Rebelde con causa

Sin embargo, los tiempos actuales se definen, en el terreno artístico del audiovisual, en acometer tratamientos diferentes y osados. Elaborando retratos libres que se desmarcan de la versión acuñada hasta ahora. Lo que cuenta y el estilo empleado por la cineasta nada se parece a lo que el cinéfilo recuerda de las alegres y ñoñas películas de Sissi dirigidas por Ernst Marischka.

Los tiempos cambian y los métodos creativos se dimensionan. Aquí, con deseo implícito de subvertir el cliché, se construye un retrato de la emperatriz diferente y moldeado con espinas. Conformando una visión del personaje agreste y dispuesto a ser disidente de la corte y encontrar consuelo lejos de palacio.

Para mostrar el carácter indisciplinado de Isabel, que nada se parece al forjado por Romy Schneider, es la actriz Vicky Krieps, muy guapa también, la que conduce a Isabel a redefinir el personaje, sin ceñirse al rigor de la verdad, y reflotar la figura desde un enfoque posmoderno atento a las nuevas tendencias actuales respecto al nivel conquistado por la mujer.

La acción se sitúa 20 años después del amor platónico e Isabel cansada del yugo del corsé (corsage) se rebela y emerge su espíritu transgresor. Para encapsular a Isabel a un aire yeyé (conoce a un pionero del cine), una música extemporánea y un talante insumiso aúpan a Sissi a regurgitar una apariencia que detesta y buscar salida a su opresión interior.