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Sr. García .
'Rematch', la serie de ajedrez (y algo más) que estabas esperando
Ajedrez

'Rematch', la serie de ajedrez (y algo más) que estabas esperando

Cuentos, jaques y leyendas ·

A lo largo de seis trepidantes capítulos, este thriller psicológico revive el duelo de 1997 entre el campeón mundial Gari Kaspárov y la supercomputadora de IBM Deep Blue

Manuel Azuaga Herrera

Sábado, 28 de diciembre 2024, 23:01

El 11 de mayo de 1997, Gari Kaspárov se rindió en la sexta y última partida del duelo que le enfrentó a la supercomputadora Deep Blue, un monstruo de silicio –de dos metros de altura y 1,4 toneladas de peso– ideado por la marca estadounidense IBM. Tras solo 19 movimientos, el campeón del mundo abandonó la sala de juego con una mezcla de enfado, abatimiento y tristeza. Antes, en la jugada número 8, Deep Blue había ejecutado un sacrificio de caballo (Cxe6!) que entró de golpe en los libros de historia de ajedrez. «Por supuesto, yo conocía esa línea de caballo por peón, pero nunca pensé que Deep Blue se atreviera a hacerla», confesó Kaspárov. Lo cierto es que Deep Blue no solo sacrificó su caballo como lo hubiera hecho un gran maestro, sino que con su victoria se impuso en la batalla que el desarrollo de la informática libraba, desde hacía décadas, contra el ser humano. La cadena Arte France y el productor Bruno Nahon han recuperado la épica de aquel enfrentamiento y la han transformado en 'Rematch', un thriller psicológico de impecable factura, una serie trepidante para cualquier espectador, sepa o no mover alguna pieza sobre el tablero.

Bruno Nahon tenía 23 años cuando se celebró la revancha en Nueva York entre Deep Blue y Gari Kaspárov. Quince meses antes, el 10 de febrero de 1996, Deep Blue había derrotado por primera vez al campeón del mundo, pero el cerebro artificial sólo ganó esa partida. Kaspárov salió airoso con un marcador global que no dejaba lugar a dudas: 4 a 2. En el segundo duelo de 1997 la expectación era máxima. El 'New York Times' publicó: «El futuro de la humanidad está en juego». Aficionados o no al ajedrez, todo el mundo seguía con interés lo que pasaba en la planta 35 del edificio Equitable Building de Manhattan. Nahon recuerda que «el acontecimiento se percibía como un momento importante para la civilización» y, desde entonces, siempre tuvo en la cabeza hacer algo con aquella fantástica historia.

El proyecto tomó cuerpo cuando Nahon conoció al director quebequense Yan England. En su encuentro, los dos charlaron de todo un poco y, de pura casualidad, hablaron también de deporte. England confesó entonces que practicaba tenis y que, después de entrenar, jugaba al ajedrez. Nahon aprovechó para hablarle de la disparatada idea que seguía rumiando desde 1997. Así nació 'Rematch'. Al principio, ambos pensaron en montar un largometraje, pero el guion de England (escrito al alimón con André Gullini) resultó tan inabarcable que Nahon cambió de planes: «Hagamos una serie».

Como en el boxeo

Aunque 'Rematch' está inspirada en hechos reales, Yan England juega con las subtramas –y con la relación entre los personajes– para inventar otras líneas narrativas que, lejos de perjudicar la continuidad del relato principal, imprimen ritmo a los capítulos y ayudan a crear una atmósfera inquietante. 'Rematch' es adictiva. Excepto algunas escenas grabadas en Nueva York, la serie se rodó en Montreal y Budapest. «Queríamos filmar las partidas como si fueran combates de boxeo», reconoce England y su equipo. «Y hacerlo de manera que la gente que no sabe nada de ajedrez lo entendiera». Prueba más que superada.

En este punto, debo reconocer que los ajedrecistas y apasionados del noble juego somos el peor espectador de los posibles. Siempre estamos al fallo: si la casilla 'h1' es negra o la forma en la que vemos capturar una pieza no es del todo natural, enfurecemos. Pero esta vez, para suerte del público aficionado, no sucede nada de eso. En 'Rematch' todo lo ajedrezado está cuidado al detalle. Y no es de extrañar porque se contó con el asesoramiento técnico del gran maestro húngaro Gergely Antal y del ajedrecista Malcolm Pein, quien ya fue consultor para IBM en el duelo 'real' de 1997. He leído que el jugador de élite Richard Rapport también ayudó en el set, pero no puedo confirmarlo.

La serie funciona muy bien por muchos motivos, pero hay uno que destaca por encima del resto: la soberbia actuación de Christian Cooke en el papel protagonista de Gari Kaspárov. No es fácil meterse en la piel –y en la mente– del mejor jugador de todos los tiempos, pero Cooke lo consigue. Y con nota. La forma de caminar de Kaspárov, el modo en el que coloca las piezas antes de cada partida –con los caballos hacia la izquierda, como hacía el campeón–, las manos como anteojeras en la cabeza… Todo es creíble. Para mimetizarse con el personaje, Cooke se rizaba el pelo cada día de rodaje (proceso que requería una hora y media) y usó unas lentillas oscuras. A pesar de su nula destreza previa para el ajedrez, el actor británico recibió clases y memorizó los movimientos de todas las partidas del guion. El resultado es espectacular.

Igual ocurre con Tom Austen, quien interpreta a Paul Nelson, un ajedrecista inspirado en el gran maestro estadounidense Joel Benjamin, contratado por IBM como asesor principal de Deep Blue. La actriz danesa Trine Dyrholm también defiende con notable su papel como Klara Shagenovna, la madre de Kaspárov, más allá de las diferencias (muy sustanciales) entre el comportamiento del personaje en la ficción y la verdadera influencia que Klara tuvo sobre su hijo durante toda su carrera. Por su parte, la irlandesa Sarah Bolger encarna a Helen Brock, ejecutiva sin escrúpulos de IBM, el único personaje que no existió realmente. Los guionistas fabricaron con ella una rival de carne y hueso. Todo un acierto.

Maradona y la mano de Dios

El guion de 'Rematch' incluye varios arcos narrativos inventados (no les diré cuáles para respetar el efecto dramático). Pero, por lo demás, pone el foco con maestría en los momentos más interesantes del duelo. Uno de ellos se produjo en la rueda de prensa posterior a la partida número tres, de las seis previstas. En la jornada anterior, Kaspárov había perdido contra Deep Blue de un modo un tanto misterioso, pues la máquina, tras 'pensar' durante casi veinte minutos, realizó una jugada de alfil (Ae4) que descolocó por completo al campeón. Kaspárov esperaba que Deep Blue colocara su dama en la casilla 'b6', desde donde hubiera ganado uno o dos peones. Sin embargo, la supercomputadora eligió una jugada mejor, más tranquila y… más humana. Al día siguiente, tras firmar un empate, un periodista le preguntó a Kaspárov: «¿Crees que [ayer] pudo haber algún tipo de intervención humana?». «Bueno, lo que pasó me recuerda al gol de Maradona a Inglaterra en el 86», respondió Gari. «Él lo llamó la mano de Dios».

El gran maestro español Miguel Illescas trabajó para IBM en el desarrollo computacional de Deep Blue. Illescas fue testigo directo, en Nueva York, de las explosivas declaraciones de Kaspárov. «Me sentí aludido porque yo era el jugador más fuerte de los que trabajábamos para Deep Blue», recuerda. «Y porque la jugada de la discordia [Ae4] era propia de mi estilo, más estratégica y posicional. Me acuerdo que pensé: 'Igual él cree que estoy jugando yo'. Pero no, aquello no era verdad y Kaspárov, con el paso de los años, reconoció que no tenía razón». En efecto, Kaspárov pidió perdón, mucho tiempo después, en su libro 'Deep Thinking': «No fui cortés con el victorioso equipo de Deep Blue en aquel momento de gloria, por lo que debo pedir disculpas».

El informático Feng-hsiung Hsu, alias Pájaro loco, fue el inventor principal de Deep Blue. En 'Rematch' aparece como Ren Guan Lin bajo el pseudónimo PC. En 2002, Feng-hsiung Hsu escribió 'Behind Deep Blue: Building the Computer that Defeated the World Chess Champion', un libro delicioso repleto de anécdotas y pormenores. En el capítulo dedicado a la velada acusación de Kaspárov, Hsu confiesa lo que pasó por su cabeza en aquellos momentos: «Estuve tentado de tomar el micrófono y decir: 'Bueno, pues vamos a abrir esta caja para comprobar si Bobby Fischer está dentro'».

El periodista Bruce Weber publicó un artículo el 10 de mayo de 1997, el día en el que Kaspárov se enfrentaba a Deep Blue en la penúltima de las batallas. El campeón debía jugar con blancas, razón por la cual esta quinta partida fue considerada por los expertos como la gran oportunidad del ruso en el 'match'. «El sábado es el día D para Kaspárov», tituló Weber. Si llegaban a la sexta partida con empate en el marcador, Gari tendría que enfrentarse, ya con negras, a grandes facultades, «una tarea parecida a romperle el servicio a Pete Sampras». En el cuerpo del artículo, Weber comparó la escena de los programadores y asesores de ajedrez de IBM, alrededor de Deep Blue, con la del Doctor Frankenstein a merced de su monstruo.

Curiosamente, en 1986, el gran maestro inglés Tony Miles se había referido a Kaspárov, tras perder contra él de forma aplastante, como «un monstruo de mil ojos que todo lo ve», por su capacidad para encontrar planes y jugadas inalcanzables para el resto de ajedrecistas. Esta destreza de superhéroe llamó la atención de Mijail Botvínnik, el patriarca del ajedrez soviético, cuando conoció a Kaspárov siendo un niño. Y queda bien reflejada en algunas escenas de 'Rematch'. Desde un punto de vista estético, son secuencias hermosas. En ellas vemos a Kaspárov concentrado, delante de un tablero, mientras las piezas se mueven solas al ritmo de una voz en 'off', la del campeón, que nos va narrando su proceso de cálculo.

En resumen, 'Rematch' no es una serie (solo) sobre ajedrez. Tampoco es comparable a la aclamada 'Gambito de dama', todo sea porque esta vez presenciamos la historia de una derrota. 'Rematch' es algo más. 'Rematch' transciende el recuerdo del enfrentamiento entre Gari Kaspárov y Deep Blue para hacernos reflexionar sobre el futuro –y por qué no, la amenaza– de la inteligencia artificial. De hecho, los planos de Deep Blue recuerdan a los de la computadora HAL 9000 en '2001, una odisea del espacio'. Y es todo tan inquietante…

Al terminar de ver la serie me quedé con esta congoja. Entonces me vino a la memoria lo que me dijo hace un tiempo Miguel Illescas: «Cuando Kaspárov perdió con Deep Blue no lo hizo contra la máquina, realmente perdió contra el hombre».

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