Conoce como pocos la cultura rusa, ha traducido medio centenar de libros de grandes autores en su lengua y confiesa que se sorprendió con la polarización sobre ese país tras la invasión de Ucrania
Marta Rebón (Barcelona, 1976) es una de las mayores conocedoras en nuestro país de la cultura rusa, si no la mayor. Es autora de los ensayos 'En la ciudad líquida' y 'El complejo de Caín' y se ha especializado en la traducción de las grandes obras de algunos de los novelistas más relevantes en esa lengua. Suya es la de la monumental 'Vida y destino' de Vasili Grossman. En total, ha vertido al castellano y el catalán medio centenar de libros de Chéjov, Tolstói, Gógol, Zamiatin, Nabókov, Tarkovski, Dostoievski, Bulgákov, Pasternak, Shentalinski, Aleksievich, Berbérova, Ehrenburg, Ulitskaia, Chukóvskaia y otros. Nada de eso ha evitado que, debido a su postura crítica con la política de Vladimir Putin, en algunos círculos la tilden de 'rusófoba'. También se mostró favorable al cierre en Europa de la cadena de TV 'Russia Today', días después de la invasión de Ucrania. La polarización sobre Rusia, con tantos defensores incondicionales y críticos sin matices, ha sido una sorpresa para ella, confiesa.
- Churchill dijo que «Rusia es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma». ¿Cree que es así o lo que sucede es que hay una cierta pereza por conocer en profundidad cómo es el país?
- Creo que Churchill tenía algo de razón y enlaza con eso que se llama el 'alma rusa', que es algo muy complejo. Hablamos de un país inmenso, con once husos horarios, una gran diversidad cultural, una parte en Europa y otra en Asia, unos paisajes extraordinarios. Y al tener una gran lengua tiende a crear una cultura cerrada. Lo vemos con los inmigrantes que llegan hasta aquí: se encierran en sus propios grupos, favorecidos por poseer signos civilizatorios propios. Luego, nuestro código moral no coincide en cuanto a las maneras de hacer política. Así se explica que Rusia negara hasta el último minuto que tuviera intención de invadir Ucrania.
- ¿Por qué Rusia despierta tantas pasiones? A diferencia de lo que sucede con otras grandes potencias aquí solo se puede ver en blanco o negro.
- Esta polarización sobre Rusia ha sido para mí una gran sorpresa. Creo que hay gente que apoya a Rusia solo por ser antiamericana y me parece que eso es fruto de la ignorancia. Los corresponsales de la Prensa española en Rusia han visto lo que ha pasado y lo han ido contando. La cuestión de Putin es de identidad. No ha digerido el derrumbe del Imperio soviético y anhela el brillo que tuvo. Es algo que tampoco es exclusivo de Rusia. Esto enlaza con Trump y su mensaje de devolver la grandeza a EE UU, o el Brexit, que vivió de la nostalgia. Y podríamos seguir con liderazgos como el de Orban. Todos tienen su origen en el temor a la libertad.
- A usted la han tildado de rusófoba.
- He estudiado la lengua y la cultura rusas, he traducido más de cincuenta libros… ¿Cómo puedo ser rusófoba? Eso sí, se me ha notado la amargura por lo que ha sucedido, claro. Mi pasión por Rusia llegó a través de la literatura, que es además donde están la filosofía e incluso las ideas democráticas de ese país. Que me llamen rusófoba significa que quienes lo hacen no saben lo que pasa allí, son gente que no ha seguido la deriva autoritaria del país. Putin es militarista y ha conseguido unir a su causa a la Iglesia ortodoxa. La guerra ha sido un gran aglutinador en ese país, como ha denunciado la premio Nobel Svetlana Aleksievich.
Vínculos con España
«Es donde más se estudia y mejor se comprende el 'Quijote'
- Hubo un intento de cancelación respecto de la cultura rusa al comienzo de la invasión de Ucrania. ¿Qué nos puede aportar esa cultura y específicamente la literatura?
- Creo que se exageró lo sucedido. A veces eran conciertos organizados con dinero público. A raíz de esta guerra, vamos a aprender a mirar la cultura rusa no en bloque sino por autores. Los hay que han escrito en ruso pero no eran rusos, como Gógol. Lo relevante en lo sucesivo serán los matices, los detalles. Hablaba antes de que las ideas democráticas están en el caso ruso en la literatura y el autor que mejor representa ese espíritu es Chéjov. Deberíamos empezar a leer esa literatura sin el entusiasmo de lo exótico, trayéndola a nuestro tiempo para que sea un elemento de reflexión.
- Usted suele recordar que Max Scheler dijo que los grandes personajes de la literatura rusa son resentidos. ¿Eso ha contribuido a crear una imagen del pueblo ruso?
- La Historia rusa abunda en opresión y sufrimiento. Tuvieron una Edad Media mucho más larga que el resto de Europa y una desigualdad social muy profunda. En nuestro imaginario es un país asociado a totalitarismos de distinto signo. Y siempre ha sido muy bélico. Putin no ha dejado de entrar en conflictos desde que llegó al poder. En cuanto a eso que se llama el 'alma rusa' de la que hablaba antes, se ha caracterizado por el fatalismo y una resistencia casi sobrehumana ante la adversidad. Los mandatarios rusos, de todo signo, han pedido casi lo imposible al pueblo.
Paralelismos
- ¿Y ese parecido entre el carácter ruso y el español del que hablan algunos? ¿Usted también lo ve?
- Somos más parecidos en cuanto a nuestra forma de ser. Ellos son cerrados pero luego son de hablar con el corazón en la mano. Los dos países han sido grandes imperios y han tenido guerras civiles. En Rusia han influido mucho Galdós, Lorca y Cervantes. Es donde más se estudia y mejor se entiende el 'Quijote'. Y los dos países tenemos una gran lengua, y eso marca.
- Al caer la URSS se instaló en Rusia un capitalismo casi sin reglas. ¿Por qué siendo así Rusia tiene de su parte a la extrema izquierda española?
- Porque aquí queda todavía un resto de la asociación mental entre Rusia y quienes quisieron crear el Paraíso en la Tierra.
- También cuenta con el apoyo de la extrema derecha.
- Los populismos confluyen en esto. Son grupos con preferencia por lo autóctono, anticosmopolitas, xenófobos. Manejan retóricas distintas pero con igual mensaje de fondo. Y quienes los votan lo hacen por miedo.
Relaciones internacionales
«El expansionismo ruso nunca ayudó a un acuerdo con Occidente»
- ¿Se puede admirar un país y su cultura pero ser crítico con su Gobierno e incluso con su Historia?
- Claro, el amor no te puede cegar. Cuando has empleado mucho tiempo en estudiar una lengua y una cultura estás obligado además a ser más crítico con lo que ves. Tienes que poner una lupa en aquello que no está bien. Pero sucede que hay quien tiene miedo a la discrepancia y por eso, aún viéndolo, no dice nada.
- ¿Es usted partidaria de cerrar publicaciones propagandistas del Kremlin aunque eso suponga recortar la libertad de expresión?
- La libertad de expresión debe estar garantizada pero eso no puede traducirse en que se deje la puerta abierta a la difusión de bulos. Estuve a favor de cerrar 'Russia Today' porque era un arma de propaganda. No hay que ser buenista en determinados asuntos. Se sabe que el Kremlin ha hecho campañas en Europa a través de granjas de 'trolls' y eso es algo que erosiona las democracias. Si se conoce con certeza que un medio tiene un programa cuya línea es esparcir bulos, crear odio e intoxicar a sociedades democráticas, no hay problema en que se cierre. Además, miremos lo que sucede en el interior del país: no hay medios independientes, todos están controlados por el Gobierno. Incluso las organizaciones de Derechos Humanos tienen prohibido operar. Hablamos de una guerra, de muchos muertos y de un presidente que tiene siempre en la boca la amenaza nuclear.
- Ha hablado de 'Russia Today'. ¿Cree que algunos de los periodistas que ese medio tenía en España eran agentes del Gobierno ruso?
- Aquí han estado varios ejerciendo de propagandistas del Kremlin. No creo que sean los más fiables para hablarnos de lo que sucede allí, o en Ucrania. Los corresponsales españoles que han sido expulsados del país y han escrito libros cuentan cómo es la vida diaria, cómo es la política interior de Rusia. Y desmienten muchos argumentos como el de la amenaza exterior. Nadie atacó a Rusia. Aunque la conspiranoia vende muchísimo.
Apoyo al Kremlin
«Las extremas izquierda y derecha españolas usan retóricas distintas para igual mensaje de fondo»
- ¿Habría sido posible y conveniente asociar de alguna forma a Rusia a la UE tras la caída del comunismo?
- Se intentó. Más a la OTAN que a la UE, pero hubo comisiones bilaterales que lo estudiaron. Y antes de la guerra, Putin era recibido en Occidente como un líder sensato y carismático. En ese momento, lo terrible pasaba en la política interior rusa. Y aquí se pensaba que mientras consumiéramos productos rusos había una garantía de que no habría conflictos militares. Pero el anhelo de grandeza de Putin era una bomba de relojería. El expansionismo ruso nunca ayudó a un acuerdo con Occidente y desde la invasión de Crimea crecieron las sospechas sobre lo que un día podría suceder.
Cambiar la Historia
- Quizá se pudo avanzar más con Gorbachov.
- Con Gorbachov se podrían haber logrado más cosas, pero no lo dejaron avanzar. Y ahora su figura es tratada casi como si hubiese sido un traidor. Siempre hubo dudas de que Rusia pudiera ser un país realmente democrático.
- Los más ciegamente prorrusos están intentando cambiar la Historia. Dicen que la Segunda Guerra Mundial la ganó la URSS casi sin ayuda alguna, o que el desembarco de Normandía fue un paseo militar porque los alemanes habían abandonado la zona para combatir al Ejército rojo. Y han olvidado el pacto Ribbentrop-Molotov o las violaciones de mujeres alemanas por los soldados soviéticos.
- Da mucha pereza tener que recordar todo eso. El pacto Ribbentrop-Molotov fue la puerta de entrada a lo que pasó después. Y la URSS intentó endosar a los alemnas la llamada 'masacre de Katin', de la que había sido responsable su Policía secreta. Es cierto que la lucha en el frente oriental debilitó a Alemania para poder luchar en el occidental. Pero la guerra no la ganó solo Rusia. Además, en el Ejército rojo había muchos soldados de otras nacionalidades integradas en la URSS, no solo de Rusia.
Falsa información
«Periodistas de 'Russia Today' eran propagandistas del Kremlin»
- Alguna vez ha escrito con ironía que ser catalán debería desgravar. También debería hacerlo opinar con una cierta independencia sobre lo que sucede con Rusia.
- La verdad es que sí (risas). Aquí pillamos por todos lados, sobre todo si eres catalán y no estás en ningún bando. Tener sentido común es hoy una de las peores cosas que te pueden pasar.
- ¿También cuando se habla de Rusia?
- Yo manifiesto mis opiniones a partir de todo lo que he visto y leído. Pero si me dan datos ciertos que refuten eso, no tendré ningún reparo en rectificar lo que haga falta.
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