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Dos de los nueve tapices de la Colección de Felipe II que se exhiben en las galerías del Palacio Real. E.P.
Los tapices de Rafael, orgullo de Felipe ll, se exhiben juntos por primera vez

Los tapices de Rafael, orgullo de Felipe ll, se exhiben juntos por primera vez

El Palacio Real expone los nueve paños de tema religioso que calcan los que el genial pintor diseñó para la Capilla Sixtina

Jueves, 3 de diciembre 2020, 00:22

En el siglo XVI los tapices eran diez veces más caros que las pinturas. Solo al alcance de reyes y aristócratas, eran un artículo lujosísimo. Felipe II se hizo en Amberes con una colección de nueve tapices sobre 'Los Hechos de los Apóstoles' tejidos sobre cartones pintados por Rafael Sanzio de Urbino (1483-1520). En el V centenario de la muerte del genio renacentista, la serie se expone por primera vez completa y hasta abril en el Palacio Real de Madrid. La reina Letizia inaugura este jueves la que será la única conmemoración en España del quinto centenario de Rafael.

«Se utilizaban para actos protocolarios, pero jamás se habían expuesto juntos», destaca Concha Herrero, conservadora de la colección de tapices de Patrimonio Nacional y comisaría de 'Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II'. Se trata de una muestra única con los dos ciclos de tema religioso, el 'Petrino' y el 'Paulino', con cuatro paños dedicados a San Pedro y otros cinco dedicados a San Pablo, e idénticos a los que por encargo del papa León X, Rafael ideó para acompañar los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

Felipe II se hizo orgulloso con ellos en la lonja de los tapiceros de Amberes en su viaje para casarse con María Tudor. Llegaron a España en 1560 y se depositaron en el Alcázar de Madrid. Milagrosamente se salvaron del incendio que destruyó el palacio de los Austrias al ser trasladados antes al Palacio del Buen Retiro. Desde entonces han sobrevivido en buen estado. Había otras dos colecciones parejas de la edición príncipe de estos tapices, una en Francia que se quemó en la Revolución, y otra en la corona de Inglaterra, que fue troceada, vendida y desapareció en la Segunda Guerra Mundial.

Rafael pintó los cartones en su taller y los tapices se tejieron en 1519 en Bruselas, en el taller de Pieter van Aelst, el príncipe de los tapiceros. «La tapicería era entonces un arte suprema y se valoraba mucho más que la pintura. Tan es así, que a Rafael le pagaron cien escudos de oro por cada cartón y a Van Aelst mil escudos de oro por cada tapiz», dice la comisaria.

De enormes dimensiones, entre 5 y 7 metros y entre 60 y 70 kilos, las telas se han «mantenido y retejido» y hace cinco años se restauraron en la Real Fábrica de Tapices. Su estado de conservación es excepcional, ya que a diferencia de los del Vaticano, los españoles se tejieron en seda y lana, y no con hilo de oro y plata, por lo que no se han oxidado.

«La serie marcó un antes y un después en el género», dice la conservadora de unos tapices que colgarán hasta abril del año próximo en la Galería del Palacio Real de Madrid, un espacio acorde con la monumentalidad y estructura arquitectónica de la tapicería de Rafael. Es la primera exposición temporal que Patrimonio Nacional organiza tras el confinamiento. La institución ha editado la monografía 'Tapices de Rafael para la Corona de España', una obra de referencia sobre serie conservada en las Colecciones Reales. Patrimonio Nacional atesora una de las mejores colecciones del mundo en su género, con casi tres mil tapices. Además de medio millar de paños de la misma época y dimensiones que los de Rafeael «tenemos algo que no tiene nadie: los tapices de Goya, que, como Rafael, revolucionó el género», se felicita la comisaria.

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