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Sala de la galería madrileña Moisés Pérez de Albéniz con dos de las obras de Nicolás Ortigosa. M.P.A.
La luz entre tinieblas de Nicolás Ortigosa

La luz entre tinieblas de Nicolás Ortigosa

La galería madrileña Moisés Pérez de Albéniz reabre tras el confinamiento con una exposición del artista riojano aplazada en marzo

J. Sainz

Logroño

Sábado, 20 de junio 2020, 21:57

Todo está en la luz». No es fácil decir si el dibujo de Nicolás Ortigosa (Logroño, 1983) procede de la luz, si la busca desde la oscuridad o navega entre la niebla misteriosa que forman ambas como si fueran parte de una misma corriente. Lo cierto es que su obra se basa profundamente en ella y proyecta un inquietante fulgor entre tinieblas.

El artista riojano expone durante junio y julio en la galería madrileña Moisés Pérez de Albéniz (MPA), que de este modo reabre tras los meses de confinamiento retomando una muestra que tenía previsto inaugurar en marzo y que desde entonces se ha mantenido de forma virtual en su web. Ahora, de forma muy real, una reproducción gigante de uno de los dibujos de Ortigosa en la fachada da la bienvenida a este centro de arte en pleno barrio de los museos de Madrid.

En su interior, 'Nicolás Ortigosa. Dibujos y grabados 2015-2020', una selección compuesta por cinco dibujos de gran formato y grabados escogidos entre el trabajo más reciente de un artista que, con estilo propio bien definido, una actitud muy personal y a un ritmo ajeno a condicionantes externos, no ha parado de crecer en los últimos años.

«Ha sido una espera complicada pero al final estamos donde queríamos»

Hoy es uno de los artistas plásticos riojanos con más proyección nacional, pero durante mucho tiempo permaneció casi ausente del panorama. En 2014, con 31 años, fue seguramente el autor local más joven en ocupar la Sala Amós Salvador de Logroño con una exposición individual, su serie monográfica 'La Divina Comedia'. Le avalaron entonces su mentor de siempre, el profesor Julio Hontana, Iñaki Gil-Díez Usandizaga como comisario y Cultural Rioja.

Aquella interpretación plástica de la obra maestra de Dante le abrió las puertas de Bombas Gens, un centro de arte contemporáneo inaugurado en 2017 en Valencia con una colectiva que lo incluía. Dos años después colgaba en ese mismo espacio 'La Divina Comedia' y 'Pinturas tapadas'.

Ya a comienzos de 2020 participó allí mismo en otra colectiva titulada 'Hiperespacios'. Y en febrero la galería MPA colgaba una de sus obras en ARCO previendo dedicarle esta exposición en marzo. Fue entonces cuando el mundo entero se detuvo.

«Ha sido una espera complicada por todo lo que ha pasado, pero al final estamos donde queríamos estar», comenta Nicolás, siempre paciente y siempre confiado en la solvencia de la casa con la que trabaja desde hace años.

Él todavía no ha podido ver personalmente la exposición; actualmente se encuentra en Zarautz, donde se dedica al surf, su otra pasión. Y no es un dato anecdótico en su caso, pues se diría que el mar y el dibujo, la espera de la ola y la búsqueda de la luz, están íntimamente ligados en él.

El crítico Ángel Calvo Ulloa trata de explicarlo en el programa de mano de la galería: «Intuyo en el modo de hacer de Ortigosa una cierta inclinación por esa introspección que lo mantiene aislado, preocupado nada más de lo que ocurre de puertas para adentro de su estudio. Interesado en hallar un vínculo quizás más estrecho con la palabra, el resultado de sus trabajos pasa por un arrebato poético que a menudo se presenta escurridizo, de difícil explicación. Es en ese caso en que entiendo que la práctica del surf actúa como actividad en que la organización impera: la observación, la espera, la toma de decisiones y la acción».

Resulta tentador imaginar a Nicolás sentado sobre su tabla, hacia el ocaso, aguardando la ola, o en su estudio, a la espera de la luz. «Es un momento importante para mí –dice el artista–, por el modo de estar en lo que hago, por cómo afronto la relación con cada obra; siento que son ellas las que me dicen lo que quieren y cada obra respira con más autonomía. Antes era yo quien mandaba; ahora cada pieza se define a sí misma. Es una experiencia muy física». Quizás tanto como las olas y como la luz.

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