Me imagino la cara de frustración que se les ha quedado a todos ustedes, seguidores del 'Benidorm Fest', al comprobar que ninguno de sus favoritos, los favoritos del público, pasó la primera semifinal del concurso cuyo máximo premio será la participación en Eurovisión. La verdad ... es que el 'Benidorm Fest' me importa más bien poco y el Festival de Eurovisión, desde que se dejó de cantar con orquesta en directo y se hace ahora con música pregrabada, con coreografías y juegos de luces, prácticamente nada. Lo que no quiere decir que no lo vea. Es más, un año lo ví desde Holanda, comprobando que allí despertaba las mismas pasiones que entre nosotros.

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Pero no deja de ser lamentable que la única apuesta por la música, tanto en TVE (excepción hecha de 'Cachitos', levantado estos días de la programación por culpa precisamente del 'Benidorm Fest'), como en las autonómicas y privadas, sea en los concursos con cantante. Nunca la música popular cayó tanto en las televisiones como en estas primeras décadas del siglo XXI. Y para colmo siendo un (pretendidamente) musical, el sonido fue lamentable.

Esto del 'Benidorm Fest' se apoya en el fenómeno fan y en las redes sociales. Pero para fenómeno fan me quedo con la beatlemania, que llenaron la década prodigiosa, la de los años 60, y para redes sociales, con aquellas primitivas emisoras de FM, de 24 horas de música, con Radio Popular FM de Madrid, con Onda 2 de Radio España, y más tarde con Radio Juventud de Madrid, a la cabeza, que supieron crear toda una generación de jóvenes apasionados por la música y el rock and roll. Irrepetibles. Claro que son batallitas del 'abuelo Cebolleta', que diría el gran Vázquez. Pero que quieren que les diga, que nos quiten lo 'bailao'.

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