El sector taurino, en pie de guerra

Ha llegado el momento de reclamar nuestro sitio», apunta la Fundación Toro de Lidia (FTL). El sector taurino se planta y se une para exigir al Gobierno el «lugar que le corresponde a la tauromaquia entre las industrias culturales». Los profesionales del toro pasan a la acción tras años de inactividad reivindicativa conjunta. La última gran revuelta pacífica fue en Valencia en marzo de 2016, cuando todo el sector se dio cita en una multitudinaria manifestación. Hoy, la protesta prende ante la «sistemática discriminación» por parte de «diversos sectores de la Administración», señala la FTL, que advierte de que «no van a aceptar que grupos totalitarios organizados impongan su visión dogmática del mundo», y anuncia «la necesidad de organizar movilizaciones para mostrar la fuerza del sector».

El mundo del toro exige además la dimisión de José Manuel Rodríguez como ministro de Cultura por «la discriminación continua». Victorino Martín le reprocha también que «ni siquiera haya salido a defendernos» cuando Pablo Iglesias apuntó en sede parlamentaria que le «incomoda que se reivindiquen las corridas de toros como una práctica cultural a proteger». La Fundación exigió a Iglesias, en una carta firmada por Victorino, que «abandone ensoñaciones totalitarias», porque «solo los regímenes totalitarios se atreven a decidir, modificar o suprimir la cultura de un pueblo». Martín advierte al ministro de que no van «a aceptar más un papel secundario» y que no pueden «permitir que un ministro de Cultura ejerza la censura». Censura que un grupo de profesionales y aficionados están denunciado en redes sociales fotografiándose con una mascarilla en la que puede leerse 'La cultura no se censura'. «No somos más que nadie, pero tampoco menos», denunció Diego Urdiales en Twitter.

El rejoneador Sergio Domínguez también recordó en esta red social que «la cultura es libre» y que «no tiene signo político». El presidente de la Federación Taurina Riojana, Salvador Arza, ve «inaceptable que el Gobierno quiera imponer a los aficionados lo que es cultura y lo que no lo es».

La polémica ha ido a más. La exclusión de la tauromaquia en el plan de ayudas aprobadas por el Gobierno para ayudar a las industrias culturales prendió la mecha. También las trabas para conceder la prestación por desempleo. «Al SEPE no le ha quedado otra que asumir la legislación, porque ha visto que judicialmente no tenía opción de ganar rechazando la condición de artistas, y ahora pone trabas más técnicas para pedir ayudas», apunta Sergio Domínguez. «Nos sentimos discriminados. Más que los 700 euros mensuales pedimos unas condiciones dignas para que nos dejen actuar», matiza el rejoneador calagurritano. « Siempre hemos luchado por la libertad, pero llega el momento de actuar, por ello se ha decidido pasar al ataque», añade. Víctor García, torero de plata riojano, también muestra su enfado: «Están aprovechando para eliminar la tauromaquia. Por eso, esta situación me está afectando más psicológicamente que económicamente. Nos están tratando como si fuéramos apestados, cuando tenemos derecho a prestación porque cumplimos todo a rajatabla».

Ante el revuelo, el ministro de Cultura contactó con Victorino Martín y se comprometió, apunta la FTL, a mantener una reunión con representantes del sector.

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