¡Resucitó!
IGLESIA ·
La resurrección de Jesús juega un papel fundamental en la vida de la fe. Y por defender este hecho histórico muchos se dejaron matarSecciones
Servicios
Destacamos
IGLESIA ·
La resurrección de Jesús juega un papel fundamental en la vida de la fe. Y por defender este hecho histórico muchos se dejaron matarHa terminado una semana, la más famosa de las semanas. Días en los que todos –creyentes y no creyentes– hemos tenido la oportunidad de contemplar y revivir la dura realidad de la cruz.
La cruz forma parte de toda la vida cristiana, y por eso ... mismo es la señal de los cristianos. Jesús enseñó a sus discípulos a llevar siempre la cruz: «si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a si mismo, tome la cruz de cada día, y me siga».
Por el contrario, la semana que iniciamos hoy, la semana de Pascua, es «la semana de la alegría», la alegría de Cristo resucitado. Algo que ocurrió después de dos días de su muerte, en un lugar determinado, en un sepulcro de piedra, cerca del escenario de la crucifixión, en el Gólgota. Allí Dios revivió de la muerte: «No está aquí. Ha resucitado».
Desde el primer día en que los doce apóstoles –y los 64 discípulos que les acompañaban– empezaron a hablar en público, el núcleo de su predicación, el meollo de su relato y argumento era básicamente que lo habían visto después de resucitado, que lo habían tocado y hablado con él. A pesar del miedo que habían pasado desde la noche del jueves al domingo por la mañana, con una firmeza hecha tozudez, repetían una y otra vez que habían visto a Cristo y que ellos eran los testigos.
Se crea o no, la resurrección de Jesús juega un papel fundamental en la vida de la fe. Y por defender ese hecho histórico, muchos seguidores de Jesús se dejaron matar. Desde entonces hasta hoy, el martirio ha sido una de las pruebas más irrefutables de la resurrección de Jesús. Me permito recordar a mis lectores que el papa Francisco, quien está demostrando, cada día, su extraordinario conocimiento de la realidad cotidiana (pisar tierra la llaman), no deja de recordar que «hoy, hay más mártires cristianos que en los cuatro primeros siglos de la historia de la Iglesia». Las 79 personas que murieron en el atroz atentado suicida contra la Iglesia de Todos los Santos de Peshawar, en Pakistán, en 2013, son una muestra irrefutable de lo que digo. Triste ejemplo (uno más) de los horribles y tremendos genocidios cometidos en la historia contra los que confiesan alguna fe, mayormente cristianos.
Debo insistir en que la resurrección de Jesucristo es un hecho histórico. La fe católica ha enseñado siempre –dos mil años largos– y enseñará, contra todos los que lo niegan, que fue un hecho histórico para el que hay pruebas convincentes.
La muerte de Cristo fue un golpe muy fuerte para los apóstoles. Tanto, que cuando las mujeres que visitaron primero la tumba les trajeron la nueva de su resurrección, no las creyeron. Más aún, cuando el mismo Jesús se apareció ante ellos y en un primer momento, pensaron que veían un fantasma. Los Evangelios no ocultan estas primeras dudas de los discípulos. El propio Jesús resucitado, cuando se les aparecía, casi siempre añadía alguna prueba adicional para identificarse: comía con ellos, les invitaba a palpar sus heridas, etc. En suma, con su presencia tangible les otorgó la certeza irrefutable de que su resurrección fue un hecho real, no un delirio, ni una ficción.
La resurrección de Jesús, y esto es lo más importante para los creyentes, es el fundamento de la vida cristiana, el fundamento de su fe. Pablo de Tarso lo afirma de un modo magistral: «si no hay resurrección, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe». Si embargo, a lo largo de 2.000 años, el pueblo cristiano ha mantenido íntegro y nítido el llamado Símbolo de los Apóstoles. Y en ese credo, invariablemente, siempre se ha mantenido que «Jesús padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, y al tercer día resucitó de entre los muertos». Ha habido muchos esfuerzos para desmentir el hecho de la resurrección de Jesús. Todos vanos e inútiles. Hoy, a las 12 más o menos, en todas las iglesias del mundo, en Europa, Asia, América, África y Australia, en todas las lenguas del mundo, se cantará el himno de la alegría: «¡Aleluya, Cristo ha resucitado!». Hago extensivo a todos ustedes el gozo y la esperanza de la Resurrección.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.