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Félix Reyes, el escultor, mira frente a frente a su talla de Félix niño. Más de siete décadas han transcurrido entre ambos. Entre ese chico que representa al pequeño que jugaba por las calles de Valleseco, en Gran Canaria, en los años 40 y ... el creador consolidado y de reconocida trayectoria que es hoy. La obra preside la planta sótano del Museo de La Rioja. En ese instante, entre el público asistente a la jornada de puertas abiertas se escucha una voz que pregunta: «Cuando dialoga con él, ¿qué le dice? ¿Le gusta lo que ve?». El artista responde: «Yo creo que sí». No es habitual. Por eso cuando se propicia la circunstancia resulta tan enriquecedor. Reyes expone desde hace algo más un mes 'Memoria'. La muestra es un recorrido por sus vivencias personales desde su niñez hasta el presente. Para él, la interacción con el espectador resulta fundamental, de ahí que este sábado brindara esa posibilidad a una treintena de personas que fueron descubriendo de la mano de su narración el porqué, cómo y para qué de cada una de las creaciones.
Las obras que acoge hasta este domingo el Museo de La Rioja hacen referencia a los principales recuerdos que le han forjado como persona y como creador. Como ocurre siempre con este artista, todas las tallas resultan fácilmente atribuibles, con un simple vistazo. Pero más aún cuando se profundiza en ellas. «Admiro la capacidad que tiene Félix para evocar emociones con sus esculturas», confiesa Jesús García, uno de los asistentes al recorrido abierto al público. Coincide con otra visitante, María Jesús Angulo, que lo reconoce también: «No he podido resistirme ante la oportunidad de poder entrar en contacto directo hoy con él; no tengo palabras para decir lo que supone poder intercambiar impresiones directamente, cara a cara», explica. A lo que añade Marina Pérez: «Es una suerte porque no todos los artistas se brindan al contacto in situ y en el caso de Félix es aún más especial por ese lenguaje próximo, sencillo y cargado de emoción que emplea siempre».
Provocar emoción, sensaciones, recuerdos, vivencias, reflexiones... es lo que Reyes buscaba con una exposición que, por encima de todo, simboliza un recorrido por su memoria. «Yo expreso siempre algo muy personal en cada una de mis obras y espero que quien descubra éstas, también lo haga», confiesa mientras sigue el recorrido hasta llegar a 'El Camino', una escultura de hierro y madera que representa el recorrido que las personas trazan a lo largo de su vida. Un trayecto en el que se ve «cómo se van transformando, creciendo, envejeciendo... juventud, madurez, amor, muerte y también el renacer...». Félix confía en que la vida empieza y termina una y otra vez. Así lo ha plasmado en el conjunto artístico que simbolizan todos aquellos recuerdos que le llevarán, cuando finalice su existencia, a «iniciar otro comienzo, aún desconocido», recalca.
Jesús Martínez | Visitante de la exposición
María Jesús Angulo | Visitante de la exposición
Marina Pérez | Visitante de la exposición
Descubrir con sus explicaciones los detalles de todo su proceso de creación propició durante la visita de este sábado que todos los asistentes vieran colmada su expectativa. Pero aún quedaba disfrutar de un broche final difícil de mejorar. Félix les mostró el proceso creativo de sus obras y después les invitó a que ellos mismos dieran forma a la suya propia. Sobre una gran mesa, en la sala de conservación del museo, un trozo de arcilla para cada uno y materiales para moldearlo. Y más allá, un consejo: «Antes de empezar, pensad bien qué queréis plasmar», les dijo el artista mientras todos le miraban invadidos por la responsabilidad. Una vez concedido el tiempo suficiente a la reflexión, se pusieron a la trabajar. «Yo voy a modelar un grabado que hice hace años en el que dos árboles se complementaban porque uno tenía muchas ramas y otro muchas raíces», contaba Alberto Cordón, ante lo que le respondía Reyes: «Recordarlo te ha emocionado y es lo importante».
Al fin y al cabo, de eso se trataba. 'Memoria' buscaba evocar recuerdos, plasmando los suyos propios. Quien ha visitado la exposición, ha salido del museo con la prueba de que, como a Félix le gusta decir: «La vida son emociones que la memoria nos permite revivir para llegar a la conclusión de que lo importante es lo que hemos ido encontrando y dejando por el camino».
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