Javi, Josetxu, Rufo y Txitxarro, en la campa de Alcanadre, frente al Punkiklub, durante los ensayos de diciembre de 2006 para el regreso. Ernesto Pascual
QUÉ FUE DE....

Piperrak, la revolución que ardió entre Lodosa y Pradejón

Alcanadre. Desde su sede en el Punkiklub, los Piperrak crearon himnos generacionales y son leyenda del rock estatal PIPERRAK

Domingo, 13 de febrero 2022, 01:00

«A orillas del Ebro, entre Lodosa y Pradejón, se está preparando la revolución». Entre varios lololos y el sonido de la turuta, era la invitación mediados los 90 a levantar el puño, alabar la resistencia de Sartaguda y echar unos bailables. Cánticos que guiñaban ... a 'Mi primer amor' entonando aquello de «¿Qué culpa tengo yo de haberme enamorado de una botella?».

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Han pasado tres décadas desde que Piperrak compusiera sus dos discos y varios de sus temas se mantienen de generación en generación como clásicos absolutos del rock en castellano.

Entre Lodosa y Pradejón también se ubica Alcanadre. A inicios de los 90, «la vida en la ribera es una mierda», sin alternativa, como cantaban en 'Kondenados'. En una de sus campas, un bajo se convertía en el Punkiklub, mítico local de ensayo. Allí se encerraron desde mayo de 1990 Josetxu a la voz y turuta, Txitxarro al bajo, Rufo a la batería y Fermín a la guitarra y coros.

Tras dos discos y cientos de conciertos, paraban en 1998. En el silencio se hicieron leyendas

De nombre rural –Piperrak significa pimientos en euskera–, alzaban la bandera del rock ribero y mostraban en sus letras la realidad de una zona poco acostumbrada a la agitación punk. Y junto a letras protesta y reivindicativas, con inercia anarkista (todo con 'k'), también guardaban un aire ácidamente festivo.

Txitxarro y el fallecido Rufo, en la grabación del directo en Durango. Ernesto Pascual

Ese mismo año plasman la primera maqueta, 'Ahórkate'. Dos años después 'La Ribera Rock n' roll', con la que se recorrieron todo el norte. Vista su repercusión, Discos Suicidas les editaba en 1994 su primer álbum, el emblemático 'Arde ribera'. Se multiplicaban los conciertos junto a las obligaciones laborales y en 1996 publicaban su segundo y último disco de estudio, 'Los muertos de siempre'. Al año siguiente, Fermín dejaba la banda, relevándole Javi. Siguieron actuando hasta noviembre de 1998.

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Pasaron los años y en cualquier concierto encontrabas pegatinas y camisetas con su espigado logo. Apartados de la escena, se convertían en leyenda. Los madrileños Boikot les recordaban con la versión de 'Kualkier día'. En el Kalakorikos 2006 se subió a cantarla Josetxu. La plaza de toros de Calahorra se vino abajo.

Arriba, la formación de los años 90. Debajo, los dos discos de estudio editados por la banda en 1994 y 1996. L.R./E.P.

Para entonces, la banda llevaba unos meses ensayando en el Punkiklub. Y se anunciaba su regreso: el 13 de enero de 2007 en Pamplona. La carpa se desbordó: 9.000 personas sudaron, vibraron y se dejaron la garganta. Desde ahí, todos los festivales los querían tener. Otra generación les estaba esperando.

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Los Piperrak volvían para hacer un puñado contado de fechas. Cada concierto fue una celebración masiva: 30.000 en el Extremúsica, en Vigo, Viana, Huesca, llenazo en el vecino Alfaro'ck... Con la comunión con su público puño en alto como una de sus esencias, la plasmaron en un disco y deuvedé en directo. El 19 de enero de 2008, 8.000 personas llenaban cada rincón de la feria de muestras de Durango. Con un ambiente extraordinario, cantando cada uno de los 25 himnos que sonaron, esa noche quedó para la historia en 'La kemos liau'. Ellos lo editaron en marzo de 2009 y distribuyeron para garantizar un precio de 15 euros.

Presentaron el disco en varias fechas elegidas y, después, el silencio volvió poco a poco al Punkiklub. Txitxarro y Javi se descolgaron (bajo y guitarra) y viven apartados de la música. La peor noticia llegaba el 1 de octubre de 2018. Víctima de un infarto, fallecía Rufo, a los 48 años, el tipo amabilísimo que tuvo una batería en su salón.

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El que volvió a la música fue Josetxu. En 2016, manteniendo la filosofía del grupo y su sentir ribero, montaba Josetxu Piperrak & The Riber Rock Band, sonando en sus conciertos temas propios y los legendarios. Cada vez que tocan, manteniendo la esencia punk, cientos de gargantas arengan aquello de «Piperrak, ¡de la ribera!», conscientes de que «kualkier día te puedes morir».

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