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Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) posa con su última novela, 'La cara norte del corazón' .EFE
«Es una suerte maravillosa encontrar un personaje con el que contar distintas historias»

«Es una suerte maravillosa encontrar un personaje con el que contar distintas historias»

Dolores Redondo | Escritora ·

La autora de la trilogía del Baztán protagoniza hoy el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR

Nuria Alonso

Logroño

Jueves, 7 de noviembre 2019, 08:04

Amaia Salazar, la inspectora protagonista de la trilogía del Baztán, ya forma parte del imaginario de la novela negra. Tras ganar el Planeta con 'Todo esto te daré', su creadora, Dolores Redondo, vuelve a la carga con este personaje en 'La cara norte del corazón', con una historia anterior a la trilogía que la lanzó al éxito editorial. Con esta nueva obra bajo el brazo y a punto de estrenar 'Legado en los huesos' en el cine, la autora donostiarra protagoniza esta tarde el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR (Ibercaja-Portales, a las 19.30 horas).

- 'La cara norte del corazón' supone el regreso de Amaia Salazar tras el paréntesis del Planeta y 'Todo esto te daré'. ¿La echaba de menos?

- Nunca le dije adiós. La trilogía es una historia que ocupa tres episodios, y cuando terminó ya dije que habría más historias de Amaia. La trilogía contaba un crimen y una investigación en concreto que terminó con la trilogía, pero nunca dije que no escribiría más de ese personaje. De hecho, lo que pedí fue casi una dispensa a mis lectores para ir con otras cosas. Y eso lo mantendré porque hay otros aspectos de la literatura que quiero explorar, otros personajes, otras técnicas narrativas... Pero volveré con ella, con ese personaje, siempre que tenga más historias para contar.

– Entonces, ¿habrá Amaia Salazar para rato?

– Pues sí. Mientras el lector siga deseando leer sobre Amaia Salazar, yo seguiré 'escribiéndola'. Es una suerte maravillosa que muchos escritores buscan durante toda su vida: encontrar un personaje con el que puedan contar distintas historias desde su perspectiva. Lo hizo Henning Mankell, lo hace Donna Leon, Camilleri... no sé por qué no lo iba a hacer yo.

- En esta novela, como en la trilogía anterior, sus escenarios casi se convierten en personajes, ¿no?

- Creo que sí. En todas mis novelas los escenarios son vitales para la historia. Y en esta no sólo es Nueva Orleans, sino Nueva Orleans en un momento muy concreto. Retrocedemos hasta el año 2005 durante la formación de Amaia en Estados Unidos en el momento de la catástrofe del huracán Katrina. Tiene la parte de denuncia social propia de la novela negra sobre lo que ocurrió los días después tras el Katrina y el absoluto abandono de la población, que fue considerada por la Administración Bush como de segunda categoría ante la atónita mirada del mundo. Y luego, el lector de novela negra encontrará cierta originalidad en Nueva Orleans como escenario literario por las circunstancias a las que obliga una ciudad sin luz, sin agua corriente, sin comunicaciones... Es como regresar a la Edad de Piedra, con la gente desesperada por sobrevivir, con altísimas temperaturas, con el alcantarillado reventado y las calles llenas de aguas fecales. Todo eso lleva a la gente a un nivel muy crítico y a la investigación también, porque se pierde todo el apoyo tecnológico, las pruebas, los análisis... Todo eso desaparece y se requiere ir a una investigación mucho más intuitiva y deductiva.

«Ser una víctima en la infancia puede marcar para siempre si no se tiene la capacidad para superarlo»

traumas de la infancia

- Se percibe un doble paralelismo en la Nueva Orleans tras el huracán y en la infancia de Amaia, ¿por qué?

- He intentado poner de manifiesto ese paralelismo porque en la trilogía ya había presentado a una mujer adulta, formada, y cómo ella había llegado a ese punto. Partimos de explicar que era una víctima de su infancia, que ni siquiera se da cuenta de que lo es, y pasa a ser una inspectora adulta, pero quedaban en la oscuridad los años de su formación, el tiempo en Estados Unidos... sobre todo, el proceso de transformación. Porque podría haberse convertido en víctima para toda la vida, no haber sido capaz de sobreponerse a ese dolor. Sin embargo, ella lo consigue justo porque en sus años de formación da con alguien que es Dupree, que la reconoce como alguien extraordinario y es capaz de enseñarle a empoderarse en su dolor y en su miedo y ponerlo al servicio de atrapar a un monstruo como el que persigue.

- Es un duro proceso de forja, ¿no? ¿Qué le atrae a usted tanto del miedo, de la infancia oscura, que es un tema recurrente en su obra?

- El hecho de que en ocasiones nos pasamos el resto de nuestra vida intentando superar nuestra infancia, y en otros casos, intentando volver a ella o rememorarla. La infancia nos marca lo que somos para siempre. Ser una víctima en la infancia puede marcar para siempre haciendo que alguien sea víctima de por vida si no tiene la capacidad suficiente para superarlo. Y en la mayoría de los casos, por desgracia, es así. Me gusta dar la oportunidad a mi personaje precisamente de que haga ese cambio, de crisálida a mariposa, y hacer que sirva, que cuente. Es importante para todos los que sufren encontrar esa manera a empoderarse en lo que duele.

Redondo ahonda en las raíces de los traumas de Amaia Salazar y la ciudada de Nueva Orleans tras el Katrina. EFE

– La trilogía ha aterrizado con éxito en la gran pantalla, ¿cómo vive ese tránsito su creadora literaria?

– Lo vivo con muchísima emoción, desde luego. Como un regalo. Cuando aún no se había publicado 'El guardián invisible' en España, Peter Nadermann, que es el productor de la serie 'Millennium', adquirió los derechos de esta novela. En aquel momento, quería tener los pies en al tierra y pensé que no se haría. Pero eso puso el foco en la novela y cuando fue una realidad, casi no me lo podía creer. Ahora va llegando cada entrega y me ocurre lo mismo. Lo cierto es que hay un romance entre mis libros y el cine porque ya no es sólo la trilogía, que ya está rodada entera, sino que también hay un proyecto firme para 'La cara norte del corazón', que esperamos que empiece a rodarse en 2020. Y también tengo una ligera sensación de vértigo por ver a personajes encarnados por Marta Etura o Imanol Arias repitiendo diálogos que yo escribí hace mucho tiempo en mi pequeño despacho y sin imaginarme que esto podía llegar a ser una realidad.

«Si hay una novela con una línea parecida a la mía, ya no me interesa leerla: esa línea la escribo yo y la hice yo primero»

competencia

Otras propuestas similares

- A raíz del éxito de la trilogía del Baztán, han surgido otras propuestas literarias con un trasfondo similar, como la trilogía de la Ciudad Blanca, que casualmente también llega ahora a los cines. ¿Cómo vive esos paralelismos?

- Cuando 'El guardián invisible' apareció, era una novela única. Me costó más de dos años que una editorial o un agente se interesara por ella y justo la rechazaban por los aspectos que la hicieron famosa, que ocurriera en una pequeña localidad, que se hablase de mitología... Me decían que eso no iba a funcionar porque era muy local, muy pequeño...

- Vaya visionarios...

- (Ríe) Bueno, afortunadamente sí que hubo quien lo supo ver. Y desde la aparición de 'El guardián invisible' han aparecido muchas novelas que se sustentan sobre tramas parecidas. Pero no las leo porque mis terrenos literarios después de escribir pasan por leer cosas totalmente distintas a las que escribo. Leo por placer. Y siempre que me dicen que hay una novela con una línea parecida, ya no me interesa leerla. Esa línea la escribo yo y la hice yo primero. Me parece bien que haya otros autores que pertenezcan a la 'escuela Dolores Redondo' y haber abierto esa línea en la que otros también pueden contar historias similares. En cuanto a paralelismos, como no la he leído, que la juzgue el lector.

- Me refería más al perfil de ambas autoras: mujeres, jóvenes, trilogía sobre novela negra...

- Cuando un escritor tiene éxito, las editoriales tienden a buscar perfiles similares. Se vio tras 'Cincuenta sombras' o de 'Millennium'; es normal. No tiene tanto que ver con los escritores sino con las editoriales. Hay un tipo de editor que siempre está buscando la novedad, lo distinto y lo que no se parece a nada. Yo tuve suerte de que uno de esos descubrió 'El guardián invisible' en su momento. Otros me rechazaban precisamente porque no se parecía a nada de lo que había. Hay otro tipo de editor que va buscando lo que ya tiene éxito y repetir la fórmula.

– La novela negra parece estar viviendo una nueva ép0ca dorada, ¿a qué lo atribuye?

– Yo creo que hay buena y mala literatura, no negra, amarilla o rosa. Que una novela tenga de pronto la capacidad de sorprender al lector, de gustarle o de entreternerle, no creo que tenga tanto que ver con el género. Es verdad que en nuestro país el género negro no se había extendido tanto como en otros países y aquí había tardado en llegar.

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