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Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863-Madrid, 1923) pintó niños a lo largo de toda su vida. Sentía un enorme afecto por la infancia, comenzando por sus propios hijos, que jugaron un papel crucial en su obra. Pintó la felicidad familiar y el bienestar de ... los niños ricos, pero también reflejó en sus lienzos el dolor, las carencias y hasta la muerte de los críos más desamparados.
El mar, el sol y los niños fueron los pilares de su obra, pero hasta hoy no se había investigado en profundidad el papel de la infancia en su trabajo. Y es lo que hacen el Museo y la Fundación Sorolla con 'La edad dichosa', muestra que abre hoy al público y que estará en cartel hasta el 19 de junio. Reúne 43 piezas del maestro de la luz: 41 son óleos y 13 dibujos. Hasta 19 proceden del propio museo y hay 25 préstamos «muy especiales», procedentes de colecciones particulares y que rara vez se han expuesto.
Sorolla se quedó huérfano con dos años y esta circunstancia hizo de él un ser familiar y con un gran sentimiento de afecto hacia la infancia. La crítica de su época ya le consagró como uno magnífico pintor de la infancia y con cuadros con pequeños protagonistas, como '¡Triste herencia!', le procuraron los mayores éxitos comerciales y reconocimientos de su carrera. Pero no se había realizado un estudio «sistemático» de la representación del niño en la obra del genial pintor. 'La edad dichosa' propone así «una aproximación amplia, diversa, nada simplista ni trivial al mundo de la infancia en la España de entresiglos», según Covadonga Pitarch, comisaria de la muestra junto a Sonia Martínez Requena. Conservadoras ambas del Museo Sorolla, quieren mostrar a «un Sorolla diferente».
Su propuesta se divide en tres secciones: 'El centro de la familia', 'El mundo de los niños' y 'La otra infancia'. Se inicia en el núcleo de la intimidad familiar, donde los hijos del pintor y las maternidades acaparan el protagonismo. Destaca un lienzo portentoso, 'Madre', una de las más bellas y misteriosas pinturas de Sorolla y una joya del museo. Con una sinfonía de blancos, Sorolla trasmite una inmensa e íntima ternura, pintando a su mujer, Clotilde, con su hija recién nacida, Elena, acostadas ambas y casi totalmente tapadas con una enorme colcha blanca. «Refleja el nuevo el concepto de maternidad que ha ido imponiéndose a lo largo del siglo XIX, el de la madre devota que cría a sus hijos», dicen las comisarias.
Sorolla encontró en la familia que creó junto a Clotilde García del Castillo «el pilar firme sobre que sustentar su vida como hombre y como pintor, y una inagotable fuente de inspiración», según Covadonga Pitarch. Con el nacimiento de sus tres hijos, María Clotilde, Joaquín y Elena, «aparecen en su pintura escenas de un nueva intimidad, patente en obras como 'El primer hijo'», destaca la comisaria.
La segunda parte enseña cómo vivían, estudiaban, dibujaban o jugaban los más pequeños de las familias acomodadas. Son frecuentes las escenas de mar y playa, fruto de esa 'alegría del agua' con la que Sorolla se refirió a los niños felices y saludables.
Pero de la inicial alegría familiar, y tras reflejar el confort burgués, llegan la pena y el dolor: el reverso de la dicha. Y es que Sorolla pintó también el mundo del trabajo infantil, de los niños humildes y enfermos. Su desamparo y los estragos de la enfermedad y de la mortalidad infantil, como refleja 'Cabeza de niño en el lecho' que Sorolla pintó con veinte años y en el que aparece el hijo del pintor valenciano Juan Peiró. En 'Niña en la playa del El Cabañal' o 'La siesta en Asturias', pinta a criaturas que descansan sobre el lecho de heno tras una dura jornada de trabajo en el campo.
Entre los cuadros más llamativos de la muestra 'La hora del baño', 1904, de la colección de Esther Koplowitz, en la que los niños juegan felices a la orilla del mar, -una obra espléndida marcada por rasgos impresionistas y el estudio de la luz- o los retratos de las hermanas Luz de Icaza que no se había expuesto nunca en público.
Las pinturas y dibujos se complementan con fotos de época, una cuna y una canastilla originales de la familia Sorolla, y un ejemplar de la revista para niños 'La edad dichosa', editada por Carlos Frontaura entre 1890 y 1892 y que da nombre a la exposición. Una muestra que culmina una larga investigación de las conservadoras que no solo estudian la pintura de Sorolla sino también en el conocimiento a la infancia en la sociedad en el paso del siglo XIX al XX.
Prolífico artista, hay catalogadas más de 2.200 obras de Joaquín Sorolla, de las que el Museo Sorolla atesora 1.479, en muchas de la cuales aparecen niños. No en vano, su primer retrato documentado fue el de un niño muerto en 1879.
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