Samantha Hudson | Cantante
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Samantha Hudson | Cantante
«El show es digno de presenciar por esa catarsis colectiva con el público»'AOVE Black Label' es el nuevo trabajo discográfico de Samantha Hudson, un icono de la cultura pop, ganadora del MTV EMA a la mejor artista española. En la gira de presentación ofrece un espectáculo salvaje y subversivo e incluye una parada en Logroño el ... sábado 3 de febrero. Actuará en la sala The Hangar a las 22.00 horas. Las entradas anticipadas cuestan 22 euros más gastos y en taquilla valdrán 27.
–¿Qué destaca de su último disco 'AOVE Black Label'?
–Sobre todo la producción musical. Siento que supone un paso adelante respecto a mis anteriores trabajos. La estética sonora me pega bastante y en la gira homónima, en el show, genera una energía especial. Mi música siempre es muy performática, la oriento mucho a la puesta en escena.
–¿Cómo es la puesta en escena?
–Esta onda tan maquinera, tan electrónica de mi música, cuando la extrapolamos al escenario, en esta gira que es una especie de liturgia, provoca un sentimiento de verdadera comunión conmigo y el público. Lo veo como una misa ravera. Entre otras cosas porque el público se prepara su modelo para venir a verme, como las señoras se ponen su traje de dos piezas el domingo para ir a misa. Repaso las canciones del ep y de todo mi repertorio remezclado con electrónica.
–Habla de relación con el público, ¿cómo se ve en el escenario?
–Cero jerárquico. Para mí no es algo unilateral de yo soy la artista y vosotros estáis en una especie de modo contemplativo viendo lo que se hace en el escenario, sino que verdaderamente hay un sentimiento catártico. Entre otras cosas porque voy metiendo speeches (discursos) entre tema y tema. Es como una predicación, me siento como una clériga bastante ravera. Destacaría la energía, esa comunión bailonga y disfrutona y el trasfondo que para mí tiene el nuevo disco, que a pesar de estar repleto de reivindicaciones explícitas literales como hacía anteriormente, tiene un subtexto en el que el baile y ese hedonismo de la contracultura del club y la rave también puede ser muy revolucionario, sobre todo con lo que respecta a la disidencia del género.
–¿Eso va a encontrar el público el 3 de febrero en la sala The Hangar de Logroño?
–Se va a encontrar un espacio seguro, al menos por lo que a mí respecta y por todas las cuestiones en las que me veo implicada. Habrá mucho láser, mucho estrobo, unas visuales generadas por inteligencia artificial con unos gráficos bastante rocambolescos, una especie de dadaismo digital muy chulo. Además, cuento con tres bailarinas coreografiadas por Estíbaliz Mardones y Cristian González. Es una suerte de coreomarciana de danza contemporánea muy chula. En definitiva, es un 'totum revolutum' de elementos bastante marcianos, pero que generan un sentimiento de comunión con el publico muy guay.
–¿Qué supone para usted haber recibido el premio de MTV Europe Music Awards?
–Un espaldarazo a mi carrera musical, pero también es una manera de validar, desde un circuito tan importante como la MTV, mi concepto de arte al que siempre he concedido una visión holística y total. Al final hago esta música, pero soy una showgirl, una chica de escenario. Además, siento que mi discurso, mi expresión de género muy estética, lo que decido ponerme en mis apariciones públicas, los valores que defiendo, la ideología que promuevo, mi comunidad, mi público, son engranajes que conforman la totalidad de mi arte. Que la MTV haya valorado eso, porque el premio es a la mejor artista, no a la mejor cantante ni a la mejor bailarina, me hace sentir muy feliz.
–Cita la defensa de unos valores, ¿puede explicarlos?
–La total repulsa a las convenciones sociales, el plantarle cara a la gente que dice lo que tienes que ser, cómo debes comportarte o lo que tienes que pensar, siempre en torno a unos paradigmas que se han establecido como naturales y orgánicos. Para mí lo más valioso no tiene que ver tanto con lo que respecta al género de identidad sino que trasciende esas barreras. Mirando las estadísticas de las redes sociales la mayoría de mi público suelen ser mujeres heterosexuales y no precisamente de la generación Z. Creo que es porque predico libertad, saber escuchar y no dar nada por sentado, no convencerte de que lo que nos han hecho creer que es la normalidad, el decoro, la prudencia, lo aspiracional, es lo que tenemos que procesar como nuestra verdadera idiosincrasia, el ser auténticas por encima de cualquier circunstancia.
–¿Qué le ha supuesto ser tan clara y no morderse la lengua?
–El folclore me ayuda mucho y utilizo el refranero, sobre todo el que dice 'no está hecha la miel para la boca del asno'. Soy una persona abierta a la rectificación, he cambiado mi actitud, defiendo mi verdad y si las críticas no son constructivas, las desecho. No me sirve la verborrea de odio.
–Su trayectoria comenzó en 2015 con el single 'Maricón'. ¿Qué recuerda de sus inicios?
–Mucha calamidad, fracaso estrepitoso, pero sobre todo mucha amabilidad. Cada vez estoy más comiéndole la tostada al mainstream, por supuesto sin dejar el underground, porque nunca va a salir de mí, por mucho que yo salga de él. Siento inseguridades, eso que llaman el síndrome de la impostora y siempre que esto sucede recuerdo mis inicios e intento rescatar algunas cosas de mi mentalidad de entonces que consistía en concederme el lujo del error, en darme el margen de la equivocación y centrarme en que mi propuesta profesional y artística fuera honesta y definiera quien yo era en ese momento y quien soy en este. Fue una etapa muy calamitosa, pero disfruté muchísimo.
–Y ahora no se puede quejar...
–Me va muy bien. Hicimos 'sold out' (agotó entradas) en La Riviera de Madrid, en Barcelona, Vitoria... Llevo cuatro años viviendo básicamente de dar conciertos, aunque siento que lo que más me ha enseñado no es haber estado en festivales como el Sonar, que también, sino esa primera etapa en la que frecuentaba los antros más de mala muerte, con los cachés más bajos y el público más inclemente. Todo eso me ha permitido enfrentarme a las vicisitudes de mi vida con más entereza y tesón.
–¿Está satisfecha de lo logrado?
–Estoy satisfecha de no haberme vuelto loca, porque la industria es muy hostil, inmisericorde y complicada. Al final he sabido rodearme de gente amable que me apoya. Mi representante Gema es lo más importante de los últimos años. En esta gira, dejando la falsa modestia, el show es digno de presenciar por esa catarsis colectiva con el público.
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