Romanticismo helado

Medem y Lavigne aportaron con 'Vacas' (1992) un tratamiento inusual del drama rural con acento vasco que trascendía su marco geográfico para tentar un imaginativo ejercicio expresivo por el lado de las formas. Una articulación que se repite en la película de hoy pero con armazón y alcance romántico.

Las incursiones de Medem en el cine tienen voz propia y un dispositivo visual elaborado y sorprendente. Sus trabajos tienen sello de autor y las historias un recorrido y desarrollo personal. En la fusión de realismo poético y toque onírico, se fundamenta un tipo de cine que imagina ámbitos y lugares para forjar premisas de amor.

La de esta tarde/noche cabalga a su aire, con una estructura fragmentada en capítulos que siguen los puntos de vista de los personajes que evocan el episodio y que constituye una pieza singular desde el registro del melodrama.

Las voces narrativas de esta rara avis romántica y melancólica son las de Otto (Fele Martínez) y Ana (Najwa Nimri), interpretadas por tres parejas de actores diferentes en función del bloque temporal. Dos figuras que se conocen en el colegio gracias a una pelota y luego evolucionan dando círculos que parecen no cerrarse.

La arquitectura del funcionamiento de Otto y Ana en esta odisea de encuentros y desencuentros, con sorpresa incluida, añade misterio y, sobre todo, matices de estilo (algo afectado) que incluye la música de Alberto Iglesias, el vestuario y la pulsión de acabar el recorrido en Laponia (Finlandia), el mejor escenario para finiquitar una pasión que empezó en el colegio.