Aunque no se recuerda sin un papel, un lápiz o unas pinturas, Rosa Castellot reconoció, este lunes durante el acto de entrega del Galardón de las Artes y la Cultura de La Rioja, que fue en el momento de su jubilación, hace dos décadas, cuando ... por fin pudo dedicarse a su verdadera vocación y pasión: dibujar.
Publicidad
Antes le tocó ejecutar los malabarismos propios a los que nos somete la vida y otros ejercicios aún más enrevesados que deben afrontar los que eligen el camino de las artes y más si se portan los cromosomas XX. Carnicera en el negocio familiar durante su época de estudiante, como recordaba Francisco Gestal en su laudatio, profesora por vocación y sustento, madre, esposa de otro artista de enorme talla como Félix Reyes...
Discreción al servicio de los demás hasta que decidió, por fin, cuando la vida parece asentarse tranquila al ritmo de una pensión, que era hora de ser ella misma. De ser sus dibujos, sutiles, brumosos, plácidos o amenazantes. De ser un mundo dentro de un pequeño mundo, el de Santa Lucía de Ocón, en el que vive junto a su marido y que ambos han convertido, gracias al certamen Arte en la Tierra, en una de las realidades más sólidas y reconocidos del panorama artístico regional.
«Este mundo no es el lugar apacible que todos quisiéramos», comenzaba en su discurso tras recibir el galardón de manos de la presidenta regional, Concha Andreu, y del consejero de Educación y Cultura, Pedro Uruñuela, «pero a veces vivimos momentos que nos hacen sentirnos felices y agradecidos, como este».
Felicidad que llenó la ESDIR, su segunda casa, donde ejerció la docencia durante más de tres décadas hasta dejar apartados los papeles con membretes para volcarse en el rugoso tacto de los pliegos de dibujo. En ese momento, con una exposición en el Ayuntamiento de Logroño ya en 2004, emergió la artista que siempre había estado ahí.
Publicidad
Veinte años después, no solo no se arrepiente de la elección, sino que mira al futuro con esos ojos vivaces que no ocultan los cristales de sus sempiternas gafas. «Como Louise Bourgeois, quiero morir con las botas puestas, trabajando hasta el último momento», avanzaba.
Noticia Relacionada
Recordó a muchos de los artistas con los que ha convivido o que ha formado, pero sobre todo se emocionó valorando la figura de su marido, que hace veinte años recibía el mismo reconocimiento y con el que se fundió en un entrañable abrazo al bajarse del estrado. Un gesto de amor puro a un «hombre maravilloso», con el que ha conseguido que «Santa Lucía de Ocón se convierta en la población con mayor número de galardones de las Artes de La Rioja por número de habitantes», bromeó.
Publicidad
Antes, Pedro Uruñuela recordó que hasta el pasado año, cuando Micaela Pérez Sáenz recibió el mismo reconocimiento, ningún nombre de mujer ornaba el historial de las Artes riojanas. Ahora son dos. Andreu destacó que la iniciativa Arte en la Tierra «ha trascendido como una obra atemporal», aunque solo represente la «punta del iceberg» de la obra de «una artista que no ha ido por los caminos convencionales». Nunca ha sido fácil ser mujer y artista. Hoy en día, gracias al trabajo de Rosa Castellot y otras pioneras como ellas, lo es un poco más.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.