Pablo Casado la última vez que vino, y en el descanso hablamos de nuestros hijos. Y luego, continuó la entrevista en el mismo sentido. No me cuesta ponerme en modo entrevistadora, pero tampoco hay que ser un ogro.
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