Cirujano, escritor y conferenciante internacional, Mario Alonso Puig es una referencia en inteligencia emocional. Experto en liderazgo, gestión del cambio, salud, bienestar y felicidad, ha protagonizado este lunes el Aula de Cultura de LA RIOJA-UNIR con la presentación de su libro 'Resetea tu mente. Descubre de lo que eres capaz'.
– 'Reinicia' dicen en ocasiones los técnicos para solucionar problemas informáticos. 'Resetea tu mente' propugna usted. ¿Cómo? ¿Y para conseguir qué?
– Tenemos una batalla a nivel de la mente, de la que no todo el mundo es consciente, y que tiene como efectos la reducción de capacidades mentales, empeoramiento de la salud e infelicidad. Esto se debe a conflictos entre los sistemas operativos incorporados en el funcionamiento del cerebro. De lo que se trata es de que esos sistemas trabajen de forma armónica.
– ¿Y cómo se resetea la mente?
– Para ello debemos conocer los sistemas operativos. Tenemos fundamentalmente 4, uno depende del hipotálamo; otro, del sistema límbico; otro, del hemisferio izquierdo y el cuarto, del hemisferio derecho. A los que dedico más tiempo en el libro es a los sistemas de ambos hemisferios. El izquierdo se resetea fundamentalmente desde el planteamiento de que debe dejar de ser un juez y convertirse en explorador. También ayuda el silencio. Y por parte del derecho, es fundamental darle un canal de expresión. Así como el del izquierdo es el lenguaje, el razonamiento, el del derecho es todo lo que tiene que ver con el arte.
– ¿Integrar ambos hemisferios sería lo que en lenguaje llano referimos como 'poner de acuerdo la cabeza con el corazón'?
– Sí, sí, es una buena expresión porque el izquierdo es el más racional y el derecho, el emocional.
– Difícil se antoja integrarlos...
– Claro que pide disciplina, entrenamiento y un mapa de viaje, pero estamos hablando de un cambio radical en nuestra percepción de la realidad, ver oportunidades donde solo veíamos dificultades.
– Le veo como un firme defensor del hemisferio derecho...
– Soy un defensor de que en la unión está la solución. Lo que ocurre es que donde hay mayor número de posibilidades es en el derecho, profundamente ignorado por una cultura tan racionalista y materialista como la actual.
– ¿Cuánto nos viene dado por la genética y cuánto por el entorno?
– Cada vez creo más que el condicionamiento mental, que depende en gran medida del entorno cultural y de la educación, juega el papel más importante.
– ¿Cómo ha impactado en nuestro cerebro la crisis del COVID?
– La parte positiva de la pandemia ha sido el reconocimiento de que la incertidumbre es la forma en la que tenemos que vivir todos, y tenemos que sentirnos cómodos viviendo en la incertidumbre, porque si no no tenemos futuro. Y para vivir en la incertidumbre con comodidad es necesario integrar los dos hemisferios.
– Pero la incertidumbre genera inseguridad... ¿eso es positivo?
– No lo defiendo como positivo ni como negativo. Lo que digo es que la vida es pura incertidumbre. Yo cuando me levanto por la mañana no sé si me va a doler un pie, si ese día voy a tener un disgusto...
– ... pero tampoco se lo plantea...
– Por supuesto que nos lo planteamos, pero no queremos reconocerlo, hasta que la incertidumbre nos golpea. Otra cosa es que vivamos en la alucinación de pensar que podemos controlarlo todo. Hasta que la vida plantea una situación como la actual. Y cuando se produce un encuentro tan profundo con la incertidumbre el ser humano busca cómo mantenerse estable cuando todo está agitado.
– ¿Es entonces este un tiempo óptimo para desarrollar habilidades y potencialidades?
– Este es un tiempo óptimo para conectar con uno mismo, comprenderse y superarse.
– ¿Y cuáles son las herramientas para ese viaje interior?
– A mí me han ayudado la lectura, viajar, el silencio, la oración, hablar con otras personas, escucharlas, el contacto con la naturaleza, el ejercicio físico...
– Usted es de los que defiende que el observador puede cambiar lo observado.
– Yo he visto que cuando yo cambio las circunstancias empiezan a cambiar.
– ¿Verdaderamente no es tan importante lo que sucede sino cómo lo vivimos?
– Es así. Claro que lo que sucede tiene importancia. Ahora bien, yo puedo ver un error que cometo como algo que ha fallado y que pide de mí probar un nuevo abordaje o interpretarlo como una prueba inequívoca de mi torpeza.
– Contemplar vs. mirar. Experimentar vs. definir. Explorar vs. juzgar. Sencillo el planteamiento, ¿también su ejecución?
– El ser humano cuando entra en quietud se redescubre.
– Defiende también no ir al pasado para lamentarnos ni propulsarnos al futuro para preocuparnos. ¿Cómo acallar la mente?
– Esto es un entrenamiento. ¿Cómo? Primero, dándose cuenta de las consecuencias. Y segundo, usando la fuerza de voluntad, pero movida por un propósito.
– También pone énfasis en el autoconcepto y la autoestima.
– A nivel humano es lo más importante que hay. Es impresionante hasta qué punto el autoconcepto influye en nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones...
– ¿Y cómo trabajar la autoestima?
– Hay que quitarse dos enfermedades: la del pasado y la del futuro. La enfermedad del pasado es la culpa. Una cosa es reconocer los errores y otra juzgarse, condenarse y castigarse. La segunda enfermedad es la del futuro, la del miedo a lo que puede pasar... Poco a poco hay que ir soltando todo lo que implique culpa y miedo.
– ¿Y a qué le tiene usted miedo?
– A qué le tengo miedo... a qué le tengo yo miedo... (largo silencio)
– Por lo que le cuesta responder, deduzco que a pocas cosas...
– No, no, estoy buscando mi miedo más profundo... Digamos que el miedo con el que estoy ahora lidiando es a morirme sin haber reconocido lo que de verdad es la realidad.
– Que eso lo diga usted, que está acostumbrado a trascender la realidad...
– Llevo 50 años estudiando estos temas, pero sigo siendo un estudiante. El problema sería que me declarara experto, porque entraría en la mayor de las cegueras, que es la soberbia humana.
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