El santo que se rio de sí mismo
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Tomás Moro tenía una cosa que se llama conciencia, y por supuesto bien formada, que le llevó nada menos que a la muerteY no fue un santo cualquiera. Inglés y abogado nada menos. Metido en la política por obra y gracia del rey Enrique VIII. ¿Les suena de la serie televisiva 'Los Tudor'? Aunque en el siglo XVI no se votaba para nada, y a nadie, a ... veces la cosa funcionaba más o menos bien o más o menos mal, como ahora con elecciones.
Tomás Moro resultó ser un primer ministro de gran capacidad y eficacia. ¿Por qué? Porque era honesto, gran trabajador, listo y bien preparado. No pensaba en otra cosa que en el bien de su pueblo. Por esa razón no practicaba el buenismo que vemos en tantos de nuestros hombres y mujeres políticos actuales. Y hay más. Tenía una cosa que se llama conciencia, y por supuesto bien formada, que le llevó –en su caso, no es el de todos los políticos cristianos– nada menos que a la muerte, y muerte en la guillotina, que no es una broma precisamente. Consecuente con sus principios morales –los tenía muy vivos– lo fue hasta el final. No era un político como los que hoy estamos acostumbrados a ver y a padecer. Nunca se tomó a sí mismo demasiado en serio, y por eso se llevaba bien con todo el mundo, también con los que no pensaban como él. Nunca insultó a nadie, no descalificó a nadie.
Plantó cara al mismísimo rey porque este, incapaz de ser fiel a su mujer –española para más señas y de nombre Catalina de Aragón–, no toleró que nadie, y mucho menos su primer ministro, le reprochara su falta de fidelidad llevada hasta un extremo rayano en el ridículo: se casó hasta seis veces y algunas de sus esposas acabaron en la guillotina para redondear la situación.
Pero no nos pongamos trágicos, cosa que no iba con el talante de Tomás. Este, aun con la vida tan trabajosa que le tocó vivir, nunca perdió el sentido del humor, del buen humor. No lo califico de flema inglesa porque a tanto no llego. Sí sé lo que es el buen humor. La mejor salsa para la vida ordinaria. Ese buen humor, nacido de una conciencia en paz con Dios y con el prójimo, le ayudó a esforzarse por ser una persona serena, entusiasta y alegre, con lo contagiosa que es la alegría.
Chesterton, otro inglés universal, recordaba ya hace muchos años que «la vida es demasiado seria para tomársela en serio». ¡Ay de aquel que nunca se ríe de sí mismo: acabará por reírse de los demás, sin venir a cuento e injustamente! Vean y mediten en esta oración que Moro recitaba casi a diario: «Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, una actitud que me ayude a aprovechar lo que es bueno y puro, para que no me asuste ante el mal, ante lo malo que nos rodea, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Que no me deje llevar por el aburrimiento, por los chismes, por las habladurías y por la difamación. Tampoco por los suspiros y los lamentos, que no sirven para nada. Y sobre todo, que no me domine ese ser tan dominante que se llama 'mi yo'. Que me ría de él y me llene de la verdadera alegría que pueda comunicar a los demás. Amén». ¿Verdad que es una oración que nos puede venir bien a todos?
Pese a las presiones que sufrió en su vida pública de político, puso de su parte todo lo imaginable para no perder nunca el buen humor. ¿Saben ustedes que en el mismo momento de subir al cadalso –situación dramática donde las haya – pidió que «le ayudaran a subir que para bajar se bastaba y sobraba él solo»? Y más todavía: ante su verdugo, mientras se retiraba la barba del cuello para que no se la segaran, dijo: «mi barba no ha ofendido al rey y, por lo tanto, no se debe cortar».
Ya para terminar, algo que no muchos conocen. Tomás hizo posible con su libro 'Utopía' que por primera vez en la historia del pensamiento se abordara el tema (verdadero derecho) de la igualdad. Defendió con pasión que todos nacemos iguales, que todos somos iguales y libres, con la libertad de los hijos de Dios. ¿Será por esto por lo que en nuestro país hay un Ministerio de Igualdad y muchas consejerías también de Igualdad?
Tomás Moro, inglés, pensador, humanista, escritor, poeta, profesor de Leyes, abogado y juez. Pasó por la vida haciendo el mayor bien posible usando su talento y su buen humor, a imitación del gran Maestro, el único Maestro digno de ser seguido, y hasta el final. Por eso todos lo honraremos, y no solo los políticos el próximo día 22 de junio.
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