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El órgano de la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de Ezcaray, vuelve a sonar hoy, a las 20.30 horas, con toda su majestuosidad, de la mano de Casandra Álvarez, organista y musicóloga.
La Asociación Cultural y Artística de Ezcaray (ACAE), tenaz en su empeño de dinamizar culturalmente la villa y de sumar las repercusiones positivas que ello tiene en otros ámbitos, principalmente el turístico, ha querido este año poner aún más en valor este instrumento del siglo XVII, aunque conserva muy pocos restos originales de aquella época.
Así, del concierto anual que venía organizando la asociación se ha pasado este año a un ciclo de cuatro actuaciones, subvencionado por la Dirección General de Turismo: dos ya se han celebrado, con Alberto Sáez Puente y Ana Mínguez Abad, y quedan la de hoy y otra el próximo sábado, día 27, con Loreto Aramendi.
Casandra Álvarez es licenciada en Historia y Ciencias de la Música y graduada en oboe, piano, clave y órgano. Es oboe solista de la Orquesta y Banda Sinfónica de La Rioja, extra de plantilla de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Ejerce la docencia en el IES Hermanos D'Elhuyar, de Logroño. Desde 2003 es la organista de la iglesia de El Salvador, de Pedroso, y también colabora con otras parroquias y colectivos. La actividad es una más de las que lleva anualmente a cabo ACAE, presidida por Ignacio Castroviejo. Las más recientes, un concierto-homenaje a Dani Carranza, el concurso 'Ezcaray, doce meses' y la feria de artesanía.
Del órgano de Ezcaray dice Rubén Pérez Iracheta, director del Taller Diocesano de Organería, en un artículo publicado en 'Fayuela. Revista de Estudios Calceatenses', que ha estado sujeto a múltiples reformas, no solo por su deterioro físico derivado del paso del tiempo sino por su adaptación continúa a los gustos estéticos y musicales de diversas épocas .
También indica que no es el único que ha habido en la iglesia parroquial, y que hay noticia, al menos, de otros dos órganos anteriores al actual. «En el primer libro de fábrica, el inventario de ornamentos de 1625 cita a 'un órgano en el coro bueno de latón, realejo', y 'un órgano grande viejo que no sirve'. Al parecer –explica– la parroquia no tiene fondos suficientes para la renovación del órgano grande y utiliza de forma habitual el realejo, un órgano pequeño que puede ser transportado en las procesiones y a otros actos públicos. El órgano grande será definitivamente abandonado y desaparecerá con motivo de la construcción del instrumento actual». Algunos documentos dan fe de que este ya estaba realizado en 1692.
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