Leo Bassi | Bufón
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Leo Bassi | Bufón
«Lo que yo hacía en televisión hace 20 años es lo que se hace hoy en Tik Tok»El provocador y crítico payaso Leo Bassi presenta hoy en Logroño, en la Sala Negra a las 20.00 horas, la obra 'Yo, Mussolini' (entradas a 18 euros). La pieza, en forma de monólogo, es una caricatura del dictador italiano, una denuncia cómica del poder ... y el fascismo, aunque, asegura Leo Bassi, «casi con ternura».
– Llama la atención que Leo Bassi acuda a una sala pequeña como Sala Negra. ¿Por qué?
– Otros no me han pedido volver a Logroño, pero estoy trabajando mucho con salas pequeñas, alternativas, a donde no va cierta burguesía sino amantes del teatro, comprometidos políticamente. Ahora estoy en una época de mi vida (tengo 61 años) en la que trabajo por placer, no por razones económicas.
– ¿No tendrá que ver con que los teatros públicos no se atrevan a programar una obra como 'Yo, Mussolini'?
– Ni me han llamado, así que no puedo decir que he rechazado una oferta de otras salas. No hay problema en eso. Prefiero actuar en salas alternativas por la dificultad de mantenerlas. Las valoro mucho y me lo paso muy bien.
– 'Yo, Mussolini' es una obra que tiene unos años y, lejos de quedarse obsoleta, parece cobrar cada vez más actualidad, ¿no?
– Yo siempre he sido profeta y he ido contracorriente. Tanto en Italia como en España he sido visto como provocador y, en pocas palabras, lo que yo hacía en televisión hace 20 años es lo que se hace hoy en Tik Tok, como tirar mierda a un ventilador. La sensación que tuve es que llegaba la extrema derecha en toda Europa y creo que he acertado. Tomo el argumento de Mussolini (quién mejor que él, que fundó el fascismo) para explicar lo que pasa.
– ¿La obra es una comedia, una crítica o una crítica a través de la comedia?
– Es una crítica. Yo soy un bufón. Es una comedia bufonesca, lo que significa que es política. Yo tengo una posición política, hay un argumento detrás. No hay chiste solo para hacer reír, como los monologuistas de hoy en día que, por cierto, no me gustan porque son convencionales, banales, al servicio del poder económico, algo bastante triste. Yo he mantenido con muchas ganas mi deseo de luchar, de ser bufón poniéndome del lado del pequeño y riéndome del poderoso.
– Si hace una caricatura de Mussolini, ¿ha representado la obra en Italia? ¿Cómo la han recibido allí?
– Hace quince días en Roma, y fue un triunfo porque nadie se atreve a hacer estas cosas, tienen miedo. Yo no tengo nada que perder y, aunque hay quien opinó que es una vergüenza, incluso con gente en la puerta pidiendo que se respete a Mussolini, es muy divertido porque ni han visto la obra, que va mucho más allá. No solo es una crítica de Mussolini, al que casi veo con ternura porque al final era un títere de otros poderes, los mismos que nos gobiernan hoy, la gente con dinero. En los años 30 tenían miedo de la Unión Soviética, el comunismo, el estalinismo... y por eso crearon a Mussolini, Franco... En este espectáculo Mussolini vuelve y dice sus verdades desenmascarando a los que hay detrás, se desvela una narrativa escondida. Incluso hablo de su amistad con Walt Disney, algo difícil de imaginar ahora. Me apoyo mucho en la biografía de su hijo, Romano Mussolini.
– Asegura que «Sin su capacidad de generar miedo, el totalitarismo se queda en nada». ¿Es esta su manera de desarmar el fascismo, reírse de él?
– Evidentemente, sí. El fascismo es instintivo, crece y triunfa en el miedo que puede provocar. Aquí, con Vox, hay miedo con lo que puedan hacer. Y ante ese miedo una mayoría se esconde y espera que se vayan, pero mientras el fascismo llega al poder. Ridiculizando al poder se quita el miedo, por eso una de las dianas del fascismo son los cómicos.
– Compagina este espectáculo con 'La gran misa patólica', en la que caricaturiza al papa. ¿No concibe el arte sin provocación?
– Hay gente para la que el arte es estética pero yo me considero bufón y por eso mi arte es intentar desmontar el poder y hacerlo con gracia, astucia, ser inteligente, tener una buena nariz de la situación y desmontarla. Vengo de una larga tradición familiar, de seis generaciones circenses. El circo era un lugar en el que gente de baja condición social podía vivir y viajar libremente, y por su astucia o atrevimiento, su arte, lograban la libertad. Bassi significa 'bajo'. Los 'bassi' son la gente de baja condición social. Yo me llamo Leo 'Baja Condición Social'. Y podemos arrodillarnos frente al poder o, como yo, tomar armas como el arte y desmontar, ridiculizar el poder.
– ¿Y le compensa? ¿No ha dudado en dejar de provocar?
– No. No tengo miedo a la muerte. Me han dado palizas, me han puesto una bomba... Ir a Roma ahora con Giorgia Meloni en el gobierno y actuar en la periferia, que es fascista, es de locos, podía ser mi último espectáculo, pero estuve arropado por los organizadores. Fue un éxito total. Vivir cien años o morir mañana no tiene mucha importancia ya.
– ¿Cree que debe haber límites en el arte? ¿Usted los tiene?
– Es la gran pregunta de hoy. Lo tengo muy claro: la risa debe ser contra el poder, no contra los débiles o las víctimas. Yo no me voy a reír de los pobres sino de los ricos. Hay que mirar la narrativa y saber de qué lado se está.
– ¿Pero todo el humor es arte?
– Eso es delicado. Todo el humor es instintivo, y hay instintos buenos y malos. El arte tiene que ver con la belleza, por eso evito hacer chistes sobe la identidad sexual, por ejemplo. No toda la comicidad es arte. La belleza no es solo estética, también moral y espiritual. Ahí reside el arte.
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