Rentabilidad

Un precio a pagar muy alto para Philippe Lemesle (Vincent Lindon), un jefe de empresa volcado en informes y estadísticas que garanticen rentabilidad, devastado cuando su mujer, Anne (Sandrine Kiberlain), le pide el divorcio. La primera escena es aplastante. La cámara hace un recorrido por una pared repleta de fotografías resumen de una vida, desde la felicidad de la boda de la pareja hasta llegar a la ambigua satisfacción por la graduación de la hija mayor. Una afilada panorámica que cuando se disuelve la toma irrumpe una secuencia que se desarrolla en un despacho donde se dirime la separación.

Esta pieza se pasó por los festivales de Venecia y Sevilla y supone el cierre de una trilogía sobre el capitalismo emprendida por Stéphane Brizé con 'La ley del mercado' (2015) y 'En guerra' (2018). Parte del trayecto es amargo y angustioso pero en la conclusión se adivinan signos entreverados de esperanza.

En esta ocasión y de la mano de nuevo de ese formidable actor, Vicent Lindon, se plantea, con registros estéticos y formales afines, no sólo una demoledora reflexión acerca del facineroso poder mercantil y sus obligados márgenes comerciales, sino también el proceso de birlibirloque de un directivo razonable que aplica alternativas plausibles a la orden de reducir personal para ganar más dinero y ser competitivo.

Nada nuevo en una esfera globalizada en la que la cultura corporativa va a degüello y solo puede ser frenada con actitudes de signo solidario, como la de Philippe, que antes de firmar cartas de despido expone soluciones de reevaluación para evitar una sangría. Su postura es asertiva porque un trastorno mental de su hijo menor le aflige.