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J. SAINZ
Lunes, 27 de abril 2020, 10:10
Ya era una ruina y ahora lo es doblemente. Ayer se hundió lo poco que quedaba de la bóveda de Santa María, en 'el otro barrio' de Robres del Castillo, como llaman los robreños a la parte alta del pueblo que queda a la orilla derecha del río. El aguacero descargó con fuerza anteanoche y parte de la precaria estructura de sillería que desde hace décadas se soportaba malamente entre enredaderas leñosas terminó viniéndose abajo. Ahora ya solo quedan en pie la cabecera del templo, también en muy mal estado, y la espadaña. Pero es cuestión de tiempo. Si nunca nadie hizo nada por consolidar estos restos humildes, ¿alguien espera que ahora cambien las cosas?
La iglesia de Santa María, en el barrio del mismo nombre de Robres, es un segundo templo del pueblo, cuya iglesia parroquial es la de San Miguel Arcángel, y lleva décadas en ruinas y abandonada. De hecho nadie en el lugar la recuerda de otro modo, pero su imagen en lo alto de la loma y de sus huertos, al otro lado del puente medieval, es emblemática de este pueblo del alto Jubera.
Lista roja del patrimonio riojano 'Palacio' de Inestrillas, ermita de Yerga, iglesia de la Asunción de Santa María en Cameros, monasterio de San Prudencio de Monte Laturce, ermita de Orzales, iglesia de la Blanca de Torremuña, la Asunción de Luezas y San Miguel de Montalvo, castillo de Castañares, palacio de los Manso de Zúñiga, San Juan de Pedroso, castillo de Davalillo, viaducto de Ortigosa y fábrica de harinas de San Millán.
Se trata de un edificio probablemente del siglo XIII con cabecera de época posterior y espadaña del XVI con dos huecos de campana de medio punto que se levanta a los pies prolongando el hastial hacia el sur y sirve para cerrar un antiguo camposanto.
Es una construcción de sillarejo y sillería. Consta, o constaba, de una nave de tres tramos que cubría una bóveda de cañón apuntado sostenida por arcos fajones también apuntados. Lo que quedaba de esta bóveda es la parte que acaba de caer. Hace mucho tiempo que no hay ni restos del pórtico que seguramente serviría de acceso originariamente.
La cabecera es cuadrada, cubierta por una bóveda de crucería de terceletes. Milagrosamente, ha sobrevivido al último hundimiento, pero su estado amenaza nuevos derrumbes.
El ocurrido este fin de semana no ha ocasionado más daños que los propios del edificio en un barrio prácticamente deshabitado y en un punto nada frecuentado, salvo por animales en busca de refugio y algún visitante esporádico movido por la curiosidad.
El hundimiento es atribuible a la tormenta que descargó con fuerza entre el sábado y el domingo tras varios días de lluvias. Ayer por la mañana, hacia las nueve, según una vecina, se oyó un crujido y se desmoronó entre una nube de polvo. Sus fotos llenaron de tristeza el grupo de whatsapp de robreños. Y el alcalde, Ricardo García Barrio, se interesó por el estado en que ha quedado la zona.
Santa María es ya una ruina casi completa, invadida por la maleza, desde las enredaderas de sus muros a los espinos que ya sepultan su nave. Ahora también bajo sus propios escombros. Se han perdido los pies de la iglesia, y las grietas en los muros y los huecos en las techumbres amenazan con un hundimiento total inminente.
Aunque no figura en la 'lista roja' de Hispania Nostra, la nómina de patrimonio en peligro, es un buen ejemplo de lo que ocurrirá si nadie lo impide. Hoy el coronavirus lo eclipsa todo, y con motivo. Pero la España vacía, tan en boga hasta hace nada, ha vuelto a caer en el olvido. Y no digamos su patrimonio, un castillo de naipes que se viene abajo ante nuestros ojos.
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Sergio Martínez | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
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