Los Reyes presumen de su unión de acero en Zarzuela

Tres veranos más tarde, el escultor, animado por la buena aceptación de su obra y pensando que se veía solitaria en los jardines del Palacio de la Zarzuela, decidió regalarle al Rey una segunda obra gemela, ésta vez dedicada a su mujer. Realizó el gesto de manera personal en agosto, antes de la ceremonia de la entrega de trofeos de la Copa del Rey, en el Club Náutico de Mallorca. El artista se la presentó a Felipe VI con un «Majestad, la escultura de su esposa me ha quedado mejor y creo que ha superado a la suya». Un comentario en tono de broma al que el rey contestó haciendo gala de su sentido del humor: «Más nos interesa a los dos que le guste».

Y así debió de ser porque la escultura del rostro de la reina Letizia fue colocada cara a cara con la de su marido, mostrando así un frente unido ante las visitas a Palacio, donde no pasan desapercibidas con sus 2,20 metros de alto, 2 metros de ancho y 400 kilos de peso. La Casa Real las situó en un lugar privilegiado, al lado de la bandera de España, donde se realizan las fotos oficiales. Precisamente, de esta manera se dio a conocer este martes el segundo monumento, que se colocó el pasado mes de diciembre. Fue cuando el Rey salió a los jardines de su residencia oficial para fotografiarse con los nuevos funcionarios del Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado.

Garner expuso en su momento su intención de realizar «una obra relevante que diese frescor y con una perspectiva diferente», y tal ha sido el resultado que las esculturas ofrecen un efecto óptico gracias al cual se aprecian los rostros de los Reyes al mirarlas de frente, pero no de forma lateral. De este modo, al pasar caminando alrededor de ellas transmiten una sensación de movimiento única.

La estructura física consiste en unas finas barras de acero fijadas a la superficie verticalmente, sin ningún acabado ni tratamiento, como es habitual en todas las esculturas de Garner, ya que considera que la propia oxidación del acero las dota de mucho carácter. A pesar de las dimensiones de estos obsequios, el escultor tiene la costumbre de realizar obras de tamaño aún mayor.

La pesada obra tuvo que ser transportada en barco desde Mallorca y a continuación en camión hasta Madrid, un trayecto mucho más corto que el que realizó la escultura que realizó para el papa Francisco, que el Pontífice recibió de manos del padre Ángel.

De momento, Casa Real se ha abstenido de realizar ningún comentario al respecto, sin embargo, al haberlas colocado en un sitio tan destacado no es difícil deducir su admiración y gratitud hacia el singular trabajo del artista.