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Una joya que permanece oculta sigue siendo una joya pero pierde su valor. Algo similar a lo que le ocurre, o le ocurría, al teatro barroco de Canales de la Sierra, un antiguo corral de comedias de finales del siglo XVIII. Sus puertas ... solo se abrían en ocasiones puntuales, pero un escenario con tanta historia merecía un mejor presente y esto es lo que se han propuesto un grupo de canaliegos amantes del teatro en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad y el apoyo de gente de la farándula riojana.
Este escenario de cuento vuelve a abrir así sus puertas con varias iniciativas en cartel. Este lugar histórico, casi mágico, levantará el telón con dos funciones que se representarán el próximo sábado 20 de abril. Dos funciones que son sólo el punto de arranque de lo que pretende ser una programación estable, que tendrá su colofón en un festival de teatro en verano con representaciones, talleres, exposiciones y proyecciones.
El sábado 20 se representarán 'Las aventuras de Pitu-Titu' (17 h.) de Birloque, destinada al público infantil y familiar, y 'Muertos de risa' (20.30 h.) del Teatro Estudio Logroño Dinámica Teatral, para adultos y niños a partir de 12 años. El precio de la primera función es de 6 euros y 8 euros costará la segunda. Las entradas podrán adquirirse en las redes sociales del teatro (Facebook, Twitter e Instagram), en Servientradas, en el bar Taberna La Villa de Canales y, una hora antes de la función, en taquilla.
El corral de comedias de Canales de la Sierra se ubica en el interior de un edificio emblemático de la villa del Alto Najerilla, la torre del Papamoscas. Esta máscara (casi teatral) saluda al visitante abriendo la boca con cada campanada del reloj que corona la torre. Un guiño para que el público se acerque a descubrir este tesoro de piedra y madera en el que antiguamente se celebraban funciones teatrales asiduamente, cuando la población frisaba los mil habitantes. Durante los años cincuenta y sesenta, la villa contó con una compañía estable de teatro que además ofrecía su arte por los pueblos vecinos de La Rioja y Burgos.
Tras su reconversión en cine y su posterior abandono debido a la emigración y la falta de recursos, el lugar se convirtió en almacén municipal. Tal agravio puso en pie a un grupo de vecinos que en los años noventa montaron varias representaciones para recaudar fondos y hacer un llamamiento a las autoridades para su recuperación. La llamada surtió efecto y el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Canales acometieron una puntillosa restauración que a partir de ahora se podrá contemplar gracias al empeño, de nuevo, de los propios canaliegos.
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