«En 'Recaya' se unen poemas sobre mi regreso y las ganas de ser madre»

-¿Qué cuenta en 'Recaya', su sexto libro publicado?

-El título de 'Recaya' se refiere a una palabra que aprendí hace unos meses en La Rioja, que viene significar el atajo que existe en la naturaleza, creado por los animales o por el hombre, y tiene que ver con mi regreso a los vínculos familiares y también con la decisión de ser madre.

-Dos cambios de envergadura...

-Yo he nacido en Logroño y he vivido en La Rioja, pero durante muchos años he estado fuera de aquí: Valladolid, Bayreuth (Alemania), Madrid... Y regresar no fue fácil. Había perdido muchas de las amistades que tenía y me sentía un poco extranjera en mi propia tierra. Además, hace un año comencé a plantearme el deseo de tener un hijo, y todas estas sensaciones las he plasmado en papel. Los poemas de 'Recaya' los he escrito en los últimos dos años, cuando volví a Logroño.

-¿Cómo ha evolucionado su poesía desde su primer libro, 'La niña de las naranjas', a punto de cumplir una década?

-Es un poemario mucho más meditado. Antes escribía a base de arrebatos, de inspiración, era muy visceral, y ahora soy mucho más metódica y más exigente conmigo misma. Quería, además, que los poemas tuvieran cierta unidad, la recaya del regreso y las ganas de ser madre. Hasta ahora los temas de mis poemarios eran más dispersos y variados.

-El formato editorial enfrenta en páginas opuestas sus poemas frente a fotografías que usted misma ha realizado con su cámara instantánea.

-Sí, porque me di cuenta de que estaba abordando los mismos temas en mis poemas que en las fotografías, sobre todo con las imágenes de la naturaleza. Y es que en mi poesía, la naturaleza siempre ha jugado un papel muy importante. De pequeña viví mucho tiempo en Baños de Río Tobía y siempre he estado muy vinculada a los animales, a la tierra, al campo. Los insectos, por ejemplo, casi siempre aparecen por mi obra. En las fotografías quedan igualmente reflejados los caminos, las sierras, las texturas... y mantienen un diálogo con los versos. Lo que empezó de forma casual, poco a poco fue encajando y formando una unidad de letra e imagen. En realidad, estoy hablando de lo mismo.

-Además de escritora, lleva tiempo moviéndose en los ambientes culturales como editora, promotora literaria o en proyectos digitales como 'Adriana in places' ('Adriana en sitios'), junto al fotógrafo Carlos Traspaderne.

-Digamos que fue Carlos quien me metió el gusanillo de la fotografía, me enseñó a saber mirar a través del objetivo. Al final, te das cuenta de que, aunque yo no sea una experta con la cámara, la mirada que se imprime en papel fotográfico y mis poemas escritos negro sobre blanco van en paralelo. De ser modelo de Carlos en 'Adriana in places', ahora he pasado a plasmar mis propias fotografías. Todo es lenguaje y con cualquier lenguaje puede expresar tus emociones, tus pensamientos, tu forma de ver la vida o tu propia realidad.