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«Aquí está el universo de una compañía, sus heridas y cicatrices, su desamparada imaginería, su desgarrada voz, sus personajes desahuciados». Como un pordiosero hurgando en la basura, La Zaranda rebusca entre sus cuarenta años de historia para componer y entonar un lamento sobre la ... miseria: 'Ahora todo es noche (Liquidación de existencias)', como siempre con texto de Eusebio Calonge y dirección de Paco de La Zaranda, se representa hoy en el Bretón (a las 20.30 h.).
El Teatro Inestable de Ninguna Parte (de Andalucía la Baja antes de dejar su Jerez de origen y marchar al destierro) regresa al Festival de Teatro de Logroño, donde encuentra refugio habitual y un público amigo, con este primera coproducción con el Teatro Romea estrenada en 2017 para celebrar cuatro décadas en los escenarios a pesar de todo. Son de los pocos supervivientes de aquel teatro independiente surgido hace medio siglo por toda España para intentar cambiar algunas cosas y poseedores de un estilo único, de un expresionismo poético que siempre remueve por dentro.
'Ahora todo es noche'
Autor Eusebio Calonge
Director Paco de la Zaranda
Intérpretes Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez
Compañía La Zaranda
Teatro Bretón, 320.30 h.
«En esta ocasión podría ser una metáfora en lo artístico -cuenta Paco de La Zaranda-, en lo ideológico, el teatro sigue ocupando lugares casi marginales, seguimos siendo mendigos sin refugio, porque todos somos mendigos de algo, todos llevamos un mendigo dentro y a la hora de trabajar es fundamental llevar lo que se quiere expresar a términos metafísicos y trascendentales».
Junto al director y actor Paco Sánchez, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos interpretan este poema dramático de reyes entre la basura: «Se volvieron invisibles, tan acostumbrados ya estamos a verlos, dormitando en los vestíbulos de las estaciones y aeropuertos, revolviendo en los contenedores de basura, haciendo cola en los comedores benéficos... Los vemos tan ajenos y apenas la cantidad de una mensualidad nos separa de ellos. Los arrojados por la borda de sus destinos, los náufragos en la oscuridad de un mundo hostil. A veces en silencio cruzan nuestra consciencia, aunque los evitamos como el beso del leproso, porque su miseria nos interpela. ¿Quién cree que tiene algo para siempre?
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