El Real se enfrenta al desafío «heroico» de poner en escena 'Siegfried'

El coliseo madrileño ofrecerá ocho funciones de 'Siegfried', tercera parte de la tetralogía 'El anillo del nibelungo'. Bajo la dirección musical de Pablo Heras-Casado y con la puesta en escena de Robert Carson y Patrick Kinmonth, el reparto está compuesto por Andreas Schager, Andreas Conrad, Tomasz Konieczny

Martin Winkler, Jongmin Park. Okka von der Damerau y Ricarda Merbeth. Es un obra que, según el tenor Andreas Schager, exige un esfuerzo titánico a quien lo canta, pues además de la larga duración del espectáculo, la voz tiene que sobreponerse al de una orquesta que roza el centenar de ejecutantes. «Está llena de trampas. Es como un gran eslalon. Hay que estar muy concentrado y ahorrar energía para en el momento preciso darlo todo», dijo el cantante.

Para el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, el personaje de Siegfried da vida a gestas audaces, pero también encarna simbólicamente las «utopías sociales de la época» que apostaban por un hombre nuevo, «libre de la moral y las convenciones sociales, indómito ante los pactos y las leyes caducas del pasado que rigen el mundo, capaz de enfrentarse a los dioses y de despreciar el poder y el oro». En ese sentido, el héroe wagneriano está dotado de tanto valor y nobleza que le impide ser consciente de que está en manos «de las fuerzas siniestras del mundo y de sus cloacas».

El Real está preparado para trabajar con tres tamaños de foso, que se adecúan al tamaño de la plantilla orquestal. Los títulos escenificados hasta ahora –'La traviata', 'Un ballo in maschera', 'Rusalka' y 'Don Giovanni'-, hacían posible que todos los músicos se agruparan en el foso más amplio, de hasta 160 metros cuadrados. Pero la magnitud de la orquesta de 'Sigfried' exigía más espacio, así que después de diseñar muchos planos y estudiar una solución durante más de dos meses, se optó por ocupar ocho palcos. En los de la izquierda se ubican dos percusionistas agudos y las seis arpas que demanda la composición de Wagner; y en los de la derecha se colocan las trompetas, los trombones y las tubas.

«Es heroico lo que estamos haciendo. No siento que estemos arriesgando; es más, hemos hecho hallazgos. La sensación que tenemos es de llevar a cabo algo que de partida es complejo y que abordamos con mucha intensidad, alegría y calma», aseguró Heras Casado.

En un momento en que todos los teatros del mundo están cerrados, Robert Carson confía en que el público se dé cuenta del empeño épico del Teatro Real. De la ópera se desprende un mensaje muy actual. Cuando el planeta está asolado por un virus producto de la devastación de la naturaleza, 'Siegfried' habla de la catástrofe. «Es una metáfora perfecta de lo que supone la destrucción. La ambición y el ejercicio ciego del poder son temas que tienen resonancias cada cierto tiempo. Ahora mismo estamos viendo en la vida real a un presidente saliente de EE UU que ha sido acusado de delitos muy graves», sentenció Carson.

Dado que la eficacia de las mascarillas higiénicas es de un máximo de cuatro horas, los espectadores habrán de renovar su protección o usar un tapabocas FFP2, que dura ocho. «Cada uno tendrá su propio sistema de autoprotección, pero el Teatro Real pone a disposición mascarillas para el público», recordó el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer.