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La muerte de Marisa Sánchez desató ayer una cascada de mensajes de condolencias desde todos los rincones de España. Primeros espadas de la cocina mundial, actores, críticos gastronómicos, periodistas, todos ellos amigos, que ayer quisieron despedirse a través de estas páginas y recordar a la gran dama de la cocina riojana. Una mujer que nos deja habiendo hecho historia entre fogones y elevando su tierra, Ezcaray y también La Rioja, al olimpo de los mejores paladares.
En la larga lista de personas que admiraban a Marisa Sánchez, Martín Berasategui, chef que atesora ocho estrellas Michelin, ocupa uno de los primeros puestos. «Ha sido una mujer que ha trabajado por la gastronomía haciendo un esfuerzo importantísimo y nos ha mostrado el camino de la pasión», comentaba el cocinero a este diario. «Generosa transmitiéndonos su conocimiento -señalaba-, ha sido la imagen de una mujer luchadora, con mucho tesón y perseverancia». «Parte del éxito de la cocina española y el mío personal tiene que ver con Marisa», apostillaba.
Pedro Subijana, cocinero y propietario del restaurante-hotel Akelarre, con tres estrellas Michelín, no quiso dejar de decir adiós a través de estás líneas. «Mi relación con Marisa va más allá de la amistad. Ha sido y es como si la suya y la mía fueran una misma familia». «Mi mujer, cuenta Subijana, solía ir un mes a Ezcaray, a su casa y yo me escapaba en cuanto tenía tiempo libre». «Yo siempre he dicho que Marisa era mucha Marisa; era una mujer que si tenía mucha potencia en la cocina demostraba tanta o más en el terreno personal», relata, mientras evoca infinidad de recuerdos, como cuando iban a Ezcaray y «me sacaba a dar una vuelta, a estar con la gente». Y Francis, «como yo le digo a él, tiene mucho de ella».
Lorenzo Cañas Cocinero
Pedro Subijana Cocinero
Martín Berasategui Cocinero
Alberto Chicote Cocinero
Juan Echanove Actor
Alberto Chicote llegó a fraguar una sólida amistad con Marisa a partir de su relación con Francis. Una amistad de las de poso que se evidenciaba ayer en el tono de voz del mediático cocinero madrileño. Para él la pérdida de Marisa ha sido «una grandísima pérdida, sobre todo personal». Cuenta que la cocinera riojana siempre le ha tratado «con amor y yo, por eso, no podía más que quererla un montonazo». Recuerda como si fuera hoy el día en el que a Marisa le entregaron la Medalla del Mérito al Trabajo y fue con toda su familia a comer a su casa. «Tenerlos a todos aquí, en un día para ella tan importante, es una de esas cosas que nunca se me olvidará».
El actor Juan Echanove aseguraba que «la memoria de Marisa permanecerá también en todas las personas que han pasado por el hotel Echaurren, por el portal y por el gastronómico de Francis Paniego». «Marisa ha trascendido, ha fallecido pero dejando todas las tareas hechas».
Desde La Rioja, el ilustre cocinero Lorenzo Cañas que conocía a Marisa desde hacía más de 40 años, la recuerda como esa mujer que ha sabido sobreponerse «con un humor envidiable» a todos y cada uno de los palos que le ha dado la vida. «En cierta ocasión le dije: Te puedes dormir tranquila porque el legado que tienes y dejes está absorbido por tu hijo Francis que es, como tú, una excelente persona, un gran cocinero y a las pruebas me remito». En la memoria del cocinero riojano, siempre quedará una fecha, el 27 de enero, el día del cumpleaños de Marisa, esa mujer coqueta, a la que no le gustaba confesar su edad. Una promesa les ha quedado por cumplir: comerse unos huevos fritos con pimientos en aquella mesa camilla, «pero desde aquí te digo querida amiga que aquellos huevos fritos que tú hacías, te prometo que me los comeré con tu hijo Francis para recordar tu memoria».
El maestro heladero riojano, Fernando Sáenz, recordaba ayer a Marisa como «una de las pioneras, si no la pionera en La Rioja en apostar por la excelencia en la gastronomía a través del recetario autóctono y tradicional». Si hoy en día se habla mucho de aligerar la cocina, quitar las grasas y no concentrar tanto los sabores, «Marisa es algo que ya nos enseñó y nos transmitió hace 30 o 40 años». Con una visión adelantada a sus tiempos, uno de los grandes valores fue «haber sido esa persona tan abierta, que compartió tanto y que siempre tuvo las puertas de su casa abiertas en el más amplio sentido de la palabra», comenta.
Carlos Echapresto, premio nacional de Gastronomía 2016 al Mejor Sumiller de España, se refirió a Marisa como la persona que en su momento reinterpretó la cocina riojana, aligerando las salsas y refinando una cocina rústica y arcaica. ¿En lo personal? «Es la figura que simboliza y recoge a todas las madres cocineras y si Lorenzo Cañas es el padre de la cocina riojana, Marisa es la madre».
Gonzalo Sol, periodista y miembro de la Real Academia de Gastronomía, alababa ayer el «dominio de su cocina, su conocimiento de las despensas oportunas y su cultura del lugar, que iban a abrazadas por la simpatía de Marisa y de su marido Félix, naciendo así una admiración y una amistad que creció durante años».
La periodista, Pepa Fernández, se confesó «desolada» por la pérdida de la que llamaba su «madre riojana». Compungida contaba a este diario cómo a veces «se cruzan en tu vida personas luminosas y Marisa, con quien hablaba casi todas las semanas, era pura luz y todo cariño». «Echaré muchísimo de menos su 'Hola, pochola', pero su luz no se apagará nunca».
Para el crítico gastronómico, Rafael García Santos, Marisa fue la «gran señora» de la cocina tradicional riojana y una de las mejores de la gastronomía española. «Dedicó su vida a hacer felices a los demás a través de platos tan inolvidables como las croquetas, las patatas, los caparrones, los garbanzos con rape o las manitas». Ahora se va pero «nos lega una familia, con Francis Paniego al frente, que está engrandeciendo su aportación histórica».
El presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, trasladaba las condolencias a su familia y subrayaba que «hoy La Rioja llora la muerte de Marisa pero serán imborrables para todos nosotros su amabilidad, su entrega y su sonrisa permanentes». Diego Bengoa, alcalde de Ezcaray, lamentaba la pérdida porque «es una de las mujeres que más ha contribuido a que Ezcaray esté donde está gracias a su cocina».
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