Sandra Barneda: «Somos la suma de todas nuestras pérdidas»

-¿Por qué no pudo recoger su premio?

-Estoy en mi casa, en Madrid, cumpliendo estrictamente la cuarentena tras un positivo por covid. Me encuentro bien, recuperándome.

-Como el dios Jano, usted tiene dos caras, una en la televisión y otra en la literatura.

-Son mi yin y mi yang. La televisión es la parte expuesta, la de la comunicación masiva. La literatura es la parte más íntima, que surge de la necesidad de interpretar el mundo e interpretarme a mí misma a través de historias y personajes. Siempre he necesitado horas de soledad y crear historias. Es una contradicción que no es fácil de entender.

-Para llegar a la esencia, al alma de cualquiera ¿hay que cruzar un océano como sugiere el título de su novela?

-Sí. En la vida hay que cruzar muchos. Freud decía que somos la suma de nuestras pérdidas, ya sea de deseos, ilusiones, o sueños incumplidos, de parejas o de seres queridos. Con su ausencia nos damos cuenta de lo que habían sumado. Cuando se produce una pérdida, sea del tipo que sea, debemos cruzar ese océano invisible para volver a encontrarnos, porque no somos los mismos. Las pérdidas nos transforman y me apetecía explorar cómo.

-¿La pérdida es, pues, el elemento central de su novela?

-El elemento central es la vulnerabilidad. Cómo la desnudez de cada personaje, a través de las pérdidas, que son el catalizador, provocan muchos cambios en un núcleo familiar teñido de verdades ocultas y veladas.

-¿Y la tristeza, siempre aparejada a la pérdida?

-La tristeza es un sentimiento clave y forma parte de nosotros. Los personajes transitan por esa tristeza que les hace llegar a la desnudez del alma, quedarse sin protección, sin coraza. Mirar desde el amor. La novela se pregunta cómo vamos destruyendo esos muros invisibles de la evasión, de las huidas para no enfrentarnos a las heridas que la vida nos causa. Solo existe algo más grande que la voluntad, y es el amor. La voluntad es algo de la mente y el amor sigue siendo inexplicable e indefinible. Sólo desde el amor se logra cruzar el océano que atraviesa Gabriele, la protagonista, para llegar a su padre, de quien estaba muy distanciada. Los personajes son ángeles imposibles que le ayudan en los momentos complicados.

-¿Es autobiográfica?.

-No. En absoluto. Nada. Ni una palabra.

-¿Piensa en el lector cuando escribe?

-No. Me olvidó por completo de él. He estado con la novela un par de años y siempre me pregunto qué es lo que me quiero contar. Dudo a menudo de que pueda interesar a alguien lo que escribo y me asaltan todos los miedos. Tu novela debe enamorarte primero a ti.

-En casi 70 años solo ha habido cuatro parejas de mujeres en el Planeta, con la suya. ¿Pocas?

-Muy pocas. Estoy doblemente feliz. Ser pareja de Eva (García Sáenz de Urturi) es fantástico. Viviremos un año de sororidad con dos novelas muy distintas. Estoy feliz y encantada.