Robe Iniesta | Músico

«Ser transgresivo no es algo que busque por encima de todo, lo que busco es emocionar»

– Muchos le consideran una leyenda, un maestro... ¿Cómo toma esto, cuando en sus canciones ha renegado de los ídolos?

– Eso de leyenda me hace pensar en que soy muy viejo y llevo ya mucho tiempo. Siempre está bien que se te reconozca pero no me hace especial ilusión.

– Estopa, Marea... lo creen un 'padre'. ¿Siente que hay artistas que han seguido su estela?

– No soy yo quién para decirlo pero siempre que te dicen estas cosas está bien, te da ánimos, empuje... Los músicos, los artistas en general, siempre necesitamos estos apoyos para sentirte más fuerte y ser capaz de experimentar y seguir trabajando. El arte no es como hacer una pared, que si está recta, está recta. En el arte cualquiera te puede decir que no le gusta lo que haces, por lo que se necesita reconocimiento.

– En esta segunda parte de su trayectoria, ahora en solitario, su música es mucho menos transgresora y más conceptual que con Extremoduro, ¿no?

– Yo pienso que sigue siendo igual de transgresivo. Lo que no sé es si es rock o no. Para mí la música, principalmente, tiene que emocionar. Si una canción te emociona, para mí ya es válida. Y si además te hace pensar, doblemente válida. Ser transgresivo no es algo que busque por encima de todo, lo que busco es emocionar.

– Pero sí hay un cambio de unas letras ya no tan ácidas y sí más sosegadas...

– Puede ser. Hay una evolución lógica. En una etapa dices las cosas de una manera y en otra, de otra manera. Lo lógico es la evolución, lo raro sería no cambiar.

– Con Extremoduro muchos jóvenes descubrieron la obra de Machado, Neruda, Miguel Hernández... pues incluía sus versos en sus letras. Quizá sin pretenderlo ha ayudado a que se lea poesía. ¿Se siente satisfecho?

– Claro que te sientes satisfecho. Todas las artes tienen puntos de unión con otras. Todo lo que sea animar a meterse en otro tipo de arte es bueno.

– Y ahora, sobre todo en directo, declama extractos de Nietzsche, Brecht, Jodorowsky, Landero, Cicerón... Esto ya parece para subir nota.

– Siempre ha sido así. Desde hace ya muchos años uso fragmentos de poetas para introducir canciones. Creo le da un puntillo más.

– En los tiempos que corren, eso, que debería ser la norma por la amplia relación de la música española con la poesía, parece lo contrario, tal y como está la industria musical ahora, ¿no?

– Nunca he seguido la moda de nada, siempre he hecho las cosas a mi aire. Tampoco por llevar la contraria sino porque es la única forma que sé y tengo de hacer música. Ahora hay mucha música de usar y tirar. Siempre hay música buena pero ese creo que es el cambio más significativo que hay.

– Lo que sí es transgresivo hoy, frente a «la música de usar y tirar», son canciones como 'El poder del arte', de 9 minutos.

– Yo no me puedo plantear hacer una canción de 3 minutos. No puedo planear nada de eso, ni siquiera hacer una canción alegre o triste hablando de esto o de aquello, a mí me sale lo que me sale y luego lo analizo. En cuanto a la duración de los temas... yo hago lo que me pide el cuerpo. Y si tengo que hacer un disco de una sola canción, lo hago. No es algo que me lo plantee, pero si me sale, me sale. Lo que no creo que me salga es una canción de 3 minutos para que la pongan en la radio. Esa canción, 'El poder del arte', empieza diciendo: «Demasiada droga solo para mí»; y ya sabes que no te la van a poner. Si haces una de 3 minutos que diga: «Bailar como una puta loca»... Esto ha sido siempre así y no me preocupa en absoluto.

– Sin embargo, el Museo del Prado tomó esa canción para un vídeo sobre la pinacoteca...

– Eso estuvo muy bien. Pero fue una sorpresa para todos.

– Otra referencia literaria. ¿Por qué su gira 'Ni santos ni inocentes' y las imágenes promocionales de la misma hacen referencia a la novela 'Los santos inocentes' de Miguel Delibes?

– Surgió así. Es una novela ambientada en Extremadura. Lo gracioso es que me doy cuenta de que hay mucha gente joven que no conoce la foto ni la película ni mucho menos el libro. Me ven así vestido y no sé qué pensarán, aunque no preguntan. Más de uno me he encontrado que no sabía a qué venía eso.

– ¿Y lo toma, como con los versos de poetas en los temas de Extremoduro, como una posible reeducación músico-literaria?

– Bueno, sí.

– En su canción 'Nada que perder' habla de errores, fracasos... y se define como un «superviviente», pero va a congregar a unos 8.000 espectadores en Logroño. No cuadra mucho eso, ¿no? Al menos en cuanto a la música.

– La canción se refiere al miedo al fracaso. El fracaso ya lo tienes si no intentas las cosas. No hay que tener miedo a que las cosas no salgan. Si no lo intentas, el fracaso está asegurado. No hay que tener miedo.

– Además de a la literatura, también hace referencia a la música clásica. En concreto, a Debussy en la citada 'El poder del arte'. Esto sí que sorprende y contrasta con Extremoduro.

– Siempre ha habido un poco, aunque quizá ahora más porque todos los músicos vienen de ese ámbito, así que es más fácil que surjan estas cosas. En directo también hacemos alguna cosita clásica, alguna adaptación.

– Su música está en todas las plataformas de 'streaming' pero no le veo contando visitas, ¿o sí?

– No. No es algo que me interesa. Yo no soy de seguir la moda, de decir: «Voy a hacer esto»; yo hago lo que me sale, no sé trabaja de otra manera. No sabría hacer otro tipo de música. Cuando cambias el rollito sabes que a unos les gustará menos pero a otros más. No me preocupa. Por supuesto, quieres que a los conciertos vaya mucha gente, que las canciones gusten a mucha gente, pero no está en mi mano tomar un rumbo u otro.

– Lo que, definitivamente, es raro es que en su gira no hay ni un festival. ¿Es una línea roja?

– Sí. Los festivales no nos gustan. Es difícil, cuanto más gente te ve en un festival, tener todos los medios de la mejor manera, poder hacer pruebas de sonido... Te tienes que adaptar a muchas cosas y no nos gusta. Quizá cuando empiezas te viene bien para que te conozca mucha gente pero llega un momento que no, que prefiero hacer los conciertos a mi manera. Un concierto en dos partes, como estamos haciendo, con un descanso, es difícil en un festival. Tampoco me niego rotundamente, pero ponemos muchas exigencias y, al final, ni les interesa a los festivales ni a nosotros.

– Hablando de exigencias... Frente a otras giras en las que ha negado hacer entrevistas, en esta ocasión hasta la ha ofrecido usted. ¿Por qué ese cambio?

– Sí hago entrevistas pero no se puede estar dando la brasa todo el día. Los periodistas siempre queréis tener entrevistas pero cuando yo considero que no has sacado disco no tiene sentido dar tu opinión. Cuando sacas algo nuevo sí quieres que se conozca. No hago muchas entrevistas pero tampoco me cierro en banda.

– Al inicio le preguntaba si se sentía padre artístico pero, ¿ha añadido ya más maestros a su lista de Gillespie, Zappa, Mercury y Camarón?

– Claro que se pueden añadir más nombres. Hay mucha gente que echas de menos porque ha muerto o ha dejado de hacer música. Cada día oigo menos música, solo a temporadas, porque al final se te va metiendo en la cabeza e intentas ser original, no estar influenciado, y si estás escuchando te vienen esas influencias que no quiero tener. Pero si no estás componiendo o en gira, te viene bien, más que para coger ideas, para que te entren ganas de componer.