De apagar fuegos a la tele: dos bomberos riojanos se llevan 50.000 euros en 'Atrapa un millón'

La emisión del programa puso un punto final a una aventura que arrancó en invierno de 2023 en Villoslada de Cameros. «Estaba el programa en la televisión y nos pusimos a jugar, vimos que se nos daba bien y yo, medio en broma, le dije de apuntarnos», recuerda Andrés, quien hace un año saltaba a las páginas de este medio de comunicación al haber tenido que ir a trabajar con su bebé tras obligarle a prolongar su turno pese a tener permiso de lactancia.

Lo que empezó como una pequeña broma fue tomando forma. «Rellené un formulario y al tiempo nos llamaron para pedirnos un vídeo», cuenta el bombero. «Lo enviamos y después nos dijeron que habíamos pasado la primera fase de selección y que teníamos que ir a Bilbao a la siguiente, un casting presencial», añade. Ambos pusieron así rumbo a la capital vizcaína, donde les esperaban un examen teórico, que aprobaron, y una entrevista. «Y después hicimos una especie de simulacro de programa en el que nos llevamos 400.000 euros», rememora. «Pero lo más importante es que a la chica que estaba allí le caímos muy bien; se lo pasó pipa con nosotros», apostilla.

Ahí se quedó la cosa hasta que, meses después, llegó la llamada definitiva. «Nos dijeron que nos habían cogido y nosotros estábamos flipando porque es muy difícil entrar en ese programa», afirma Andrés antes de asegurar que ambos se prepararon concienzudamente para la cita. «Nos vimos muchos programas, nos compramos el juego de mesa de 'Atrapa un millón', cogimos libros de cultura general...», enumera. «Nos lo curramos, pero si no hubiéramos estudiado nada nos habría dado lo mismo», reconoce.

Así, en julio del año pasado pusieron rumbo a Barcelona para grabar el programa. Iban con las ideas claras e incluso se prepararon una especie de estatutos para la ocasión. «Si uno de los dos se sabe la respuesta al 100%, el otro confiará plenamente en él», decía uno de los puntos. La estrategia les funcionó. Ambos arrancaban con un millón de euros y su objetivo era llegar con algo de dinero al final.

Las dos primeras preguntas las respondieron sin dudar y sin perder ni un euro. En la tercera, sobre cómo eran las cabinas de teléfono en los años sesenta, ya tuvieron que dividir el premio entre dos posibles respuestas, por lo que perdieron parte del montante. Lo mismo sucedió con la mayoría de las siguientes cuestiones hasta que llegaron con 50.000 euros a la última cuestión. Todo o nada. Celestina o Dulcinea eran las opciones y la pregunta era: ¿Cuál de los dos es un mineral? Javi tiró de lógica y le dijo a su compañero: «Me suena más la terminación -ina para un mineral». Dicho y hecho. Escogieron esa respuesta y ganaron. 50.000 euros y un beso en los labios sellaron esa felicidad.

Ambos habían conseguido su objetivo, llevarse algo de dinero. «Y si no nos hubiésemos llevado nada nos habría dado igual porque la experiencia fue muy buena», afirma Andrés, quien cuenta que el viaje de vuelta decidieron mantener el secreto de lo que había ocurrido a sus allegados. Secreto que se mantuvo hasta el pasado sábado. «Nos juntamos con la familia y los amigos y la expectación era enorme», relata. «Fue muy bonito vivirlo así», añade para reconocer al final que el premio «ya se ha gastado».