Borrar
La escritora y periodista Marta Robles. Asís G. Ayerbe
«Trastámaras, Austrias y Borbones se lo pasaron bomba en la cama»

«Trastámaras, Austrias y Borbones se lo pasaron bomba en la cama»

En 'Pasiones carnales' Marta Robles repasa el furor sexual de las dinastías españolas, del rey visigodo Rodrigo al borbón Alfonso XIII

Lunes, 15 de febrero 2021, 19:05

Fernando el Católico se atiborraba de cantaridina, la viagra medieval. Felipe II tenía un falo realmente regio y fue un martillo de herejes, pero también un erotómano ultrarreligioso. Felipe V se masturbaba como un mandril e Isabel II tuvo su picadero en el restaurante Lhardy. Lo cuenta Marta Robles (Madrid, 1963) en 'Pasiones carnales' (Espasa). Un divertido y docuementado libro en el que repasa el ardor sexual de nuestros soberanos desde Rodrigo, el último rey visigodo, a Alfonso XIII, un pornógrafo de tomo y lomo. «Nuestra realeza ha sido muy jacarandosa en la cama», dice Robles, que advierte que novela algunas tórridas escenas.

-¿La historia de España se escribe en las alcobas?

-La de España y la del mundo. Las pasiones carnales mueven la historia de forma definitiva, aunque a veces se oculte.

-¿Nuestras dinastías son más rijosas que otras casas reales?

-Si me pongo con los reyes franceses me sale un festín. La austeridad de la corte española cambió mucho cuando llegaron los Borbones. Eran más jacarandosos y creativos en sus gustos sexuales que los Austrias. Pero todos, incluso los Trastámara, se lo pasaron bomba en la cama, lo mejor que pudieron.

-¿Los reyes han sido más fogosos que las reinas?

-La historia está escrita desde la desigualdad. Las pocas mujeres con poder lo supieron manejar muy bien. Pero para muchas mentes, antes y ahora, solo había dos tipos de mujeres: buenas y malas. Las malas tenían que ver con la honra. Ellas, putones. Ellos, machotes.

-¿El poder estimula los bajos instintos?

-El sexo es poder, y viceversa. Los poderosos se creen diferentes al resto de los humanos y con derecho a todo. El poder corrompe y tiene esa erótica.

-Se queda en Alfonso XIII pero las vivencias de Juan Carlos I son muy jugosas.

-Para escribir hay que tener cierta perspectiva. No se puede juzgar desde un punto de vista actual y revisar a los personajes del pasado con los ojos de hoy. Las vidas amorosas de los monarcas actuales se contarán más adelante.

-Cuenta que Fernando el Católico le dio a la viagra medieval.

-Se atiborró de cantaridina. Se la chutaba con alegría cuando estaba con su segunda esposa, Germana de Foix, con quien se casó por interés de Estado tras la muerte de Isabel la Católica. Ella tenía 18 años y él mediaba los cincuenta. No estaban para bromas. Querían un heredero que le hubiera quitado el trono a Carlos I, su nieto. Las amigas de ella le buscaron el brebaje oportuno que él consumió con fruición. Era bastante venenoso. Le destrozó por dentro y contribuyó a su muerte. En su lecho de muerte llamó a Carlos I y le pidió que se hiciera cargo de su abuelastra. Y bien que le hizo caso liándose con ella.

-Felipe V, el primer borbón era un onanista contumaz, dice.

-Duque de Anjou, se encontró por casualidad con la corona española. Tenía un acusado trastorno de personalidad. Maltrató a Isabel de Farnesio y tenía una obsesión brutal por el sexo, que satisfizo con sus esposas. No quería serles infiel, pero tenía temor de Dios. Le decía a su confesor que si se masturbaba pensando en su esposa, como hacía, la penitencia debía ser más leve.

-Fernando VII, ¿tuvo realmente el falo más horroroso de la historia de la corona española?

-Sí. Nada regio. Fino en la base y gordo en la punta. Como una coliflor. Lo confirman varias fuentes, como una carta de una de sus esposas.

-Quien sí tenía un pene regio fue Felipe II, ¿no?

-Sí. Perseguidor de herejes, le encantaba el sexo. Coleccionaba reliquias, pero era un erotómano que acumulaba pintura erótica. Se casó cuatro veces por obligación y sentido de Estado, pero tuvo infinidad de amantes y una gran colección de pintura erótica. Pedía a Tiziano que pusiera su cara y la de Isabel de Osorio, su amante preferida, en las escenas mitológicas.

-Con Alfonso XIII tenemos un rey pornógrafo con hijos por aquí, acá y acullá.

-Más hijos y aventuras de las conocidas. El rey encargaba y escribía los temas de las películas porno que financiaba Romanones con dinero público. Seis mil pesetas por peli. Una fortuna. Hicieron veinte y solo se conservan tres. El rey ideaba los argumentos que, parece, recreaba con su amante.

-Isabel II, ¿necesitaba el sexo como el aire para respirar?

-Fue una mujer muy desatendida. Coronada a los 13 años, su madre no le prestaba ninguna atención. Se enamoró de un guardia de corps y era muy ambiciosa. Sus carencias se tradujeron en un trastorno alimentario y en un irrefrenable furor sexual. Buscaba el sexo por su necesidad de ser querida. Era una borbona muy campechana e hizo lo que le dio la gana. Nunca se propuso ser una buena reina. Varios cronistas confirman que tenía un picadero en el restaurante Lhardy. Yo recreo un encuentro allí con Serrano, su 'general bonito' antes de un arrechucho que ella retrasó para zamparse el cocido. No lo perdonaba.

-Alfonso II el Casto, ¿es el contrapunto a tanto calentón?

-Quizá tuviera una sexualidad inconfesable y por eso no probó el sexo con las mujeres. Un buen rey, como Carlos III, entregado a su país y su mujer. A lo mejor el sexo no es tan bueno.

-¿Perdonamos los arrebatos carnales de nuestros soberanos?

-Somos más comprensivos con las faltas de la carne que con las del dinero. El latrocinio, meter la mano en la caja, no se perdona. Los asuntos de alcoba sí.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja «Trastámaras, Austrias y Borbones se lo pasaron bomba en la cama»