En el taller de 'arte sucio' de Amalgama

Lo que ocurre y se crea en 'La Cerámica' (sede de la antigua Escuela de Cerámica de La Rioja y actualmente propiedad de Fundación Caja Rioja) se ha trasladado por unos días, hasta el 25 de enero, a la Gran Vía logroñesa gracias a la exposición 'Arte sucio. Del taller a la sala de exposiciones'.

En su inauguración han participado este martes el gerente de Fundación Caja Rioja, Carlos Fuentes; Penélope Ramírez en representación del Gobierno regional, y cinco de los seis jóvenes artistas que protagonizan esta colectiva: Celia Martínez Moreno, Teresa Calvo Viniegra, Janet Alonso Moreno, Lorena Aduna Larriba y Gabriel Darío Río Delgado, a los que también se suma Marta Montoya Tovar.

'Arte sucio' es, por tanto, la presentación en sociedad de Amalgama, colectivo que inició su andadura con Celia Martínez, ganadora hace un par de años de la Muestra de Arte Joven y quien solicitó a Fundación Caja Rioja un espacio donde crear. Y 'arte sucio' es también el que practica esta ceramista y quienes se han sumado al proyecto, cuyos trabajos artísticos no pueden desarrollarse en una casa dadas sus dimensiones y la suciedad que generan.

De este modo, en el taller 'La Cerámica' disponen de un lugar de trabajo idóneo para sus hornos, caballetes, mesas, estanterías, murales...; de un espacio de creación abierto a artistas jóvenes y emergentes con los que crear arte y sinergias.

Ellos serán, además, quienes modelen los trofeos para los diferentes concursos de la Fundación Caja Rioja y, gracias a la colaboración con el IRJ, abrirán también 'La Cerámica' a los sucesivos ganadores de la Muestra de Arte Joven de La Rioja.

En la exposición 'Arte sucio. Del taller a la sala de exposiciones' «queremos acercar al espectador no solo a la galería sino también al espacio de producción», explica Celia Martínez ante su serie de pelucas de cerámica y otras piezas imposibles, marcadas a fuego por la geometría, la ironía y la fragilidad. Obras en absoluto funcionales, como una vasija sin pie ni asas o un cántaro roto y reconstruido con un parche de cestería).

La multidisciplinar Lorena Aduna apela en sus lienzos a la tecnología y a nuestra exposición en redes sociales, asunto que contrasta con los objetos y escenarios del pasado que asoman en sus fotografías. En la serie pictórica 'Sobremesas' de Teresa Calvo es donde tienen lugar las conversaciones largas y profundas tras cada comida, un claro paralelismo con el taller de arte «que cuanto más sucio y revuelto, cuantas más cosas han sucedido en él, más sitio abre a la creatividad», explica.

Janet Alonso cura sus propias heridas –consecuencia de un trauma personal– y se reconstruye aplicando la técnica japonesa kintsugi sobre su propio busto cerámico. Mientras que Gabriel Darío Río ha proyectado el interiorismo del taller 'La Cerámica', un espacio diáfano, flexible y de paredes desnudas para que sean los propios artista quienes lo hagan suyo.