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Si te metes en el Twitter de Pedro Ruiz, 75 años, le puedes ver haciendo un doble tirabuzón mortal en el trampolín de la piscina de su chalé de Pozuelo, en Madrid. «Hoy estamos a cuatro grados», precisa. «Lo hago todos los días desde pequeño, ... es una costumbre que no tiene mérito. A la salud le sienta muy bien». El 4 de febrero inicia en el Teatro Campos de Bilbao su nueva gira, unas memorias teatrales bautizadas 'Mi vida es una anécdota'.
-¿No sufre ningún achaque?
-Honesta y asustadamente, no. Empiezo a pensar que soy de plástico. No voy al médico nunca y sigo jugando al fútbol en campo grande con los veteranos del Madrid y del Barça. Me da buen resultado la técnica de tener muchos planes y tirarme a la piscina.
-¿Podría jubilarse? ¿Ha sido hormiguita?
-Sí. Soy una persona de orden en mi vida, no tengo vicios caros ni caprichos. Pero ni lo contemplo. En la vida hay que tener más planes que años, y yo tengo muchísimos planes. Cuando digo que estoy empezando muchos piensan que es una broma.
-Su vida es una anécdota que merece ser contada.
-No es porque sean mis experiencias. Un chaval de veinte años puede venir al espectáculo y escuchar una anécdota que le interese con Matías Prats, Felipe González, Nureyev o Estefanía de Mónaco.
-Gente muy conocida.
-No hablo mal de nadie, siempre he tenido el cuidado de no entrar en vidas ajenas de modo grosero. He tenido una vida muy extensa y he tratado de aprovecharla. Me han pasado cosas que si las contara dirían que estoy presumiendo.
-¿Por ejemplo?
-No lo cuento en el espectáculo y no se sabe mucho. Cuando secuestraron a Quini, pasé las veintitantas noches con su mujer, Mari Nieves. Me lo pidió otro buen amigo asturiano, Arturo Fernández. El día que lo soltaron durmió en mi casa de Barcelona para que no les pillara la prensa. Siempre he intentado aprender de los demás. Pasamos todos por aquí, aparcamos y luego viene otro que te quita el sitio. Nadie somos para tanto.
-¿Se arrepiente de algo?
-Lo inteligente es decir que sí, pero ya no tiene remedio. Le he dedicado demasiado tiempo a hablar de temas conflictivos, que en el fondo me interesaban poco. Como la política. No he votado en la vida. El tiempo que pierdes con los políticos dedícaselo a tu madre.
-¿Nunca ha votado?
-No. No quiero colaborar en la posibilidad de que alguien a quien voto me prohíba.
-¿Sigue escribiendo poesía?
-Todos los días. Ahora sacaré un libro, 'Veinte poemas de honor y una nación esperanzada', una edición de lujo con tapas de terciopelo, cuadros y los poemas escritos a mano por mí. Debajo de todo lo que hago está siempre el poeta. De la poesía no se vive, pero te alimenta.
-Y es un cinéfilo que sigue yendo a las salas.
-Al menos cuatro veces por semana. Me gusta el cine de autor. Acabo de ver 'Babylon', que me ha gustado mucho, y el otro día recuperé en un ciclo de cine clásico 'La noche del cazador'. En ese rato en el cine descansas de ti, uno es un pesado para él mismo todo el tiempo.
-No le vemos mucho en televisión.
-Me pillas en un momento en el que estoy teniendo una conversación interesante con la televisión pública. Llevo 19 años ajeno a la pantalla por muchas razones, espero que ocurra algo pronto. Quizá sea el momento de recuperar a los autores.
-¿Cómo contempla el país el autor de 'Histeria de España'?
-Somos seres imperfectos y nos invaden ideologías que no sabemos digerir. Ortega decía que no sabemos lo que nos pasa, por eso nos pasa lo que nos pasa. Encuentro este país muy crispado, más por arriba que por abajo, la calle está más serena que los parlamentos. Hay momentos en la vida en que se dice no pasa nada. Y ha pasado.
-¿Tiene miedo de que pase algo?
-No. Las cosas más graves ya me han ocurrido, como la desaparición de mis padres. Somos irresponsables porque estamos tirando del mantel de la convivencia y acabaremos rompiéndolo.
-Sigue soltero y sin hijos. ¿Nadie le aguanta?
-No tengo ninguna espinita. De muy joven decidí no tener hijos, no llevar una vida estándar. La soledad es una buena compañera, pero no renuncio a tener pareja.
-¿Qué es una vida estándar?
-Hijos, abuelos, la boda de no sé quién... Una pareja que tuve me dijo: 'Tú no estás solo, eres solo'. A lo mejor tenía razón, pero me gustaría paliarlo. El mayor de los refugios en la vida es un abrazo. El sexo solo vale para confundir; cuando une, une de mentira y cuando separa lo hace de verdad.
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