El tráiler de 'Autodefensa' bastó para generar una catarata de odio en las redes sociales. Repito: solo con el tráiler, los 'haters' la tomaron con las protagonistas de la serie producida por Filmin, una pareja de amigas que comparte piso en Barcelona y parece vivir ... en permanente estado de resaca. «Los jóvenes no son así, ya basta de mostrarlos como descerebrados sin más horizonte vital que las drogas, el sexo y la fiesta», vino a sancionar internet sin que la serie se hubiera estrenado.

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Vistos los cinco primeros capítulos de un total de diez, 'Autodefensa' no busca que quieras a Berta Prieto y Belén Barenys, que, según declaraciones propias, interpretan a una versión un poco exagerada de sí mismas. La primera es escritora y dramaturga, la segunda actriz y corista de Rigoberta Bandini. Sin embargo, en la serie no las vemos trabajar, sino más bien en los tiempos muertos dados a la reflexión. Sus cuitas son las de muchos 'centennials': el hedonismo como meta, la naturalidad de las drogas, la precariedad instalada, el feminismo como realidad.

'Autodefensa' es, sin duda, la serie española más punki del año. Hay axilas e ingles sin depilar, penes erectos, lenguaje soez y una libertad que empieza con la propia puesta en escena de los episodios, que duran entre diez y veinte minutos y adoptan estilos diferentes según el tema que abordan. «¿Quién te crees que eres, el puto Jordi Évole?», grita una de las protagonistas a una chica que intenta ayudarla cuando sufre un ataque de ansiedad en plena Plaza de Catalunya. Más cerca de 'Clerks' que de 'Kids', 'Autodefensa' es una serie hecha con cuatro duros y espíritu gamberro que puede espantar a algunos 'boomers', pero que contiene más verdad en uno de sus fotogramas que en las seis temporadas de 'Élite'.

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