Valle Mozas, con su libro en el parque del Ebro de Logroño. JUAN MARÍN
Valle Mozas | Poeta

«Quiero que lo que escriba llegue a la gente y sea sencillo, pero no simple»

Mozas, filóloga logroñesa de 24 años, ha conseguido situar su primer libro, 'El comienzo', entre los más vendidos: «La poesía está en auge»

Pío García

Logroño

Miércoles, 16 de agosto 2023, 08:03

Una beca para jóvenes creadores del Ayuntamiento de Logroño le dio el impulso definitivo a Valle Mozas (Logroño, 1999), que consiguió alumbrar su primer libro de poemas, 'El comienzo', con una editorial madrileña, Maresía. Lo publicó en abril e, inesperadamente, se coló entre los libros ... más vendidos, y no solo en su género. Su autora, filóloga inglesa, se vio de pronto firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid, en la de Zaragoza y en librerías de otras muchas ciudades españolas.

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– ¿Cómo de sorprendida está por la repercusión de su primer libro de poesía?

– Mucho. Al fin y al cabo es el primer trabajo que publico y no soy una persona conocida. Pero, sin querer ser pretenciosa, sí estaba muy contenta con el trabajo que había hecho. Ya había conectado con gente a través de instagram, donde subía cosas, y eso también me dio seguridad a la hora de pensar que esto podría funcionar. Y con funcionar me refiero simplemente a que el libro encontrara un hogar en varias personas.

– ¿Tiene su poesía un componente generacional muy marcado?

– La poesía está ahora en auge y eso siempre es bueno. La poesía ha encontrado un camino en las redes sociales, que es una forma muy rápida de consumo, aunque eso también las convierte en un espejo peligroso en el que reflejarse. Pero creo que el componente generacional radica en eso: en la facilidad de compartir.

– El editor, en su introducción, define su poesía como «sincera, directa y sencilla». ¿Se reconoce en esas palabras?

– Me reconozco y me alegro de que alguien más me haya reconocido en esos adjetivos. Esa es la poesía que a mí me gusta leer y la que me gusta pensar que puedo escribir. Para mí un poema bueno debe entenderse; no tiene mucho sentido crear algo muy enrevesado. Yo quiero que lo que escriba llegue a la gente y sea sencillo, pero no simple.

– A veces esa sencillez es lo más difícil de conseguir.

– Exacto. En la poesía se trata de volver visible algo invisible. Encontrar las palabras para hacerlo posible no es fácil.

– Sus versos son íntimos, pero en alguno se convierte en portavoz de una generación no siempre comprendida. Dice: «Volvemos sangrando/ con todos los cristales que recogimos/ cuando nos llamasteis/ generación de cristal». Se le nota indignada.

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– Me siento completamente indignada. Es fácil caer en estereotipos y la gente joven tiende a ser catalogada como una generación vaga o débil... Cada persona es distinta y no hay que incurrir en generalizaciones, pero defender causas en las que crees y querer romper ciertas cadenas generacionales no te convierte en alguien débil, sino en una persona comprometida con el cambio y ningún cambio nace de la comodidad. No soy débil; estoy incómoda.

– También dice: «Lo mejor de la vida/ espera paciente al otro lado del miedo». ¿Ha roto una barrera de miedo al publicar estos poemas?

– Totalmente. La barrera del miedo la rompí cuando decidí dedicarme a escribir. Cuando acabé la carrera y el máster, me plantee qué hacer. ¿Opositar? Para mí, solo el hecho de intentar ser escritora ya era una superar una barrera muy grande. Y otra barrera ha sido la de la vulnerabilidad. Este es un libro muy íntimo, y muchas personas que no conozco lo han leído.

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La poesía

«Se trata de volver visible algo invisible; encontrar las palabras para hacerlo posible no es fácil»

– ¿Qué le daba más miedo: verse sometida a juicio público, no vender, pasar desapercibida, ser malinterpretada...?

– No me daba tanto miedo el escrutinio público porque cualquier cosa que se hace con amor y con pasión, ya está bien. Me preocupaba más fracasar en mis propias expectativas. Leerlo y decir: pero qué he hecho.

– ¿Hay más inspiración o más trabajo lingüístico en sus poemas?

– Está todo relacionado. La inspiración no es algo que te levantes y te llegue. Puede que tengas buenas ideas, pero siempre están alimentadas por algo que se ha cultivado previamente. A mí me gusta encontrarla en lecturas de otros autores, en cosas cotidianas, en la introspección. Y el aspecto más técnico es puro trabajo: escribir mucho, leer mucho... Yo hago muchos borradores y trabajo los pequeños detalles que luego modulan el poema de una u otra forma. A veces se tiene la visión del poeta como alguien muy bohemio, que escribe cuando le llega la inspiración y, al menos en mi caso, es algo pasional, pero también muy técnico.

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– Habla de encontrar la inspiración en otros autores. ¿De cuáles reconoce influencias?

– La inspiración la encuentro sobre todo en la literatura y en la música. La música y la poesía están íntimamente ligadas. Cuando a los dieciséis años leí 'Los versos del capitán', de Neruda, fue como si me hiciera clic la cabeza. ¡Ese era el tipo de poesía que me gustaba leer! También la de Idea Vilariño, Alejandra Pizarnik, Gabriela Mistral, Cristina Peri Rossi, Luis García Montero... A mí me gusta definir mi poesía como una conversación íntima con un lenguaje compartido y cuando leo a estos autores siento lo mismo. Y en música mis referentes son más anglosajones: Fiona Apple, Bob Dylan, Leonard Cohen, Taylor Swift (ríe)...

– Después de un libro con éxito, muchos autores sienten pavor ante su siguiente obra.

– Me da algo de miedo porque lo de este libro ha sido algo único, pero no quiero tener la presión de superar nada. Esto no es una carrera contra mí misma.

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– En los poemas de 'El comienzo' se aprecia una evolución en cierto modo optimista, hacia una mayor esperanza. ¿Fue algo consciente?

– Este libro recoge un recorrido de más de tres años, desde los poemas del primer capítulo, que son los más antiguos. Para mí los libros de poesía deben tener una estructura. Esa estructura te hace seguir un camino, entender mejor lo que el escritor quiere decir. Hay libros de poesía que son una simple colección de poemas sueltos, y puede estar bien, pero yo quería contar una historia. Y no era la idea que al final fuera más esperanzador; simplemente contaba lo que me estaba pasando.

– Incluso en la forma se ve alguna evolución. Al final tiende a una depuración mayor. Hay poemas fulminantes, que son casi haikus.

– Los haikus me encantan y es normal que haya composiciones que los recuerden. Quizá los últimos versos sean más fulminantes porque tenía más claro no lo que quería decir, pero sí cómo quería decirlo.

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